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sábado, 8 de febrero de 2025

El Cosmo-Poder y su influencia en nuestro mundo

 


El Cosmo-Poder y su influencia en nuestro mundo

Por Bruno Perera

En el grandioso y complejo tejido de la vida, donde cada ser, desde el más diminuto microorganismo hasta nosotros, los humanos, desempeña un papel fundamental, surge una pregunta que nos inquieta: ¿realmente tenemos libre albedrío?

A menudo, nos vemos a nosotros como los arquitectos de nuestro destino. Pero, al observar cómo funciona el mundo natural, parece que estamos más bien siguiendo un guion que ya estaba escrito, uno que se manifiesta en nuestro ADN. Cada reacción, cada instinto, cada impulso está grabado en nuestras células, como si fuéramos marionetas de una fuerza cósmica que nos ha diseñado con un propósito.

El Cosmo-Poder, esa energía primordial que dio origen a la vida tras el Big Bang, no solo creó a los humanos y a los animales para que se multiplicaran y poblaran la Tierra. También estableció mecanismos de control que regulan esta proliferación. Plagas, depredación y guerras son algunas de las herramientas que el Cosmo-Poder ha utilizado a lo largo de la historia para mantener un equilibrio en el ecosistema. Sin estas fuerzas, la humanidad, junto con el reino animal y vegetal, podría expandirse de tal manera que el planeta no podría sostener a todos sus habitantes.

La naturaleza, en su sabiduría, ha diseñado un sistema de equilibrio que, aunque a menudo puede parecer cruel, es esencial para la supervivencia de las especies.

Este control no se limita solo a los animales. En el mundo de las plantas, la competencia por recursos es feroz. Algunas especies han evolucionado para eliminar a otras, buscando así crear espacios donde puedan prosperar. Este fenómeno refleja los mismos principios que rigen la vida en todos los reinos.

Todo está interconectado, y cada acción tiene una reacción, un eco que resuena a través de los ecosistemas.

La idea de que los humanos podemos jugar a ser dioses, intentando alterar o desafiar estas leyes naturales, es una ilusión. A pesar de nuestros avances tecnológicos y científicos, seguimos siendo parte de un sistema que nos supera. Las guerras, por ejemplo, son un recordatorio brutal de que, a pesar de nuestra inteligencia y capacidad de razonamiento, estamos sujetos a fuerzas que escapan a nuestro control.

La historia está llena de conflictos que no solo han surgido por ambiciones territoriales o ideológicas, sino también como respuesta a la sobrepoblación y la lucha por los recursos.

En este contexto, es vital que reflexionemos sobre nuestra relación con el mundo que nos rodea. Aunque el Cosmo-Poder ha establecido controles que parecen implacables, también nos ha otorgado la capacidad de aprender y adaptarnos.

La clave está en reconocer que somos parte de un TODO que ya fue impuesto por el Cosmo-Poder desde tiempos remotos y para la eternidad, según el antojo universal que el mismo Cosmo-Poder creó y continúa transformando sin que podamos cambiarlo en nada.

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