Los sueldos de
1995 en Lanzarote daban para mucho más que los actuales
Por Bruno Perera.
Existe una sensación generalizada entre los
trabajadores de Lanzarote —y especialmente en el sector de la hostelería— de
que, aunque hoy se cobra más dinero que en los años noventa y cinco, se vive
peor. Esta percepción no es una simple nostalgia del pasado, sino una realidad
que se explica claramente al analizar el poder adquisitivo real de los
salarios.
En el año 1995, un camarero en Lanzarote ganaba
aproximadamente 150.000 pesetas mensuales, lo que equivale a unos 900
euros actuales, incluyendo la parte proporcional de las pagas de verano y
Navidad.
Los gastos básicos de aquella época eran muy
inferiores a los actuales:
- Alquiler
de un apartamento para una persona: unas 30.000
pesetas (aprox. 200 euros).
- Cesta de
la compra mensual: otras 30.000 pesetas (aprox. 200
euros).
Pero lo más importante no es solo lo que sobraba,
sino lo que ese dinero permitía comprar. En 1995, los precios eran
significativamente más bajos: ropa, transporte, restauración, servicios y
suministros costaban en torno a un 40–50 % menos que hoy. En la
práctica, esos 500 euros finales tenían un valor real muy alto.
La situación
actual
En la actualidad, un camarero en Lanzarote gana
aproximadamente 1.700 euros mensuales, incluyendo las dos pagas
extraordinarias prorrateadas. A primera vista, parece una mejora clara respecto
a 1995. Sin embargo, los gastos se han disparado:
- Alquiler
de un apartamento para una persona:
alrededor de 800 euros mensuales.
- Cesta de
la compra mensual: aproximadamente 300 euros.
El gasto básico total asciende así a 1.100
euros mensuales, dejando un margen de 600 euros para el resto de
necesidades.
Aunque hoy sobran 100 euros más que en 1995, la
clave está en que el dinero vale mucho menos. La inflación acumulada, el
encarecimiento de la vivienda, la energía, los seguros, los servicios y el ocio
han reducido drásticamente el poder adquisitivo. Con esos 600 euros actuales,
un camarero puede comprar aproximadamente un 40 % de lo que podía comprar un
camarero en 1995 con su dinero sobrante.
Conclusión
La subida de los salarios no ha ido ni de lejos
al mismo ritmo que el aumento del coste de la vida, especialmente en
territorios turísticos como Lanzarote, donde la presión del alquiler vacacional,
la demanda de viviendas por la inmigración y la especulación inmobiliaria han
expulsado a muchos trabajadores del mercado de la vivienda. (Y los jóvenes no
pueden emanciparse de sus familias porque los alquileres están por la nubes). Y
para algunos pensionistas los alquileres están en el infierno.
En 1995, con un sueldo de camarero se podía vivir
con dignidad, ahorrar e incluso plantearse un proyecto de vida. En el presente,
llegar a fin de mes se ha convertido en un reto, y ahorrar es, para muchos, una
quimera.
Este análisis demuestra que el verdadero problema
no es cuánto se cobra, sino cuánto permite vivir lo que se cobra.

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