¿Qué podría
pasar a partir de ahora con la posible autonomía del Sáhara Occidental?
Por Bruno
Perera.
Según se aprecia en la bañera política, él plan
de autonomía de Marruecos se convierte en la base oficial del proceso de
negociación internacional.
Con la resolución 2797, la ONU define que una
“autonomía genuina bajo soberanía marroquí” es — hoy por hoy — la “solución más
viable”.
Eso probablemente llevará a que las
conversaciones futuras giren en torno a cómo implementar esa autonomía: qué
grado real de autogobierno, derechos, instituciones, representación saharaui,
garantías de libertades, etc.
Se pone presión para cerrar el conflicto de una
forma diplomática, tras casi 50 años de disputa.
El mandato de la misión de paz (MINURSO) se ha
prorrogado, lo que deja espacio para negociaciones — pero también marca una
expectativa de resultados en un plazo concreto. Marruecos probablemente quiere
aprovechar este momentum diplomático para consolidar su control efectivo sobre
el territorio, buscando que la autonomía sea aceptada como “realidad”.
Pero también surgen grandes riesgos: si la
autonomía se percibe como insuficiente o como una forma disfrazada de anexión,
el rechazo y la tensión interna — en el Sáhara, en campamentos y entre
saharauis en la diáspora — puede agravarse.
En paralelo, este giro quizá estimule a algunos
países que hasta ahora estaban indecisos a reconocer formalmente la soberanía
marroquí o al menos a normalizar relaciones comerciales/diplomáticas con la
“provincia Sáhara”.
Cómo creo que
responderán los actores clave
Frente
Polisario
Probablemente redoblará su rechazo. De hecho ya
ha anunciado que:
No tomará parte en negociaciones basadas en un
plan que, según ellos, legitima una “ocupación” ilegal del Sáhara.
Seguirá exigiendo su derecho a la
autodeterminación con opción a independencia — la autonomía no la considera un
sustituto legítimo.
Podría buscar apoyo diplomático en países
aliados, oenegés, voces pro-derechos-humanos, y tratar de internacionalizar su
causa nuevamente.
Argelia
Seguirá en su postura crítica:
Argelia ya expresó su rechazo a la resolución,
lamentando el apoyo estadounidense a la autonomía marroquí.
Aunque no votó en el CSNU, su diplomacia
probablemente seguirá defendiendo el derecho a la autodeterminación del pueblo
saharaui.
Puede intentar movilizar alianzas regionales o
africanas para frenar el reconocimiento efectivo de la soberanía marroquí.
Mauritania y
otros países subsaharianos / africanos
Aquí la situación es más incierta:
Algunos pueden optar por alinearse con la
posición internacional dominante (es decir, apoyar la solución marroquí) si
ello implica ventajas políticas o económicas. De hecho, un número creciente de
países en África ya muestran pragmatismo. Otros, especialmente aquellos con
sensibilidad a cuestiones de descolonización, autodeterminación o unión
panafricana, podrían mantenerse críticos a conciencia, lo que podría generar
divisiones dentro del continente.
En cualquier caso, el reparto diplomático podría
inclinarse a favor de Rabat, si la mayoría de países considera que “es hora de
cerrar el conflicto”.
Qué pienso que
harán EE. UU., la Unión Europea, y potencias como China y Rusia
Estados Unidos: ya apoyó la
resolución, y lo ha celebrado como un paso histórico rumbo a la paz. Es
altamente probable que sigan respaldando el plan marroquí, usan esto como
instrumento geopolítico en el Magreb.
Unión Europea: anunció que
respalda un proceso liderado por la ONU “sobre la base de la propuesta de
Marruecos. Algunos países miembros pueden tener matices, pero en global Europa
apuesta por estabilidad y negociación.
China y Rusia: aunque se
abstuvieron en la votación (no defendieron la independencia del Sáhara), su
abstención ya es de por sí un alejamiento claro del tradicional apoyo a la
autodeterminación saharaui.
Creo que ambos seguirán “manteniéndose en segundo
plano”, promoviendo un enfoque estable/reglamentado, evitando confrontaciones
directas con Marruecos o EE. UU. — sobre todo si hay intereses económicos o
diplomáticos en juego.
Dificultades y
“puntos calientes” a vigilar
Que la propuesta de autonomía — como diseñe
Marruecos — sea vista por saharauis como mera “administración marroquí” sin
verdadero autogobierno → podría provocar movilizaciones internas y rechazo
internacional.
Que la comunidad saharaui en los campamentos (y
en la diáspora) se sienta traicionada y le dé legitimidad renovada al Frente Polisario.
Que Argelia y aliados busquen aislar
diplomáticamente a Marruecos o movilidad regional, lo que podría aumentar
tensión entre países del Magreb.
Que los nuevos estados africanos que apoyen la
autonomía enfrenten críticas internas si hay población saharaui o simpatizantes
del derecho a la autodeterminación.
Mi opinión
(personal, con cautela)
Creo que la resolución de la ONU marca una etapa
de transición determinante. Puede convertirse en el marco sobre el cual se
negocie un arreglo duradero — si Marruecos ofrece una autonomía real, con
garantías para los saharauis, participación política, derechos, etc.
Pero también puede ser simplemente — y de hecho
parece más probable — una forma de congelar el conflicto bajo control
marroquí: autonomía formal + soberanía de Rabat + silencio sobre
independencia. Eso consolidaría de facto la integración, aunque sin resolver el
problema de legitimidad para muchos saharauis.
Si el plan fracasa en ofrecer algo percibido como
dignidad, autogobierno real y justicia histórica, lo más probable es que
resurja la tensión, el rechazo y la fragmentación diplomática.

No hay comentarios:
Publicar un comentario