Es 7 de abril de 2016 por la noche y en el Teatre Nacional de Catalunya no cabe un alfiler. Se celebra una gala que culmina cuando Óscar Camps sube al escenario. Ovación cerrada. El activista pro-derechos humanos se acaba de convertir en ‘Catalán del año’. En la estrella del evento con el que El Periódico reconoce anualmente a los catalanes más admirados. Camps recibe la estatuilla de manos de Carles Puigdemont, mientras las felicitaciones desbordan las redes. En su discurso, Camps asegura que le hubiese encantado no ganar nunca ese premio. Porque a Óscar Camps lo nombran catalán del año en reconocimiento a su labor humanitaria: salvando inmigrantes a la deriva por el Mediterráneo. Leer más
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