Ya hay fecha para la primera reunión entre gobiernos. Será el miércoles 26. El mero hecho de establecerla ha costado lo suficiente como para entender la complejidad que rodeará está negociación de la que, además, nadie espera ningún resultado a corto plazo. La parte catalana, por si fuera poco, acudirá con un extraño paisaje de fondo: profunda división entre JxCat y ERC, en el campo de las formas y las lealtades, pero sin embargo, coincidencia en el fondo, la exigencia de la amnistía de los presos y de la auodeterminación. Concertar la cita fue un episodio delirante y rocambolesco. Torra envió a primera hora de ayer una carta a Pedro Sánchez en la que manifestaba que no podía acudir el lunes 24, como el Gobierno había propuesto, por motivos de agenda de «carácter personal». Ofrecía cinco alternativas para ese encuentro. El presidente respondió con otra misiva, en la que aceptaba la fechas del 26. La carta llegó a los medios de comunicación pero tardó tres horas en «llegar» a Palau.
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