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sábado, 18 de octubre de 2025

¿Cuándo pueden los inmigrantes en pateras, zodiacs o cayucos ver las luces de Canarias?

 


¿Cuándo pueden los inmigrantes en pateras, zodiacs o cayucos ver las luces de Canarias?

Por Bruno Perera.

Cuando cae la noche sobre el Océano Atlántico y una patera, zodiac o cayuco se aproxima al archipiélago canario, los inmigrantes que viajan a bordo suelen escudriñar el horizonte en busca de señales luminosas que indiquen la cercanía de tierra firme. Sin embargo, la curvatura de la Tierra impone límites físicos que la vista humana no puede superar, incluso en condiciones óptimas.

Según los principios de la geometría terrestre, un observador cuyo ojo se sitúe a unos dos metros sobre el nivel del mar —una altura aproximada para alguien sentado o de pie en una patera— solo puede distinguir objetos ubicados hasta unos cinco kilómetros más allá del horizonte.

Por otro lado, si las luces de hoteles o edificios en Canarias se encuentran a una altura media de treinta metros sobre el nivel del mar, su propio alcance visual hacia el horizonte es de unos 19,5 kilómetros.

Al sumar ambas distancias y aplicar una corrección por refracción atmosférica (aproximadamente un 6 %), la visibilidad máxima teórica se sitúa entre 24,5 y 26 kilómetros. Es decir, los inmigrantes que zarpan desde la costa africana —por ejemplo, desde Tarfaya, a unos 95 kilómetros del puerto de Fuster, en Fuerteventura— no pueden ver las luces de Canarias hasta encontrarse a menos de 25 kilómetros de las islas.

Aunque algunos viajeros aseguran haber divisado luces desde distancias mucho mayores, estas percepciones suelen deberse a ilusiones ópticas, refracción atmosférica anómala o errores de orientación. En condiciones normales, ningún ojo humano situado a ras de mar puede vencer la curvatura terrestre ni distinguir luces tan lejanas, salvo que estas se encuentren en montañas, faros elevados o se den circunstancias atmosféricas extraordinarias.

Cálculos de visibilidad

A continuación, se presentan los cálculos utilizados para estimar la distancia máxima teórica de visibilidad nocturna desde una patera, zodiac o cayuco:

1. Fórmula de distancia al horizonte

[ d = 3{.}57 \times \sqrt{h} ]

Donde:

  • ( d ) = distancia al horizonte en kilómetros
  • ( h ) = altura sobre el nivel del mar en metros

2. Datos utilizados

  • Altura del observador (inmigrante en patera): 2 m
  • Altura de las luces de los hoteles: 30 m
  • Corrección por refracción atmosférica: +6 %

3. Cálculo de distancias

[ d_{\text{observador}} = 3{.}57 \times \sqrt{2} = 5{.}05\ \text{km} ] [ d_{\text{hotel}} = 3{.}57 \times \sqrt{30} = 19{.}55\ \text{km} ] [ d_{\text{total}} = (5{.}05 + 19{.}55) \times 1{.}06 = 26{.}1\ \text{km} ]

4. Conversión a millas náuticas

[ 26{.}1\ \text{km} \div 1{.}852 = 14{.}1\ \text{millas náuticas} ]

5. Interpretación final

La distancia máxima teórica a la que una persona en una patera puede ver las luces de hoteles situadas a 30 metros de altura en Canarias es de aproximadamente 26 km, es decir, unas 14 millas náuticas. La cifra de 24,5 km citada en el artículo se corresponde con un valor medio, considerando ligeras variaciones en la altura del observador y en la refracción real del aire sobre el océano.

Nota:
Los inmigrantes ilegales que embarcan en pateras, zodiacs o cayucos y nunca llegan a ver las luces de Canarias no mueren: los devora el Atlántico.
El mar se los traga con sus sueños, su miedo y las mentiras que otros les contaron. Les prometieron un paraíso y los vendieron como carne en un mercado invisible.

Detrás de esas promesas están las mafias, las oenegés de fachada, los políticos sin entrañas y los empresarios que cuentan billetes manchados de sal y sangre.
Unos hacen fortuna con el dolor; otros amasan votos con la tragedia. Todos beben del mismo charco inmundo: el de la miseria humana.
Se disfrazan de salvadores, pero son carroñeros que huelen el sufrimiento a kilómetros.
Son la escoria real del mundo: los que convierten el hambre en propaganda y la muerte en espectáculo subvencionado.

Y mientras tanto, la Unión Europea paga la función.
Se arrodilla, abre la cartera y se tapa los ojos. Financia el chantaje de gobiernos africanos corruptos, de las mafias y del teatro político de quienes comercian con vidas humanas.
El mar sigue tragándose cuerpos en silencio, mientras el llamamiento continúa con promesas falsas que ofrecen una libertad social y económica que casi nadie alcanza.
Y todo sucede ante nuestros ojos, en unas islas ya saturadas por una inmigración ilegal que llega por mar y también por aire.

 

 

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