Lanzarote: Un paraíso semiabandonado por la política
Por Bruno Perera
Lanzarote, una de las joyas del archipiélago canario situada
en la Macaronesia y a unos 130km sureste en dirección hacia Tarfaya Marruecos África,
es conocida por sus paisajes volcánicos, playas de arena dorada y una
gastronomía que deleita a locales y turistas por igual. Y en ello también
ofrece muchos complejos turísticos y atracciones dignas de elogios.
Pero, tras esta fachada de belleza natural, platos exquisitos,
arquitectura rara y atracciones únicas, en algunos lugares se esconde una
realidad preocupante que afecta tanto a sus habitantes como a la experiencia de
quienes visitan la isla.
En particular, la capital, Arrecife, se ha convertido en un
ejemplo de caos arquitectónico y social que merece atención.
A pesar de sus encantos, Lanzarote enfrenta un grave problema
de abandono y deterioro en varias de sus ciudades y barrios.
En Arrecife, se estima que hay cerca de 2.000 casas
deshabitadas, muchas de ellas convertidas en vertederos improvisados y con cables
eléctricos colgados por doquier en sus fachadas. Viviendas que por su abandono atrae
a ratas, cucarachas y otros problemas de salubridad.
Esta situación de Arrecife no solo afecta la calidad de vida
de los residentes, sino que también da una mala imagen e impresión a los
turistas que llegan por vía aérea y marítima en busca de la belleza que los políticos
canarios, sobre todo los lanzaroteños, prometen cada año en la Feria de Fitur.
La falta de acción honrada por parte de los políticos que gobiernan
los siete municipios y Cabildo de Lanzarote, es alarmante.
En lugar de abordar los problemas de manera efectiva, muchos
de ellos se limitan a intercambiar culpas, dejando de lado las soluciones
necesarias para restaurar y embellecer las zonas más deprimidas de la isla.
Esta inacción, entre otras tantas, ha llevado a que lugares
emblemáticos, como el Charco San Ginés, que tiene varias casas sin pintar, y el
Puente de las Bolas, se encuentren en un estado de abandono y deterioro, casi
al borde del colapso.
El caos no se limita solo a la arquitectura. El tráfico en
Arrecife es un verdadero desafío, con carreteras llenas de socavones, aceras
mal mantenidas y solares llenos de basura que dificultan la movilidad de los
ciudadanos.
La situación se agrava aún más con la gestión del actual
alcalde, Yonathan de León, del Partido Popular, quien consiguió la alcaldía de
rebote y ha sido criticado y que critico personalmente por gastar recursos
públicos en propaganda, fiestas y publicidad personal, en lugar de invertir en
la mejora de la infraestructura y el bienestar de la población. (Manera de
gobernar de los populares. PP.).
A lo largo de los últimos 35 años, los políticos que han mal
gobernado y manipulado en Lanzarote, han priorizado sus intereses electorales
sobre las necesidades reales de la isla y la población.
Por otro lado, la restauración de las áreas deterioradas no
ha sido una prioridad, y aunque Arrecife es un caso notable de caos y deterioro,
otras localidades como Costa Teguise y Playa Blanca también requieren atención
urgente por las tantas okupaciones que poseen y los cientos de toneladas de
escombros que acumulan en su cercanía y que ningún político parece ver.
Además, la situación social se complica con la llegada de
inmigrantes ilegales, muchos de los cuales se encuentran en condiciones precarias.
La inmigración ilegal ha generado tensiones en el sistema
social, contribuyendo a un aumento en la delincuencia y la okupación de
viviendas.
Esta realidad es especialmente preocupante en una isla donde
tres de cada diez residentes viven en el umbral de la pobreza.
Por último, es imperativo que se implemente un plan de
viviendas sociales que permita a los residentes legales acceder a alquileres
dignos y asequibles.
Actualmente, los precios de la vivienda han alcanzado niveles
exorbitantes, en gran parte debido a la proliferación de propiedades destinadas
al turismo y a viviendas vacacionales.
Esta situación ha dejado a miles de ciudadanos residentes sin
la posibilidad de encontrar un hogar adecuado donde vivir.
En final análisis, digo: Lanzarote es un lugar de contrastes.
Su belleza natural y su rica cultura son indiscutibles, pero la falta de
atención a los problemas sociales, económicos y arquitectónicos, amenaza nuestro
futuro.
Es hora de que los líderes de la isla dejen de lado la
política del espectáculo y se comprometan a trabajar por un Lanzarote más
limpio, seguro y habitable para todos.
La isla merece un cambio, y ese cambio debe comenzar ahora,
sin conflictos políticos que, como sabemos, no han hecho más que afear y
deteriorar los bellos paisajes de la isla, llevándola a un abismo de hecatombe
social y económica.
Si no se establece una barrera de seguridad y prosperidad,
todo caerá rodando cuesta abajo hasta la profundidad del no retorno.
Espero que el Cosmo-Poder ilumine a estos políticos, que más
bien manipulan y semitrabajan por sus suculentos salarios antes que por el
bienestar de los habitantes de Lanzarote y Canarias.
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