El universo existe porque cuando lo soñamos damos
los humanos testimonio de su existencia
Por Bruno
Perera
Desde el
amanecer de la filosofía, los seres humanos hemos intentado comprender qué es
realmente el universo.
¿Es una máquina inmensa que funciona por sí sola?
¿O es una realidad que sólo cobra sentido cuando una conciencia la mira, la
interpreta y la sueña?
La ciencia
moderna ha aportado datos extraordinarios, pero la pregunta esencial sigue
siendo profundamente humana:
¿puede existir algo sin ser observado, pensado o soñado por una
inteligencia?
Mi postura es
sencilla y, a la vez, radical:
el universo existe plenamente porque nosotros lo soñamos, lo pensamos y
damos testimonio de su existencia.
Sin la mirada humana —o sin la mirada de cualquier mente consciente— el
universo sería un escenario sin público, un libro sin lector, un sueño sin
soñador.
El universo necesita un testigo
La materia,
las galaxias, las estrellas y los átomos podrían existir sin nosotros.
Pero su existencia significativa, su presencia como algo que se reconoce
y se valida, sólo ocurre cuando una inteligencia es capaz de percibirlos.
No afirmo que
los seres humanos hayamos creado el universo.
Lo que sostengo es algo distinto:
La existencia
que importa, la existencia que se confirma, es la que una mente puede pensar,
sentir o imaginar.
Un diamante
enterrado para siempre bajo tierra existe, sí;
pero sólo adquiere sentido cuando alguien lo encuentra.
Del mismo
modo, un universo sin observadores sería como un océano sin orillas:
inmenso, silencioso, invisible para sí mismo.
Somos el espejo donde el universo se mira
La física
cuántica ya nos enseñó que, en el mundo subatómico, las cosas no “son” hasta
que una observación las obliga a definir su estado.
Ese principio,
llevado a lo grande, plantea una reflexión profunda:
El universo
adquiere forma, medida y descripción porque hay inteligencias capaces de
contemplarlo.
No es casual
que existamos en un cosmos donde la materia puede formar cerebros
y los cerebros pueden formar conciencia.
Puede que la conciencia no sea un accidente, sino un requisito para que el
universo sea algo más que energía y vacío.
El universo dormido y el sueño humano
Cuando decimos
que “soñamos el universo”, no afirmamos que sea una fantasía irreal.
El sueño humano —la imaginación, la percepción, la reflexión— es el mecanismo
que transforma lo indiferente en comprensible.
Para un
universo sin observadores:
1.
No habría
belleza en una nebulosa.
2.
No habría
historia en una roca.
3.
No habría
tiempo que contar ni espacio que medir.
4.
No habría
relato, porque no habría narrador.
Existir sin un
testigo es casi igual a no existir.
Nosotros, con
nuestra breve vida y nuestra frágil inteligencia, somos los testigos del
cosmos.
Damos fe.
Nombramos.
Registramos.
Comprendemos.
Soñamos.
Y en ese acto,
el universo se vuelve real para sí mismo.
La existencia como testimonio
Decir que una
inteligencia “confirma” la existencia del universo no es arrogancia humana.
Es reconocer un hecho profundo:
La realidad,
para ser realidad, necesita ser interpretada.
Sin
interpretación, sólo hay un fondo mudo de energía.
Con interpretación, hay universo:
uno con significado, belleza, historia, preguntas y sueños.
Somos la voz
que pronuncia al cosmos.
El oído que lo escucha.
El ojo que lo revela.
El sueño que lo completa.
Por eso digo,
y mantengo:
el universo existe porque lo soñamos, porque somos los testigos que afirman que
está ahí, y porque sin soñadores no habría relato que contar.
Datos y referencias científicas relacionadas
Aunque este es
un artículo filosófico, existen datos científicos que inspiran esta visión y le
dan contexto.
1. Cosmología y observadores
- La Ley de Hubble demuestra
que el universo se expande, y sólo podemos conocer esa expansión porque la
medimos mediante luz y espectros.
- La cosmología moderna
depende completamente de la observación: lo que no puede observarse, no
puede describirse físicamente.
Fuente:
Hubble, E. (1929). A Relation between Distance and Radial Velocity among
Extra-Galactic Nebulae.
2. Mecánica cuántica y el papel del observador
- En el experimento de la
doble rendija, la observación altera el comportamiento de las partículas.
- Esto no significa que “la
mente crea la realidad”, sino que lo que medimos depende del acto de
medir.
- La física cuántica sugiere
que la información se concreta cuando hay un observador o un aparato de
medida.
Fuente:
Feynman, R. The Feynman Lectures on Physics, Vol. III.
3. El principio antrópico
- Propone que el universo
sólo puede ser descrito así porque existen observadores capaces de
formular esta descripción.
- No explica por qué existe
el universo, pero sí por qué posee condiciones que permiten inteligencias
capaces de interpretarlo.
Fuente:
Carter, B. (1974). Large Number Coincidences and the Anthropic Principle in
Cosmology.
Final
Y, por suerte o por desgracia, cuando un ser humano
muere, el universo también muere para él.
Porque con su conciencia se apaga el único espacio donde el universo podía
reflejarse: su propio sueño.
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