El peor de los escenarios previstos en La Pobla de Massaluca, un incendio de alta intensidad en medio de la ola de calor, con el termómetro escalando hasta los 42 grados, con humedades bajísimas, por debajo del 30%, rachas de viento de 30 kilómetros/hora y una zona forestal y de vegetación de difícil acceso. En un territorio tan hostil, tres grandes aliados. El primero, la proximidad con el río Ebro, barrera natural. El segundo, la cercanía con el pantano de Riba-roja y el Matarranya, donde pudieron cargar agua los medios aéreos. El tercero, la no simultaneidad de fuegos importantes ayer tarde en Catalunya y Aragón, una de las grandes amenazas, lo que permitió concentrar efectivos y esfuerzos hasta la medianoche en La Pobla de Massaluca (Terra Alta), en el primer gran incendio de la ola de calor.
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