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martes, 16 de septiembre de 2025

El apocalipsis automatizado vendrá cuando los robots nos dejen sin labor

 


El apocalipsis automatizado vendrá cuando los robots nos dejen sin labor

Por Bruno Perera.

No hace falta mirar demasiado lejos. Basta con seguir la línea recta del progreso técnico para imaginar un escenario donde todo —absolutamente todo— lo que usamos, comemos, aprendemos y hasta creemos… ha sido fabricado, distribuido y enseñado por máquinas. Un mundo sin obreros, sin maestros, sin médicos, sin soldados. Un mundo sin humanos en funciones humanas.
¿Cómodo? Tal vez.
¿Aterrador? Sin duda.

La paradoja de producir sin compradores

Pongamos que cada bien —desde el pan hasta el satélite— lo fabrican robots. ¿Quién los compra si nadie trabaja para ganar dinero?

1.    Sin asalariados, no hay consumo.

2.    Sin consumo, no hay economía.

3.    Sin economía, no hay sociedad.

La automatización total no es progreso. Es un suicidio económico con sonrisa de eficiencia. Es como levantar una fábrica perfecta en medio del desierto: produce maravillas, sí, pero no hay nadie para usarlas.

Robots que reparten… pero no reparten riqueza

Si además los robots se encargan de transportar y distribuir lo que producen, el desempleo se multiplica.

4.    Camioneros, estibadores, repartidores: todos fuera del tablero.

5.    El dinero deja de circular entre manos humanas.

6.    La riqueza se concentra en los dueños de los algoritmos.

¿Y el resto? A mirar cómo los drones hacen su trabajo… sin dejar propina.

Robots que se fabrican a sí mismos: el bucle cerrado

Aquí la cosa se pone filosófica.

7.    Si los robots se construyen, reparan y mejoran entre ellos, ¿para qué necesitamos ingenieros?

8.    ¿Quién controla a quién si el creador ya no es humano?

9.    ¿Qué pasa cuando el sistema se vuelve autónomo y autorreferencial?

Es el sueño húmedo del transhumanismo… y la pesadilla de cualquier economista con dos dedos de frente.

Robots en la medicina, la educación, la política… ¿y nosotros qué?

Si los robots enseñan, curan, legislan y guerrean, ¿qué queda para nosotros?

10.¿Seremos simples espectadores de un mundo que ya no nos necesita?

11.¿Nos convertiremos en mascotas de lujo, mantenidos por sistemas que nos toleran por nostalgia?

12.¿O acabaremos comprando robots a robots, para que trabajen para nosotros… mientras nosotros no tenemos trabajo?

Robots que imprimen dinero… ¿para quién?

Y si pensabas que el colmo era que fabricaran cosas, espera a que también impriman el dinero.

13.Las máquinas controlan las casas de moneda, deciden cuánto imprimir, cuándo y para quién.

14.Los bancos están administrados por algoritmos, que otorgan créditos solo a quienes tienen robots trabajando para ellos.

15.El sistema financiero se convierte en un juego cerrado, donde los humanos ya no son jugadores, sino espectadores sin ficha.

¿Y si un robot decide que tu existencia no es rentable? ¿Te bloquea la cuenta? ¿Te embarga la casa? ¿Te reprograma?

¿Solución o distopía?

La automatización no es el enemigo. El problema es su implementación sin ética, sin límites y sin redistribución.

16.Necesitamos modelos híbridos, donde la tecnología libere al humano sin reemplazarlo.

17.Necesitamos nuevas formas de ingreso, como la renta básica universal, si el trabajo desaparece.

18.Y sobre todo, necesitamos filósofos, artistas, satíricos que nos recuerden que el progreso sin alma es solo una máquina bien aceitada… que no sabe por qué existe. Jugar con robots sin control es crear un mundo donde el Dios religioso deja de existir.

 

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