Canto de despedida a mi amigo el lanzaroteño cantautor Antonio Corujo
Antonio Corujo suena, en la brisa del jable y el mar, su timple y su guitarra nunca
se apagan, su voz vuelve a resonar.
Noventa y dos primaveras llevaron su canto fiel, con lapas como castañuelas
hizo danzar el ayer.
De Víctor “El Salinero” guardó siempre la canción, y en cada acorde sincero
puso vida y corazón.
Antonio Corujo suena, en la brisa del jable y el mar, su timple nunca se apaga,
su voz vuelve a resonar.
En romerías y fiestas su timple, guitarra y su voz acompañó, las raíces de esta
tierra
que con su arte iluminó.
Ya descansa el cantador, pero en Canarias quedó, la memoria del folclore
que en sus manos floreció.
Antonio Corujo en su ida suena como eco en los barrancos y en los volcanes de
Lanzarote desde donde las estrellas escuchan
su canto.
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