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viernes, 13 de diciembre de 2024

Reflexiones en esta Navidad sobre el progreso y la identidad canaria



Reflexiones en esta Navidad sobre el progreso y la identidad canaria

Por Bruno Perera.

Hace aproximadamente sesenta años, las Islas Canarias eran un archipiélago que se sostenía principalmente de la pesca, la agricultura y los puertos francos. En aquel entonces, la educación superior no era tan accesible como hoy, y la mayoría de la población trabajadora se caracterizaba por su honestidad, su dedicación y su inteligencia práctica. La vida en las islas giraba en torno a la comunidad, y los valores de esfuerzo y solidaridad eran los pilares de la convivencia.

Sin duda, en la actualidad, el panorama ha cambiado drásticamente. La proliferación de universidades y la diversificación de la educación han dado lugar a un aumento en el número de personas altamente capacitadas. En teoría, esto debería ser motivo de celebración; sin embargo, a menudo nos encontramos con una realidad desconcertante. Muchos de estos licenciados, incluidos aquellos en el ámbito de la política, parecen haber olvidado los principios fundamentales de servicio a la comunidad que deberían regir su labor.

En lugar de ser defensores de los intereses canarios, algunos de estos políticos parecen haberse formado en lo que podría llamarse "anti-política social". En muchos casos, la ética y la responsabilidad hacia la ciudadanía se ven eclipsadas por intereses personales y ambiciones económicas. Esta tendencia ha dado lugar a una percepción generalizada de que, en lugar de representar a su gente, algunos de estos líderes actúan como meros "vendepatrias", priorizando su propio beneficio sobre el bienestar de Canarias.

La decepción es palpable entre los ciudadanos, quienes anhelan un liderazgo que no solo esté preparado académicamente, sino que también esté comprometido con la defensa de los valores canarios. La manipulación y la falta de transparencia en la gestión pública han alimentado un clima de desconfianza que, de no ser abordado, puede llevar a un aislamiento social y a una pérdida de identidad.

Es fundamental que la nueva generación de líderes canarios recupere la esencia de lo que significa servir a su pueblo. La educación no debe ser solo una herramienta para el éxito personal, sino un medio para construir un futuro mejor para todos. Canarias necesita políticos que se comprometan genuinamente con su tierra, que escuchen las necesidades de la población y que trabajen con integridad y honestidad.

En conclusión, aunque el avance educativo ha permitido que más canarios se formen en diversas disciplinas, es crucial que esta preparación venga acompañada de un sentido de responsabilidad social. Solo así podremos forjar un futuro en el que Canarias sea defendida y representada por quienes realmente la aman y valoran, y donde el progreso no signifique perder nuestras raíces y nuestra identidad. La esperanza reside en la capacidad de la sociedad para exigir un cambio y en la voluntad de los nuevos líderes para escuchar y actuar en beneficio del pueblo canario.


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