Por hipocresía, algunos curas defienden la inmigración ilegal que llega a la Península y Canarias
Por Bruno Perera
En los últimos 30 años, la llegada de inmigrantes ilegales a las costas españolas, especialmente a las Islas Canarias, ha generado un intenso debate social y político.
Hoy 20-01-2025, sobre las 13pm, escuché una entrevista en la Cadena RNE1 de Canarias donde un cura defendía la llegada de inmigrantes ilegales, argumentando que su presencia enriquece la diversidad cultural y social de nuestro país. Pero sin lugar a duda de mi parte digo: -esta perspectiva merece un análisis más profundo, especialmente en el contexto de las realidades que enfrentan muchas comunidades como la canaria-.
La afirmación de que los inmigrantes ilegales vienen a España sin la intención de quitar nada a los locales es totalmente incierta. Todos buscan desesperadamente una oportunidad para mejorar sus vidas, huyendo de situaciones de pobreza extrema, violencia o inestabilidad en sus países de origen. Por ello, la llegada masiva de inmigrantes ilegales en condiciones precarias plantea desafíos significativos para las comunidades receptoras, que ya enfrentan sus propias dificultades, como es el caso de Canarias, donde hay pocas casas, apartamentos y estudios disponibles para alquilar, y lo que existe tiene precios abusivos, en un territorio casi saturado de gente residente y turismo, con poca posibilidad de crecer por falta de espacio; y añadiendo que entre estas precariedades también los salarios de la mayoría de los obreros son raquíticos en comparación con el coste de la vida.
En Canarias, la situación es alarmante. Con un flujo medio de aproximadamente 1.000 inmigrantes ilegales por semana, las instituciones locales se desbordan. La Guardia Civil, la Policía Nacional, Cruz Roja y otros organismos sociales se ven obligados a desviar recursos y atención de la población local y turística para socorrer a los recién llegados por mar.
Esto no solo afecta la capacidad de respuesta ante las necesidades de los canarios, sino que también genera tensiones en una sociedad que ya enfrenta altos índices de pobreza y precariedad. Y donde la mayoría de los entes sociales están saturados, llamase: Sanidad, Educación, Vivienda, etc.
Es importante señalar que, según datos recientes dados por la ONG Cruz Roja, tres de cada diez canarios viven en el umbral de la pobreza. En este contexto, resulta difícil justificar la priorización de recursos para inmigrantes ilegales en detrimento de los ciudadanos que han estado contribuyendo al sistema a través de sus impuestos.
Las ayudas que se destinan a los inmigrantes ilegales podrían ser cruciales para mejorar la calidad de vida de los canarios y extranjeros residentes legales que luchan por salir adelante y que no encuentran un hogar donde vivir con los pobres sueldos que la mayoría de los obreros cobran mensualmente.
Mi crítica hacia la postura de algunos representantes de la Iglesia, que parecen abogar por una mayor llegada de inmigrantes ilegales, se basa en la percepción de que su interés puede estar más relacionado con la perpetuación de su labor social y religiosa que con el bienestar de la población local.
En lugar de enfocarse en la ayuda a los inmigrantes ilegales, sería más constructivo que estas instituciones se comprometieran a trabajar en la mejora de las condiciones de vida de los canarios, quienes deben ser los verdaderos beneficiarios de estas ayudas. Y si la Iglesia quiere socorrer la pobreza de los inmigrantes ilegales, lo puede bien llevar a cabo en las naciones de donde emigran y donde exista la necesidad de amparo social y económico.
La religión, en su esencia, debería ser un apoyo moral y espiritual, pero no un sustituto de las necesidades básicas de alimentación, vivienda y empleo.
Es fundamental que se prioricen las necesidades de la población local, garantizando que los recursos disponibles se utilicen para ayudar a quienes realmente lo necesitan en nuestras comunidades nacionales.
Todos sabemos que la inmigración ilegal es un fenómeno complejo que requiere un enfoque equilibrado y humano en cada uno de los países desde donde las mafias africanas envían inmigrantes ilegales, con la ayuda de oenegés, sobre todo la ONG Caminando Fronteras, que es responsable de que la inmigración nos esté invadiendo y de que hayan muerto tantos miles en altamar, al ser la informante de las mafias africanas. Pero en toda esta tragedia no debemos ignorar las necesidades de nuestra propia población.
Es hora de que las instituciones y los líderes sociales canarios se centren en encontrar soluciones que prioricen el bienestar de los canarios, asegurando que la ayuda se dirija a quienes realmente les urge de entre los más necesitados de nuestra gente.
La diversidad cultural solo es valiosa cuando nos beneficia social y culturalmente, pero no cuando llega con una mano delante y otra detrás y sin un oficio o carrera.
La pobreza de otros que no ha contribuido a crear la sociedad canaria no puede ser un argumento para desatender las realidades que enfrentan nuestros ciudadanos.
Ya hemos dado demasiado durante unos 30 años, casi 30 mil millones de euros despilfarrados en ayudas anuales a naciones corruptas africanas y en la tutela de cientos de miles de inmigrantes ilegales, entre ellos, adultos y MENA, menores no acompañados; y aún seguimos dando más.
Con la situación económica y social que sufren nuestras islas, no hay suficiente para más inmigración ilegal. Y tampoco somos la Madre Teresa de millones de africanos o de otras naciones que viven en el umbral de la pobreza por miles de razones sociales, territoriales y políticas, y por tener 8-9 hijos o más, cuando solo pueden alimentar y cuidar a uno.
El Cosmo-Poder creó el mundo para que cada cual se busque la vida en su entorno sin quitarles a otros lo que han conseguido a través de grandes esfuerzos.
Debemos reflexionar sobre que todos los habitantes pobres de África y de otras naciones no caben en Canarias, y por ello ya es hora de cerrar las puertas a la inmigración ilegal, porque si no lo hacemos y continuamos con eso de "pobrecitos inmigrantes ilegales", con el paso de unos años "los pobrecitos seremos nosotros", los residentes nacionales y los residentes extranjeros legales, que en verdad, del total de habitantes, ya hay una gran cantidad de residentes en Canarias que están padeciendo estragos sociales, casi igual que los que sufren los pobres en naciones tercermundistas.
Espero que un día no muy lejano el Cosmo-Poder ilumine a los políticos canarios y peninsulares, porque de lo contrario, mal lo pasaremos en el futuro cercano.
P.d. De la inmigracion que entra en Canarias vía pateras zodiacs y cayucos, no se sabe si son delincuentes, ladrones, traficantes de drogas, asesinos o terroristas. Ect. Por que resulta que no se les investiga a fondo y porque muchos no traen documentación. Y cuando se les pregunta de qué nacionalidad son, dicen no tener ninguna, que son apátridas. Y así como entran se quedan en Canarias o viajan a la Península o a otros países europeos. Y muchas veces son llevados a la Península en aviones de pasajeros pagando sus viajes el el Gobierno canario y el Estado español.
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