La entronización del presidente Donald Trump en la burbuja de la convención republicana ha tenido su baño de realidad en las calles de Estados Unidos. Ha sido una semana trágica de la que Trump, en lugar de lamentarlo, busca sacar provecho de cara a las elecciones de noviembre apelando al lema de “ley y orden” de una manera selectiva. Empezó el domingo 23 de agosto en Kenosha (Wisconsin). Un policía blanco, Rusten Sheskey, le pegó siete tiros por la espalda y a quemarropa al afroamericano Jacob Blake, que de milagro salvó la vida, pero ha quedado paralizado de cintura para abajo. Surgieron las protestas lideradas por el movimiento Black Lives Matter. Hubo choques con la policía, fuego, destrucción y dos muertos cuando Kyle Rittenhouse, trumpista blanco radicalizado de 17 años, abrió fuego sobre los manifestantes con su AR-15. Leer más
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