Me ha dado por pensar que quizás nuestra misión en la Tierra
sea contar bichos y morir con estilo
Por Bruno Perera.
Imaginen. En un rincón del inmenso universo, donde las
estrellas parpadean como luces de una fiesta cósmica, surge una gran pregunta
existencial que ha atormentado a la humanidad desde tiempos inmemoriales: ¿Por
qué estamos aquí? Algunos dirán que es para amar, otros para crear, pero yo,
Bruno Perera, he llegado a una conclusión revolucionaria, ¡ de que estamos aquí
para contar bichos!
Sí, amigos, el Cosmo-Poder nos creó desde la NADA, y no solo
eso, sino que nos dio la misión de ser los contadores oficiales de todos los
insectos, arácnidos y criaturas extrañas que pueblan nuestro querido planeta
Tierra. ¿Quién necesita un propósito elevado cuando puedes dedicar tu vida a
contabilizar a esos pequeños seres que se cuelan en tu casa y te miran con esa
mirada de “¿me vas a aplastar o me vas a dejar vivir?”.
Imaginemos por un momento que el Big Bang fue, en realidad,
una explosión de risas cósmicas. La partícula de Higgs, en lugar de ser un
componente fundamental de la materia, era simplemente un bicho muy travieso que
decidió jugar al escondite. Y así, de la NADA, surgimos nosotros, los
contadores de bichos, armados con nuestras libretas y lápices, listos para
anotar cada zancada de una hormiga y cada vuelo de una mosca.
Pero, ¿qué pasa después de que hayamos contado todos los
bichos? Bueno, aquí es donde la cosa se pone interesante. Según mi teoría,
después de cumplir con nuestra misión, nos espera un destino glorioso: morir
bajo el suelo, donde seremos devorados por los mismos bichos que contamos. ¡Qué
ironía! Pasamos nuestra vida contando a esos pequeños seres y, al final, nos
convertimos en su almuerzo. ¡Eso sí que es un ciclo de vida digno de un
documental de la naturaleza!
Y no se engañen, amigos, no se trata solo de contar bichos.
También hay que hacerlo con estilo. Imaginen a un grupo de contadores de
bichos, todos vestidos con trajes de gala, con una libreta en una mano y un
lápiz en la otra, haciendo una pasarela en el jardín mientras anotan la
cantidad de mariposas que pasan volando. “¡Oh, mira! ¡Una mariposa monarca!
“¡Anotemos eso en la lista de los bichos VIP!”
Así que, la próxima vez que vean una araña en su casa, en
lugar de gritar y correr, piensen en su misión cósmica. Recuerden que, en algún
lugar del universo, el Cosmo-Poder está observando y esperando que hagan su
trabajo. Después de todo, si no contamos a esos bichos, ¿quién lo hará? Y si
nos devoran al final, al menos habremos cumplido con nuestra misión de vida:
ser los mejores contadores de bichos del universo.
Por lo tanto, amigos, ¡a contar bichos se ha dicho! Y si la
vida les da limones, hagan limonada… o mejor aún, cuenten los bichos que se los
roban. ¡Que el Cosmo-Poder los acompañe en esta hilarante aventura!
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