Reflexiones en esta Navidad sobre el progreso y la identidad canaria
Por Bruno Perera.
Hace aproximadamente sesenta años, las Islas Canarias eran un
archipiélago que se sostenía principalmente de la pesca, la agricultura y los
puertos francos. En aquel entonces, la educación superior no era tan accesible
como hoy, y la mayoría de la población trabajadora se caracterizaba por su
honestidad, su dedicación y su inteligencia práctica. La vida en las islas
giraba en torno a la comunidad, y los valores de esfuerzo y solidaridad eran
los pilares de la convivencia.
Sin duda, en la actualidad, el panorama ha cambiado
drásticamente. La proliferación de universidades y la diversificación de la
educación han dado lugar a un aumento en el número de personas altamente
capacitadas. En teoría, esto debería ser motivo de celebración; sin embargo, a
menudo nos encontramos con una realidad desconcertante. Muchos de estos
licenciados, incluidos aquellos en el ámbito de la política, parecen haber
olvidado los principios fundamentales de servicio a la comunidad que deberían
regir su labor.
En lugar de ser defensores de los intereses canarios, algunos
de estos políticos parecen haberse formado en lo que podría llamarse
"anti-política social". En muchos casos, la ética y la
responsabilidad hacia la ciudadanía se ven eclipsadas por intereses personales y
ambiciones económicas. Esta tendencia ha dado lugar a una percepción
generalizada de que, en lugar de representar a su gente, algunos de estos
líderes actúan como meros "vendepatrias", priorizando su propio
beneficio sobre el bienestar de Canarias.
La decepción es palpable entre los ciudadanos, quienes
anhelan un liderazgo que no solo esté preparado académicamente, sino que
también esté comprometido con la defensa de los valores canarios. La
manipulación y la falta de transparencia en la gestión pública han alimentado
un clima de desconfianza que, de no ser abordado, puede llevar a un aislamiento
social y a una pérdida de identidad.
Es fundamental que la nueva generación de líderes canarios
recupere la esencia de lo que significa servir a su pueblo. La educación no debe
ser solo una herramienta para el éxito personal, sino un medio para construir
un futuro mejor para todos. Canarias necesita políticos que se comprometan
genuinamente con su tierra, que escuchen las necesidades de la población y que
trabajen con integridad y honestidad.
En conclusión, aunque el avance educativo ha permitido que
más canarios se formen en diversas disciplinas, es crucial que esta preparación
venga acompañada de un sentido de responsabilidad social. Solo así podremos
forjar un futuro en el que Canarias sea defendida y representada por quienes
realmente la aman y valoran, y donde el progreso no signifique perder nuestras
raíces y nuestra identidad. La esperanza reside en la capacidad de la sociedad
para exigir un cambio y en la voluntad de los nuevos líderes para escuchar y
actuar en beneficio del pueblo canario.
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