El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez llega al ecuador de sus 17 días de vacaciones y apura sus últimos días en el palacio de La Mareta de Lanzarote. Unas instalaciones exclusivas, a pie de playa, que cuentan con una cancha de baloncesto, deporte que Sánchez practicó de forma semiprofesional en su juventud. Y que seguramente siga haciéndolo, tal y como se desprende de un contrato de limpieza por el que Patrimonio Nacional exige limpiar esa cancha de manera exhaustiva y hasta dos veces al día. El secretismo y la opacidad que rodea al palacio de La Mareta, la residencia de lujo preferida por Sánchez y su familia para su descanso estival, sólo se puede romper por la transparencia a la que está obligada Patrimonio Nacional -gestor del espacio- a la hora de elaborar los contratos de servicios. De esos pliegos se extraen detalles reveladores de la actividad y uso que le da Sánchez.
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