Cola para ver pisos en Madrid.
La desconfianza en la política canaria
es un lamento colectivo
Por Bruno Perera
En la actualidad, ser político en Canarias no es visto como una profesión honrada. La percepción generalizada entre la población es que los políticos son personas que no tienen palabra, manipuladores que prometen mucho, pero entregan poco. Esta desconfianza ha crecido con el tiempo, alimentada por promesas incumplidas y una falta de acción efectiva en cuestiones que afectan directamente a la vida de los ciudadanos.
Desde hace aproximadamente 30 años, los políticos canarios, independientemente del partido al que pertenezcan, han estado ofreciendo la construcción de viviendas sociales. Sin embargo, la realidad es que solo se han construido unos pocos miles de estas viviendas, mientras que la necesidad de la población asciende a cientos de miles. Esta discrepancia entre la promesa y la realidad ha generado un profundo descontento entre los ciudadanos, que ven cómo sus necesidades básicas son ignoradas.
La proliferación de la vivienda vacacional ha sido otro de los grandes fracasos de la política en Canarias. Durante más de 40 años, las zonas turísticas han visto un aumento desmedido de este tipo de alojamientos, y en la última década, esta tendencia se ha extendido a ciudades y barrios. Mientras tanto, la oferta de vivienda asequible para los residentes se ha reducido drásticamente, exacerbando la crisis habitacional en el archipiélago.
Los políticos han hablado de un control turístico, pero en la práctica, estas declaraciones se han quedado en meras palabras vacías. La falta de regulación efectiva ha permitido que el turismo masivo continúe afectando la calidad de vida de los canarios, quienes ven cómo sus barrios se transforman en zonas de paso para turistas, dejando de lado las necesidades de la comunidad local.
Además, la inmigración ilegal se ha convertido en uno de los mayores problemas sociales que enfrenta Canarias en la actualidad. La falta de una respuesta adecuada por parte de las autoridades ha llevado a una situación insostenible, donde la llegada constante de inmigrantes se suma a los desafíos ya existentes en el ámbito social y económico.
Por si fuera poco, la situación se agrava con la proliferación de okupas que invaden propiedades ajenas sin que se tomen medidas efectivas para sancionar estos actos. Este fenómeno ha generado un clima de inseguridad y desconfianza entre los propietarios, quienes se sienten desprotegidos ante la falta de acción por parte de las autoridades.
Es urgente un cambio social y político en Canarias. La población necesita vivir sin los estragos sociales que actualmente enfrenta, o al menos reducirlos al mínimo. Es fundamental abordar la crisis de la vivienda, rebajando los precios de los alquileres y de la cesta de la compra, que han alcanzado niveles insostenibles. Mientras tanto, los salarios y las pensiones permanecen casi congelados, lo que agrava aún más la situación de muchas familias canarias.
La desconfianza en la clase política no es solo un sentimiento; es una realidad que debe ser abordada con urgencia. Los ciudadanos merecen líderes que cumplan sus promesas y que trabajen en beneficio de la comunidad, no en su propio interés. La esperanza de un futuro mejor para Canarias depende de un cambio radical en la forma en que se hace política en el archipiélago.
Ver artículo sobre colas para alquilar un piso en Madrid:
https://www.diariocritico.com/nacional/foto-crisis-vivienda-grandes-colas-ver-piso-menos-1000-euros
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