Abandono de
niños y niñas menores africanos en aeropuertos canarios
Por Bruno
Perera.
El pasado 19 de diciembre de 2025, la Policía
Nacional detuvo en Gran Canaria a un hombre por abandonar a su propio
hijo menor de edad en territorio español, tras llegar juntos en avión desde
Marruecos, y tratar de regresar solo a su país de origen. El niño, que
apareció solo y desesperado ante la sede de Cruz Roja en Telde, declaró que su
padre lo había abandonado en España y se había llevado sus documentos, lo que
lo situó en una situación de desamparo e indocumentación.
El menor fue inmediatamente protegido por las
autoridades —trasladado a un centro de acogida por orden de la Fiscalía de
Menores— y su padre fue arrestado cuando intentaba volar a Marrakech sin el
niño. El juez decretó prisión provisional para el progenitor, recordando que abandonar
a un menor es un delito grave con consecuencias penales.
¿Qué está
pasando de verdad?
Este caso puntual pone el foco en un problema
mayor, estructural y profundamente injusto:
- En los últimos años han aumentado significativamente las llegadas de menores
extranjeros no acompañados en pateras, cayucos y zodiacs a España,
especialmente desde zonas magrebíes y subsaharianas. Datos oficiales
reflejan que los jóvenes procedentes de estas zonas representan una
proporción muy alta de las llegadas de “MENAs” (menores extranjeros no
acompañados).
- La figura jurídica de MENA ofrece al menor protección y
tutela estatal en centros especializados hasta que cumple 18 años, lo
que implica un costo importante para las administraciones públicas.
El gasto medio por menor tutelado puede rondar, en algunas autonomías,
cifras cercanas a 150 € diarios, unos 4.500 euros mensuales, incluyendo
educación, comida, alojamiento, ropa, calzado y atención social
especializada.
- -Dinero que se reparten entre las
oenegés que viven del cuento de los MENAs-.
- Una vez alcanzada la mayoría de edad, muchos de estos jóvenes pueden
acceder a mecanismos de reagrupación familiar o regularización
migratoria, lo que permite que los MENAs puedan reclamar a sus familiares
y estos consigan la residencia en España. Esto ha generado un debate
intenso y polémico: ¿cómo conciliar los derechos de menores con las
posibles estrategias familiares de sacar ventaja del sistema?
Un fenómeno
que no es solo un único caso
Aunque el caso reciente en Canarias es
particularmente chocante por lo explícito —el padre o madre que literalmente abandona
al niño y se va—, existen informes y sentencias anteriores que apuntan a muchos otros padres y a redes de
facilitación de menores que organizan y monetizan la llegada de estos
jóvenes a España. Un ejemplo documentado es una red que mafiosa fue condenada
por traer menores desde Marruecos y cobrar miles de euros por hacerlo,
entregándolos a centros donde permanecerían hasta la mayoría de edad. (Telecinco)
Es decir: la vulnerabilidad de la infancia y
el derecho de los menores a protección internacional están siendo
instrumentalizados, en algunos casos, como un camino hacia una residencia
más estable en Europa. Esto no es solo motivo de denuncia moral, sino también
de urgente debate político y jurídico.
Derechos
humanos vs. abuso del sistema
España y la Unión Europea tienen compromisos
claros con los derechos de la infancia y con la protección de menores que
llegan sin referente adulto. La realidad de los “MENAs” no es homogénea: la mayoría
son jóvenes que sus padres por ser pobres envían a Canarias o a la Península
con el propósito de que España los tutele gratis, por varios años.
Pero mezclar tragedia humana con comportamientos fraudulentos o
deliberadamente ventajistas distorsiona el problema y pone en tensión la
solidaridad y la responsabilidad del Estado.
¿Qué deberían
hacer España y la UE?
1. Reforzar los mecanismos de control y verificación para garantizar que los menores no acompañados lo sean realmente, antes de
acceder a la tutela estatal.
2. Coordinar con Marruecos y países de origen protocolos de retorno seguro para casos en que se demuestre abandono voluntario o fraude familiar.
3. Combatir las redes que trafican o instrumentalizan a menores, aplicando penas más duras y cooperación transnacional.
4. Apoyar programas de desarrollo local en origen para que las familias no recurran a prácticas desesperadas o ilícitas.
Conclusión
El caso de Canarias es más que un suceso aislado:
es un síntoma de fallas estructurales en cómo se gestionan las
fronteras, la migración y la protección de la infancia en Europa. Defender los
derechos de los más vulnerables no puede convertirse en un incentivo perverso
para el abuso. España y la UE deben actuar con firmeza, humanidad y sentido
común para cerrar los vacíos que permiten que niños/as sean dejados atrás como
si fueran piezas intercambiables de un sistema que debería protegerlos, no
explotarlos.
Nota: La mejor opción y remedio a esta
tragedia y sangría económica, es cerrar todos los centros de tutela de MENAs y
de adultos habidos en España. Y que cada nación africana aguante su vela con su
propio palo. No somos ni debemos ser la Madre Teresa del mundo porque ya damos
más de lo que podemos.
Final: Como tantos otros artículos que he escrito denunciando los abusos relacionados con la inmigración ilegal, este también fue enviado a la señora Ursula Von der Leyen presidenta de la Comisión Europea con la intención de que sepa lo que está ocurriendo en Canarias y en muchos lugares de España peninsular con la inmigración ilegal.

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