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martes, 22 de abril de 2025

Los días que más recuerdan los pensionistas en España: una mirada a sus desafíos y necesidades.

 


Los días que más recuerdan los pensionistas en España: una mirada a sus desafíos y necesidades.

Por Bruno Perera.

En la vida de muchos españoles mayores, los días que permanecen en la memoria con mayor intensidad son los 24, 25, 26 y 27 de cada mes. Estos días, en particular, adquieren un significado especial, ya que coinciden con la llegada de sus pensiones, un momento que marca el equilibrio entre la esperanza y la realidad económica de quienes han dedicado años de esfuerzo y trabajo a construir su vida y la de sus familias.

Sin lugar a dudas, estos días adquieren una relevancia aún mayor en los meses de julio y diciembre, cuando las pensiones se ven reforzadas por las pagas extraordinarias de verano y Navidad. Para muchos pensionistas, estas fechas representan un alivio temporal, una oportunidad para afrontar gastos adicionales, hacer pequeñas inversiones en su bienestar o simplemente disfrutar de un respiro en un contexto económico cada vez más difícil.

La situación actual, marcada por un incremento significativo en el coste de la vida, ha puesto en jaque la estabilidad económica de muchos jubilados en España. Desde hace aproximadamente tres años, los precios de productos básicos como la gasolina, la cesta de la compra y los alquileres han experimentado aumentos cercanos al 40%. Factores a cuales le añaden como causas la guerra en Ucrania y las políticas arancelarias, incluyendo las decisiones tomadas durante la administración de Donald Trump, y que según alegan todos estos abusadores son las causas que han contribuido a esta escalada inflacionaria que golpea especialmente a quienes viven de una pensión fija.

Este escenario plantea una cuestión fundamental: ¿está la justicia social siendo respetada en la política de pensiones? La respuesta, desde la perspectiva de muchos expertos y organizaciones sociales, es que no. La subida de las pensiones no ha seguido en paralelo el ritmo de la inflación, dejando a los pensionistas en una situación de vulnerabilidad y, en muchos casos, de pobreza relativa.

Es hora de que las autoridades tomen conciencia de esta realidad y actúen en consecuencia. La justicia social y la dignidad de los mayores deben ser prioritarias en la agenda política. Subir las pensiones de acuerdo con el incremento del coste de la vida no solo sería un acto de justicia, sino también una inversión en cohesión social y en la calidad de vida de quienes han contribuido durante décadas al desarrollo del país.

Negarse a ajustar las pensiones en función de la inflación equivale a un abuso, ya que se está dejando a una parte vulnerable de la población en una situación de desventaja económica. La protección social no debe ser un privilegio, sino un derecho fundamental que garantice una vejez digna y segura.

En definitiva, los días en que los pensionistas reciben sus pensiones son días de esperanza, pero también de reflexión. Es momento de exigir políticas que reconozcan el esfuerzo de toda una vida laboral y que aseguren que la vejez no sea sinónimo de pobreza o incertidumbre. La justicia social y la responsabilidad política deben caminar de la mano para construir un país más justo y solidario, donde nuestros mayores puedan disfrutar de sus años dorados con la tranquilidad y dignidad que merecen.

 

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