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martes, 14 de octubre de 2025

El origen de las palabras hebreo, israelita y judío

 


El origen de las palabras hebreo, israelita y judío

Por Bruno Perera.

1. El término “hebreo” proviene del nombre Éber (o Heber), un antepasado del patriarca Abraham, mencionado en el Génesis (10:21). Por ello, a Abraham y a sus descendientes se les conoció como ivrim (עִבְרִים), que en hebreo significa “los que vienen del otro lado” o “los del otro lado del río”, probablemente en referencia al Éufrates. Con el tiempo, el término hebreo se asoció con los primeros patriarcas y sus clanes nómadas antes de establecerse en Canaán.

2. La era de Abraham —considerado el padre del pueblo hebreo— comenzó aproximadamente hacia el año 2000 antes de Cristo (a.C.), cuando, según la tradición bíblica, salió de Ur de los Caldeos, en Mesopotamia, para dirigirse a la tierra de Canaán. Sus descendientes continuarían su linaje hasta formar el pueblo de Israel.

3. La palabra “israelita” tiene su origen en el nombre Israel, dado por Dios al patriarca Jacob, nieto de Abraham, después de luchar con un ángel (Génesis 32:28). Los israelitas fueron, por tanto, los descendientes directos de Jacob, organizados más tarde en las doce tribus.

4. La era de Moisés se sitúa hacia el año 1526 a.C., fecha aproximada de su nacimiento en Egipto, y se extiende hasta su muerte en el año 1406 a.C.. Según la tradición bíblica, Moisés fue el gran legislador que condujo al pueblo hebreo fuera de Egipto durante el Éxodo, acontecimiento que comenzó hacia el año 1445 a.C.. Durante cuarenta años guio al pueblo por el desierto del Sinaí, donde recibió la Ley de Iahú=Jehóvas en el monte homónimo, estableciendo los fundamentos religiosos y morales del pueblo de Israel.

5. Moisés murió en el monte Nebo, frente al valle del Jordán y la tierra prometida, sin llegar a entrar en Canaán. Su muerte ocurrió, según la Biblia (Deuteronomio 34:1–5), en el año 1406 a.C., a los 120 años de edad. Su tumba nunca fue encontrada.

6. Tras la muerte de Moisés, Josué tomó el liderazgo del pueblo y condujo la conquista y colonización de Canaán, la cual se inició, de acuerdo con la cronología bíblica tradicional, en el año 1406 a.C., inmediatamente después de la muerte de Moisés, y no en el 1200 a.C. como indican algunas corrientes críticas modernas.

7. Los levitas, descendientes de Leví —uno de los hijos de Jacob y antepasado de Moisés y Aarón—, no recibieron un territorio propio como las demás tribus, sino que fueron distribuidos entre las tribus israelitas para servir como sacerdotes y maestros de la ley. Por tanto, la colonización levítica de Canaán comenzó también hacia el 1406 a.C., coincidiendo con el asentamiento de las demás tribus bajo la dirección de Josué.

8. Con el paso de los siglos, el pueblo israelita se consolidó bajo los reyes Saúl, David y Salomón. Pero tras la muerte de este último, el reino se dividió en dos: Israel (al norte) y Judá (al sur). De este último surgió el término “judío”, que originalmente designaba a los habitantes de Judá, especialmente de la tribu homónima, y más tarde se extendió a todos los que mantenían la fe en el Dios de Israel.

9. En resumen, los términos hebreo, israelita y judío representan tres etapas históricas de un mismo pueblo descendiente de Abraham:

Hebreo” identifica a los antiguos patriarcas nómadas desde la era de Abraham (2000 a.C.).

Israelita” se refiere al pueblo formado bajo Moisés (1526–1406 a.C.) y organizado en tribus tras el Éxodo (1445 a.C.).

Judío” designa a los descendientes del Reino de Judá, que conservaron su identidad espiritual incluso después del exilio babilónico (586 a.C.).

Fuentes y referencias

Libro del Génesis, capítulos 10, 11, 12, 32.

Libro del Éxodo, capítulos 1–20.

Libro de Josué, capítulos 1–24.

Libro del Deuteronomio, capítulo 34.

Flavio Josefo, Antigüedades de los judíos.

The Chronological Study Bible, Thomas Nelson, 2008.

Encyclopaedia Britannica (edición 2024): entradas sobre “Abraham”, “Moses”, “Israelite”, “Canaan”.

Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman, La Biblia desenterrada (2001).

Nota final: Transformaciones y usos contemporáneos.

A lo largo de los siglos, los términos “hebreo”, “israelita” y “judío” han adquirido significados diversos según el contexto histórico, religioso, político e identitario. Esta sección ofrece una panorámica de esas transformaciones desde la diáspora hasta el presente.

Diáspora y Edad Media. Tras la destrucción del Segundo Templo en el año 70 d.C., el término “judío” se consolidó como el más común para referirse a los descendientes del pueblo de Israel, especialmente en contextos religiosos y comunitarios.

“Hebreo” pasó a usarse principalmente como referencia lingüística (lengua hebrea) o en textos litúrgicos.

“Israelita” se mantuvo como término bíblico, pero también fue adoptado por algunas comunidades cristianas para referirse a sí mismas como “nuevo Israel”.

Modernidad y secularización. En el siglo XIX, con el surgimiento del nacionalismo y el antisemitismo moderno, “judío” adquirió connotaciones étnicas y políticas, a menudo impuestas desde fuera.

El movimiento sionista recuperó el término “israelita” como base para la creación del Estado de Israel, aunque el gentilicio moderno es “israelí”.

“Hebreo” fue revitalizado como lengua nacional, y su uso se expandió en el ámbito académico, cultural y político.

Usos actuales en distintos contextos. 

Religioso: “Judío” se usa para designar a quienes practican el judaísmo, mientras que “israelita” aparece en contextos litúrgicos o denominaciones específicas (como “comunidad israelita”).

Político: “Judío” puede referirse a una identidad nacional o étnica, mientras que “israelí” designa la ciudadanía del Estado de Israel, independientemente de la religión.

Identitario: En diásporas modernas, algunos prefieren “hebreo” o “israelita” para evitar connotaciones políticas o religiosas, mientras que otros reivindican “judío” como identidad integral.

Sobre ambigüedad y sensibilidad. El uso de estos términos puede variar según el país, la tradición religiosa, el idioma y el contexto histórico.

En debates contemporáneos, es importante distinguir entre “judío” como religión, etnia o nacionalidad, y entre “israelí” como ciudadanía política.

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Crítica sobre fuentes y cronologías

Aunque este artículo se apoya en fuentes bíblicas y cronologías tradicionales para trazar el origen de los términos “hebreo”, “israelita” y “judío”, conviene señalar que parte de la historiografía contemporánea —incluyendo corrientes arqueológicas críticas— cuestiona la literalidad de ciertos relatos fundacionales. Investigaciones como las de Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman (La Biblia desenterrada) sugieren que episodios como el Éxodo o la conquista de Canaán podrían responder más a construcciones identitarias posteriores que a hechos verificables en los registros arqueológicos. Esta tensión entre relato y evidencia no invalida el valor cultural y simbólico del texto bíblico, pero invita a una lectura que distinga entre historia documentada y memoria fundacional.

 Vean interesante vídeo que explica el porqué se formo Israel: 

 https://www.youtube.com/watch?v=I-cGkqhhK7M

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