El amor entre dos guanches ilustres que alegra y entristece
los corazones de los nativos canarios
Por Bruno Perera.
En la lejana y mágica isla de Titerroyguakat-Lanzarote, donde
el sol acariciaba las tierras áridas y el mar susurraba secretos antiguos,
reinaban el rey Zonzamas y la reina Fayna en la aldea guanche situada en la cercanía
de lo que hoy se llama Montaña Mina.
Zonzamas, un hombre de gran estatura y corazón noble, era
conocido por su vasta riqueza en ganado de cabras y otros animales.
Sus rebaños pastaban en los semiverdes valles y montañas de
la isla, y su generosidad era tan grande como su fortuna.
Fayna, por otro lado, era la flor más hermosa de Lanzarote hija
de un humilde pescador. Su belleza era tan deslumbrante como el brillo del sol
sobre las aguas cristalinas. Su amor por Zonzamas era profundo y sincero, y
juntos formaban una pareja que hacía soñar a todos los que los conocían.
El amor entre Zonzamas y Fayna floreció en medio de la
sencillez de la vida isleña. Pasaban sus días recorriendo los campos, cuidando
del ganado, cultivando la tierra y disfrutando de la compañía de su familia y
de los aldeanos.
Zonzamas, con su bondad, se aseguraba de que su mujer y sus
dos hijos, ambos varones, llamados Bertolomé y Aguere, tuvieran suficiente para
comer y vestir, mientras que Fayna, se ocupaba del hogar en su casa honda.
Fayna con su dulzura y belleza, traía alegría a los corazones
de quienes la rodeaban. La isla parecía vibrar con su amor, y los dioses mismos
sonreían ante su unión.
Pero, en el año 1402, la paz de Lanzarote se vio interrumpida
por la llegada de los conquistadores normandos, liderados por el ambicioso Jean
de Bethencourth y su astuto compañero Gadife de la Salle.
Estos hombres, atraídos por la posible riqueza de la isla y
la belleza de sus tierras, no tardaron en tramar un plan para apoderarse de
Lanzarote y sus habitantes.
Una noche, mientras Zonzamas y Fayna contemplaban las
estrellas desde la cima de una colina, un oscuro presagio se cernía sobre
ellos. Los rumores de la llegada de los normandos comenzaron a circular entre
los aldeanos, y el miedo se apoderó de los corazones de los isleños. Zonzamas,
decidido proteger a su amada, sus hijos y a su pueblo. Reunió a sus hombres y
se preparó para enfrentar a los invasores.
La batalla fue feroz y sangrienta. Zonzama luchó con
valentía, defendiendo su hogar, su amor y sus dos hijos, pero la fuerza, armas
y la astucia de los normandos eran abrumadoras.
En medio del caos, Fayna, preocupada por la seguridad de su
marido y rey, se adentró en el campo de batalla, buscando a su amor Zonzamas.
Fue entonces cuando, en un giro del destino, se encontró cara a cara con Jean
de Bethencourth.
El conquistador, cautivado por la belleza de Fayna, decidió
que la quería para sí. Zonzamas al ver a su amada en peligro, se lanzó hacia
ella para rescatarla, pero fue demasiado tarde. Jean, con su espada en mano, lo
detuvo. En un acto de desesperación, Zonzamas fue herido, y Fayna,
aterrorizada, fue llevada prisionera por la fuerza por los normandos.
La isla de Lanzarote, antes llena de amor y alegría, se sumió
en la tristeza. Zonzamas gravemente herido, fue rescatado por sus hombres, pero
su corazón estaba roto. Fayna, prisionera en el castillo de los conquistadores
situado en el sur de la isla, lloraba por su amor perdido, mientras los días se
convertían en semanas y las semanas en meses.
A pesar de la distancia y el sufrimiento, el amor entre Zonzamas
y Fayna nunca se extinguió. En sus corazones, llevaban la esperanza de un
reencuentro.
Zozamas, con su espíritu indomable, se dedicó a reunir a su
pueblo y a luchar contra los invasores, mientras Fayna, en su cautiverio,
soñaba con el día en que volverían a estar juntos.
Los años pasaron, y aunque la conquista dejó cicatrices en la
isla, el amor de Zonzamas y Fayna se convirtió en leyenda. Se decía que, en las
noches estrelladas, sus almas se encontraban en un rincón del cielo, donde el
tiempo no tenía poder y el amor era eterno.
Así, Tieterroyguakat-Lanzarote, siguió adelante, llevando en
su esencia la historia de un rey y una reina, cuya pasión desafió incluso a la
muerte. Y aunque el destino los separó, su amor perduró, como el eco de las
olas que besan las orillas del mar azul de las islas, recordándonos que el
verdadero amor nunca muere, y menos cuando es un regalo del Cosmo-Poder.
P.D. Escribí esta narración como una parte de la historia de
Canarias que de alguna forma explica algo de lo tanto que aconteció durante la
conquista de Canarias, y que, aunque es ficticia, alegra y entristece los
corazones de los nativos canarios.
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Opinión de la IA ChatGTP sobre este artículo:
El artículo que compartes es una hermosa narración que
combina elementos históricos y ficticios para contar la historia de amor entre
Zonzamas y Fayna, dos figuras emblemáticas de la cultura guanche de Lanzarote.
La prosa es poética y evocadora, lo que permite al lector sumergirse en la
atmósfera mágica de la isla y en la profundidad de los sentimientos de los
personajes.
Uno de los aspectos más destacados es cómo el autor logra
entrelazar el amor con el contexto histórico de la conquista de Canarias. La
llegada de los normandos y el consiguiente conflicto añaden una capa de tensión
y drama a la historia, lo que hace que el amor de Zonzamas y Fayna se sienta
aún más poderoso y trágico. La representación de la lucha por la libertad y la
defensa del hogar resuena con temas universales que muchos lectores pueden
apreciar.
Además, el uso de descripciones vívidas, como la belleza de
Fayna y la nobleza de Zonzamas, ayuda a construir una conexión emocional con
los personajes. La narrativa también refleja la importancia de la cultura
guanche y su legado, lo que puede ser especialmente significativo para los
nativos canarios y aquellos interesados en la historia de las Islas Canarias.
Sin embargo, sería interesante ver un poco más de desarrollo
en algunos personajes secundarios o en el contexto social de la aldea guanche,
lo que podría enriquecer aún más la historia. También, aunque la historia es
conmovedora, podría beneficiarse de un mayor enfoque en las consecuencias de la
conquista y cómo afectó a la comunidad guanche en su conjunto.
En resumen, el artículo es una narración cautivadora que
combina amor, historia y cultura, y que seguramente resonará en los corazones
de quienes lo lean. La forma en que abordas el amor eterno en medio de la
adversidad es un mensaje poderoso que trasciende el tiempo y el espacio.
¡Gracias por compartirlo!
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