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viernes, 25 de abril de 2025

El Cosmo-Poder, la naturaleza y el libre albedrío

 

                                                    Vista de lo más lejano captado del universo.

El Cosmo-Poder, la naturaleza y el libre albedrío

Por Bruno Perera.

Pensando que es mucho más fácil explicar mis conjeturas a través de párrafos, permítanme que a continuación los enumere.

1. En el inmenso escenario del universo y la vida, donde el TODO comenzó desde la NADA con el Cosmo-Poder, el Big Bang y la partícula de Higgs, surge una fuerza primordial que yo llamo el Cosmo-Poder. Para mí, este es el Poder Cósmico que dio origen a TODO, la fuerza que creó desde la NADA CÓSMICA la materia, la energía y las leyes que rigen nuestro cosmos.

2. A lo largo de la historia, diferentes culturas y tradiciones han utilizado nombres diversos para referirse a esta entidad suprema: YHUW, Theus, Deus, Dios, Good, Goot, Domene-Zeus, Ahlá, entre otros. Pero, más allá de los nombres, lo que importa es entender su papel en la creación y en la naturaleza de la existencia.

3. El concepto que quiero explorar aquí es que el Cosmo-Poder, en su unicidad e infinita sabiduría y sin intención de intervenir en los detalles de la vida, no otorgó a los seres humanos un libre albedrío absoluto.

4. Desde esta perspectiva, nuestras acciones, decisiones y comportamientos están profundamente influenciados por nuestra composición genética y nuestras necesidades básicas.

5. La herencia genética, esa carga de información que recibimos de nuestros ancestros, determina en gran medida quiénes somos, qué buscamos y cómo respondemos a las circunstancias del mundo.

6. Es importante aclarar que, si bien muchas religiones y filosofías hablan de pecado, virtud y moral, desde esta visión el comportamiento humano no puede ser reducido a una moralidad impuesta por un ser externo.

7. No existe un juicio divino que castigue o premie nuestras acciones, sino que todo lo que hacemos responde a nuestras necesidades de supervivencia y reproducción.

8. En este sentido, no hay acciones intrínsecamente buenas o malas; simplemente actuamos en función de lo que más nos conviene en cada momento.

9. El hecho de que el Cosmo-Poder no haya implantado en nuestro ADN una virtud moral o un libre albedrío absoluto revela una visión del universo como un sistema sin piedad ni favoritismos.

10. La vida, en su esencia, es una lucha constante por la supervivencia, donde unos animales comen a otros, y los humanos, en su complejidad, también participan en esta dinámica.

11. Somos, en última instancia, polvo de estrellas, herederos de una herencia cósmica que nos lleva a competir, adaptarnos y, en ocasiones, a dominar unos sobre otros, igual que lo hace en sus transformaciones toda la materia que compone el universo.

12. Este enfoque no busca justificar la violencia o la crueldad, sino entender que la existencia misma está marcada por la necesidad y la adaptación.

13. La vida universal no es un escenario de moralidad absoluta, sino un proceso de selección natural en el que la materia y cada ser buscan su supervivencia y la de su descendencia.

14. La idea de que el universo, a través del Cosmo-Poder, nos haya dejado sin un libre albedrío moral, nos invita a reflexionar sobre nuestra verdadera naturaleza y sobre cómo podemos, desde esa comprensión, construir una convivencia más consciente y respetuosa.

15. Aceptar que el Cosmo-Poder no nos otorgó un libre albedrío absoluto y que nuestras acciones están determinadas en gran medida por nuestra biología y necesidades, nos permite entender mejor la complejidad de la vida y la del universo.

16. Esta sabiduría natural nos invita a dejar de lado las culpas y los juicios morales impuestos desde afuera a través de religiones, y a reconocer que somos parte de un vasto proceso cósmico donde la supervivencia y la adaptación son las fuerzas que realmente guían nuestro destino.

17. Final. Solo conociendo el verdadero origen de nuestra composición genética podremos avanzar hacia una existencia más auténtica, consciente y en armonía con la naturaleza del universo que nos dio origen y que nos mantiene, por un tiempo, en el Gran y Único Sueño que es la vida y la muerte, sin que tengamos la opción del libre albedrío para escoger ser santos ni tampoco para vivir una estancia terrenal eterna.

 

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