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domingo, 16 de noviembre de 2025

El universo existe porque cuando lo soñamos damos los humanos testimonio de su existencia

 


El universo existe porque cuando lo soñamos damos los humanos testimonio de su existencia

Por Bruno Perera

Desde el amanecer de la filosofía, los seres humanos hemos intentado comprender qué es realmente el universo.
¿Es una máquina inmensa que funciona por sí sola?
¿O es una realidad que sólo cobra sentido cuando una conciencia la mira, la interpreta y la sueña?

La ciencia moderna ha aportado datos extraordinarios, pero la pregunta esencial sigue siendo profundamente humana:
¿puede existir algo sin ser observado, pensado o soñado por una inteligencia?

Mi postura es sencilla y, a la vez, radical:
el universo existe plenamente porque nosotros lo soñamos, lo pensamos y damos testimonio de su existencia.
Sin la mirada humana —o sin la mirada de cualquier mente consciente— el universo sería un escenario sin público, un libro sin lector, un sueño sin soñador.

El universo necesita un testigo

La materia, las galaxias, las estrellas y los átomos podrían existir sin nosotros.
Pero su existencia significativa, su presencia como algo que se reconoce y se valida, sólo ocurre cuando una inteligencia es capaz de percibirlos.

No afirmo que los seres humanos hayamos creado el universo.
Lo que sostengo es algo distinto:

La existencia que importa, la existencia que se confirma, es la que una mente puede pensar, sentir o imaginar.

Un diamante enterrado para siempre bajo tierra existe, sí;
pero sólo adquiere sentido cuando alguien lo encuentra.

Del mismo modo, un universo sin observadores sería como un océano sin orillas:
inmenso, silencioso, invisible para sí mismo.

Somos el espejo donde el universo se mira

La física cuántica ya nos enseñó que, en el mundo subatómico, las cosas no “son” hasta que una observación las obliga a definir su estado.

Ese principio, llevado a lo grande, plantea una reflexión profunda:

El universo adquiere forma, medida y descripción porque hay inteligencias capaces de contemplarlo.

No es casual que existamos en un cosmos donde la materia puede formar cerebros
y los cerebros pueden formar conciencia.
Puede que la conciencia no sea un accidente, sino un requisito para que el universo sea algo más que energía y vacío.

El universo dormido y el sueño humano

Cuando decimos que “soñamos el universo”, no afirmamos que sea una fantasía irreal.
El sueño humano —la imaginación, la percepción, la reflexión— es el mecanismo que transforma lo indiferente en comprensible.

Para un universo sin observadores:

1.    No habría belleza en una nebulosa.

2.    No habría historia en una roca.

3.    No habría tiempo que contar ni espacio que medir.

4.    No habría relato, porque no habría narrador.

Existir sin un testigo es casi igual a no existir.

Nosotros, con nuestra breve vida y nuestra frágil inteligencia, somos los testigos del cosmos.
Damos fe.
Nombramos.
Registramos.
Comprendemos.
Soñamos.

Y en ese acto, el universo se vuelve real para sí mismo.

La existencia como testimonio

Decir que una inteligencia “confirma” la existencia del universo no es arrogancia humana.
Es reconocer un hecho profundo:

La realidad, para ser realidad, necesita ser interpretada.

Sin interpretación, sólo hay un fondo mudo de energía.
Con interpretación, hay universo:
uno con significado, belleza, historia, preguntas y sueños.

Somos la voz que pronuncia al cosmos.
El oído que lo escucha.
El ojo que lo revela.
El sueño que lo completa.

Por eso digo, y mantengo:
el universo existe porque lo soñamos, porque somos los testigos que afirman que está ahí, y porque sin soñadores no habría relato que contar.

Datos y referencias científicas relacionadas

Aunque este es un artículo filosófico, existen datos científicos que inspiran esta visión y le dan contexto.

1. Cosmología y observadores

  • La Ley de Hubble demuestra que el universo se expande, y sólo podemos conocer esa expansión porque la medimos mediante luz y espectros.
  • La cosmología moderna depende completamente de la observación: lo que no puede observarse, no puede describirse físicamente.

Fuente:
Hubble, E. (1929). A Relation between Distance and Radial Velocity among Extra-Galactic Nebulae.

2. Mecánica cuántica y el papel del observador

  • En el experimento de la doble rendija, la observación altera el comportamiento de las partículas.
  • Esto no significa que “la mente crea la realidad”, sino que lo que medimos depende del acto de medir.
  • La física cuántica sugiere que la información se concreta cuando hay un observador o un aparato de medida.

Fuente:
Feynman, R. The Feynman Lectures on Physics, Vol. III.

3. El principio antrópico

  • Propone que el universo sólo puede ser descrito así porque existen observadores capaces de formular esta descripción.
  • No explica por qué existe el universo, pero sí por qué posee condiciones que permiten inteligencias capaces de interpretarlo.

Fuente:
Carter, B. (1974). Large Number Coincidences and the Anthropic Principle in Cosmology.

Final

Y, por suerte o por desgracia, cuando un ser humano muere, el universo también muere para él.
Porque con su conciencia se apaga el único espacio donde el universo podía reflejarse: su propio sueño.

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