
Esto va de poder y no de gobierno. De resistencia y no de cambio. De miedo a perder el poder. De mantener el control. De ámbitos no demasiado evidentes del Estado. De sectores con una enorme capacidad para hacer valer sus intereses gobierne quien gobierne. Y de los riesgos de que todo impulso transformador acabe en un ejercicio de melancolía.
Está pasando. Un Gobierno de izquierdas que gobierna con sesgos heredados y que cuando intenta cambiar algunas realidades se enfrenta al ruido. Mucho ruido. En las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en la Justicia, en los medios de comunicación, en las organizaciones empresariales... Y entonces se producen los movimientos entre aquellos sectores consolidados y mayoritariamente conservadores que se sienten amenazados. Pasó cuando el 15M saltó de las plazas al Parlamento e irrumpió en la escena política. El entonces presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu, propuso crear "una especie de Podemos de derechas" orientado a la iniciativa privada y al desarrollo económico. Leer más
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