Los años prósperos de Canarias fueron entre 1960 y 1975
Por Bruno
Perera.
Entre 1960 y
1975 Canarias vivió una de sus etapas más prósperas y equilibradas. Fue una
época en la que la economía isleña se sostenía sobre tres pilares sólidos: la
agricultura, la pesca y el turismo. El campo producía tomates, plátanos,
pepinos, batatas y papas que se exportaban a Europa y a la Península. La pesca,
sobre todo en los caladeros del Sáhara Occidental, generaba riqueza y empleo
para miles de familias canarias. Y el turismo, que entonces comenzaba su
despegue, traía divisas frescas y esperanza.
Eran años en
los que, aunque el nivel de vida era modesto, la sociedad canaria mantenía un
equilibrio entre trabajo, familia y entorno. Las ciudades crecían, pero sin
perder su identidad. El joven turismo europeo buscaba sol, playas limpias y
autenticidad, y eso era precisamente lo que Canarias ofrecía con generosidad.
Sin embargo,
todo empezó a cambiar en 1975 con la descolonización del Sáhara Occidental.
España abandonó el territorio y Canarias perdió gran parte de sus zonas
tradicionales de pesca. Con ello, una fuente esencial de ingresos desapareció.
Poco a poco, el turismo pasó a ser casi el único motor económico, mientras la
agricultura se debilitaba y la pesca se replegaba a las aguas locales.
Durante los
años 80 y 90, con la entrada de España en la Unión Europea, llegaron fondos de
desarrollo, carreteras nuevas, aeropuertos modernos y una explosión del turismo
de masas. Pero también surgieron las primeras señales del desequilibrio:
urbanización acelerada, pérdida de suelo agrícola y dependencia absoluta del
sector turístico.
En paralelo,
comenzó un fenómeno que marcaría el rumbo del siglo XXI: la inmigración masiva.
Primero fue moderada y muchas veces necesaria para cubrir mano de obra en la
construcción y la hostelería. Pero pronto se desbordó. A partir de los 2000,
Canarias se convirtió en una de las principales puertas de entrada a Europa por
vía marítima y aérea. A esto se sumó una inmigración legal y otra ilegal
constante que fue saturando los servicios públicos: educación, sanidad,
vivienda, policía y asistencia social.
El problema no
es la inmigración en sí, sino la falta de planificación política que ha
convertido la acogida en caos y la solidaridad en saturación.
Mientras
tanto, el alquiler vacacional —nacido al calor de internet— transformó los
barrios residenciales en zonas turísticas, disparando el precio de la vivienda.
Los canarios comenzaron a verse desplazados, no ya por el turismo, sino por un
modelo económico que favorece al visitante antes que al residente.
Hoy Canarias
es un territorio cada vez más apretado y tensionado, donde la densidad
poblacional crece sin parar y las oportunidades para la población nativa se
reducen. Lo que fue un paraíso equilibrado entre el trabajo, la naturaleza y la
convivencia, parece encaminarse hacia un modelo de saturación permanente.
Si los años 60
y 70 fueron la edad dorada del equilibrio canario, las décadas siguientes han
sido la crónica de una pérdida progresiva de control sobre el territorio y el
bienestar. El desafío no es solo salvar el turismo, sino salvar a Canarias
del turismo: recuperar la tierra, la pesca y la dignidad que hicieron de
estas islas un hogar, no un escaparate.
Datos y contexto
1. Entre 1960 y 1975, el PIB per cápita de Canarias
creció a una media del 5,2 % anual, según datos del INE y del Banco de
España.
2.
En 1975, la flota pesquera canaria contaba con
más de 20.000 empleos directos en los caladeros saharianos. Tras la
pérdida del territorio, se redujo a menos de un tercio en una década.
3. La población canaria pasó de 1,1 millones en
1970 a 2,2 millones en 2023, un crecimiento del 100 % en medio
siglo, gran parte debido a la inmigración.
4.
En 2024, las islas recibieron más de 170.000
inmigrantes irregulares por vía marítima, y decenas de miles más por vía
aérea, según el Ministerio del Interior. La tendencia sigue al alza.
5. El precio medio del alquiler en Canarias se ha triplicado
desde 2010, impulsado por el auge del alquiler vacacional y la presión
demográfica (Fuente: Idealista y Gobierno de Canarias).
6. Canarias registra una densidad de población
superior a 300 hab/km², una de las más altas de Europa si se descuenta la
superficie no habitable.

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