La NADA cósmica, el Big Bang y reflexiones sobre el universo
Por Bruno Perera
La pregunta sobre el origen del universo ha fascinado a la
humanidad desde tiempos inmemoriales. ¿Qué hubiese ocurrido si desde la NADA
cósmica no se hubiese creado el Big Bang, y si la partícula de Higgs no hubiera
desempeñado su papel fundamental en este proceso? Este ejercicio de imaginación
nos lleva a contemplar un escenario en el que el universo tal como lo conocemos
no existiría.
Si retrocedemos a ese momento primordial donde la NADA
cósmica representaba un estado donde solo la Energía Pura tenía cabida, y que era
una forma de existencia que no se puede llamar ni calcular con métodos humanos,
entonces en ese absoluto y completo de la NADA, no había espacio para la
existencia de creencias y cálculos humanos, ni para el tiempo, ni para la vida.
Sin el Big Bang, que se considera el evento que dio origen a
nuestro universo hace aproximadamente 13.8 mil millones de años, no habría un
marco en el que se desarrollara la realidad que conocemos.
La partícula de Higgs, por su parte, fue crucial para otorgar
masa a las partículas elementales, permitiendo así la formación de átomos y,
eventualmente, de estructuras más complejas como estrellas, planetas, agujeros negros,
materia oscura y clara, etc., y, por supuesto, la vida.
En este hipotético universo sin el Big Bang, el Cosmo-Poder,
esa fuerza o esencia que podría ser considerada como la fuente de inicio de
toda existencia universal, permanecería en un estado de latencia. Sería una
presencia cósmica, pero sin la capacidad de manifestarse o ser testificada.
La ausencia de materia y de seres conscientes significaría
que no habría nadie para contemplar la inmensidad y los misterios del cosmos,
para preguntarse sobre su origen o para maravillarse ante su complejidad.
Es en este contexto que surge la idea de que la NADA, en su
infinita sabiduría, dio paso a la creación. La existencia de materia, de
humanos, de animales y de todo lo que conforma el universo, no es solo un
accidente cósmico, sino una oportunidad, que, aunque incomprensible nos parezca,
fue la causa que dio lugar a que el universo se reconozca a sí mismo.
La creación del Big Bang y la posterior evolución del cosmos ha
permitido que haya surgido un testimonio inteligente entre humanos de la
existencia de un TODO cósmico, un principio que, aunque aún no comprendemos del
todo, es fundamental para seguir entendiendo nuestra propia existencia.
Así, la humanidad se encuentra inmersa en lo que podría
describirse como un Gran Sueño, un viaje a través de la realidad o irrealidad que es, en sí
mismo, un sueño dentro de otro sueño. Este concepto de realidad o irrealidad nos invita a
reflexionar sobre la naturaleza de nuestra existencia y el papel que
desempeñamos en el gran escenario del universo.
Cada ser consciente, cada forma de vida, se convierte en un
testigo del misterio que nos rodea, un eco de la creación que nos conecta con
ese principio primordial que, aunque inasible, sigue siendo el fundamento de
todo lo que somos.
En resumen, la posibilidad de un universo sin el Big Bang y
sin la partícula de Higgs nos lleva a una profunda reflexión sobre la
naturaleza de la existencia.
Final. La Creación no solo nos ha dado materia y vida
espiritual cósmica, sino también la capacidad de cuestionar, de soñar y de
buscar respuestas en un cosmos que, a pesar de su inmensidad, nos invita a ser
parte de su historia, de su existencia incomprensible y de su Sueño eterno. Y
todo sin que podamos cambiarlo está regido por el Cosmo-Poder, que, no comulga
con una u otra religión, sino con su propio origen.
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