El apocalipsis automatizado vendrá cuando los robots nos dejen sin labor
Por Bruno Perera.
No hace falta mirar demasiado lejos. Basta con
seguir la línea recta del progreso técnico para imaginar un escenario donde
todo —absolutamente todo— lo que usamos, comemos, aprendemos y hasta creemos…
ha sido fabricado, distribuido y enseñado por máquinas. Un mundo sin obreros,
sin maestros, sin médicos, sin soldados. Un mundo sin humanos en funciones
humanas.
¿Cómodo? Tal vez.
¿Aterrador? Sin duda.
La paradoja de
producir sin compradores
Pongamos que cada bien —desde el pan hasta el
satélite— lo fabrican robots. ¿Quién los compra si nadie trabaja para ganar
dinero?
1. Sin asalariados, no hay consumo.
2. Sin consumo, no hay economía.
3. Sin economía, no hay sociedad.
La automatización total no es progreso. Es un
suicidio económico con sonrisa de eficiencia. Es como levantar una fábrica
perfecta en medio del desierto: produce maravillas, sí, pero no hay nadie para
usarlas.
Robots que
reparten… pero no reparten riqueza
Si además los robots se encargan de transportar y
distribuir lo que producen, el desempleo se multiplica.
4. Camioneros, estibadores, repartidores: todos fuera del tablero.
5. El dinero deja de circular entre manos humanas.
6. La riqueza se concentra en los dueños de los algoritmos.
¿Y el resto? A mirar cómo los drones hacen su
trabajo… sin dejar propina.
Robots que se
fabrican a sí mismos: el bucle cerrado
Aquí la cosa se pone filosófica.
7. Si los robots se construyen, reparan y mejoran entre ellos, ¿para qué
necesitamos ingenieros?
8. ¿Quién controla a quién si el creador ya no es humano?
9. ¿Qué pasa cuando el sistema se vuelve autónomo y autorreferencial?
Es el sueño húmedo del transhumanismo… y la
pesadilla de cualquier economista con dos dedos de frente.
Robots en la
medicina, la educación, la política… ¿y nosotros qué?
Si los robots enseñan, curan, legislan y
guerrean, ¿qué queda para nosotros?
10.¿Seremos simples espectadores de un mundo que ya no nos necesita?
11.¿Nos convertiremos en mascotas de lujo, mantenidos por sistemas que nos
toleran por nostalgia?
12.¿O acabaremos comprando robots a robots, para que trabajen para nosotros…
mientras nosotros no tenemos trabajo?
Robots que
imprimen dinero… ¿para quién?
Y si pensabas que el colmo era que fabricaran
cosas, espera a que también impriman el dinero.
13.Las máquinas controlan las casas de moneda, deciden cuánto imprimir, cuándo
y para quién.
14.Los bancos están administrados por algoritmos, que otorgan créditos solo a
quienes tienen robots trabajando para ellos.
15.El sistema financiero se convierte en un juego cerrado, donde los humanos
ya no son jugadores, sino espectadores sin ficha.
¿Y si un robot decide que tu existencia no es
rentable? ¿Te bloquea la cuenta? ¿Te embarga la casa? ¿Te reprograma?
¿Solución o
distopía?
La automatización no es el enemigo. El problema
es su implementación sin ética, sin límites y sin redistribución.
16.Necesitamos modelos híbridos, donde la tecnología libere al humano sin
reemplazarlo.
17.Necesitamos nuevas formas de ingreso, como la renta básica universal, si el
trabajo desaparece.
18.Y sobre todo, necesitamos filósofos, artistas, satíricos que nos recuerden
que el progreso sin alma es solo una máquina bien aceitada… que no sabe por qué
existe. Jugar con robots sin control es crear un mundo donde el Dios religioso deja de existir.
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