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sábado, 8 de marzo de 2025

Todo lo habido en el universo tiene vida, semi o completa

 


Todo lo habido en el universo tiene vida, semi o completa 

Por Bruno Perera

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha buscado entender su lugar en el grandioso cosmos. En esta búsqueda, surge una reflexión profunda: ¿qué es la vida? ¿Qué significa estar vivo? A través de la historia, filósofos, científicos y pensadores han intentado desentrañar estos misterios, y en este artículo, propongo una visión que abarca desde la NADA hasta la complejidad del universo.

La NADA, en su esencia más pura, es Pura Energía. Esta energía, que ha existido desde siempre, es el sustrato fundamental de todo lo que conocemos. Nadie puede afirmar con certeza cómo se formó esta energía primordial, pero lo que sí sabemos es que, hace aproximadamente 13.800 millones de años, esta NADA dio origen al Big Bang, un evento cataclísmico que marcó el inicio de nuestro universo. La partícula de Higgs, conocida como la "partícula de Dios", desempeñó un papel crucial en este proceso, otorgando masa a las partículas y permitiendo la formación de estructuras complejas.

Todo lo que existe en el universo, desde las partículas más diminutas hasta las galaxias más colosales, está compuesto de algo. Este entramado de partículas se manifiesta en diversas formas: agujeros negros, estrellas, planetas, asteroides, cometas, etc. Cada uno de estos elementos, aunque aparentemente inanimados, forma parte de un ciclo continuo de creación y destrucción. En este contexto, la vida en la Tierra se presenta como una manifestación más de este complejo tejido cósmico.

La vida, sin embargo, no es un concepto monolítico. En mi visión, existe una distinción fundamental entre la vida con alma y la vida sin alma. Los seres humanos, los animales, las plantas y los árboles poseen un alma, una chispa de energía que les conecta con la NADA de donde provienen. Cuando estos seres mueren, su alma regresa a la Energía Cuántica, reintegrándose al vasto océano de existencia. Este ciclo de vida y muerte es, en esencia, un retorno a la fuente, un recordatorio de nuestra conexión intrínseca con el universo.

Por otro lado, aquellos elementos que carecen de alma, como las rocas o los minerales, no experimentan la muerte de la misma manera. Su existencia no está unida por una chispa vital, sino por la agrupación de átomos. Estos componentes, aunque no poseen conciencia ni alma, son igualmente parte del gran entramado del universo. Su "vida" es diferente, pero no menos significativa. En este sentido, todo lo que existe tiene su lugar y su función, contribuyendo al equilibrio del cosmos.

En conclusión, al contemplar el universo y su infinita diversidad, es esencial reconocer que todo lo habido tiene vida, ya sea de forma completa o semi. Desde la NADA que es pura energía hasta las complejas formas de vida que conocemos, cada elemento juega un papel en el gran teatro cósmico. La vida, en sus múltiples manifestaciones, es un recordatorio de nuestra conexión con el todo, una invitación a explorar y comprender el misterio que nos rodea.

En última instancia, somos parte de un inmenso y maravilloso entramado, donde cada átomo, cada estrella y cada alma tiene su propia historia que contarnos, como nanas que nos ayudan a seguir soñando en nuestro espacio de vida.

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