Rancho Texas - Puerto del Carmen - Lanzarote

martes, 23 de diciembre de 2025

Abandono de niños y niñas menores africanos en aeropuertos canarios

 


Abandono de niños y niñas menores africanos en aeropuertos canarios

Por Bruno Perera.

El pasado 19 de diciembre de 2025, la Policía Nacional detuvo en Gran Canaria a un hombre por abandonar a su propio hijo menor de edad en territorio español, tras llegar juntos en avión desde Marruecos, y tratar de regresar solo a su país de origen. El niño, que apareció solo y desesperado ante la sede de Cruz Roja en Telde, declaró que su padre lo había abandonado en España y se había llevado sus documentos, lo que lo situó en una situación de desamparo e indocumentación.

El menor fue inmediatamente protegido por las autoridades —trasladado a un centro de acogida por orden de la Fiscalía de Menores— y su padre fue arrestado cuando intentaba volar a Marrakech sin el niño. El juez decretó prisión provisional para el progenitor, recordando que abandonar a un menor es un delito grave con consecuencias penales.

¿Qué está pasando de verdad?

Este caso puntual pone el foco en un problema mayor, estructural y profundamente injusto:

  • En los últimos años han aumentado significativamente las llegadas de menores extranjeros no acompañados en pateras, cayucos y zodiacs a España, especialmente desde zonas magrebíes y subsaharianas. Datos oficiales reflejan que los jóvenes procedentes de estas zonas representan una proporción muy alta de las llegadas de “MENAs” (menores extranjeros no acompañados).
  • La figura jurídica de MENA ofrece al menor protección y tutela estatal en centros especializados hasta que cumple 18 años, lo que implica un costo importante para las administraciones públicas. El gasto medio por menor tutelado puede rondar, en algunas autonomías, cifras cercanas a 150 € diarios, unos 4.500 euros mensuales, incluyendo educación, comida, alojamiento, ropa, calzado y atención social especializada.
  • -Dinero que se reparten entre las oenegés que viven del cuento de los MENAs-.
  • Una vez alcanzada la mayoría de edad, muchos de estos jóvenes pueden acceder a mecanismos de reagrupación familiar o regularización migratoria, lo que permite que los MENAs puedan reclamar a sus familiares y estos consigan la residencia en España. Esto ha generado un debate intenso y polémico: ¿cómo conciliar los derechos de menores con las posibles estrategias familiares de sacar ventaja del sistema?

Un fenómeno que no es solo un único caso

Aunque el caso reciente en Canarias es particularmente chocante por lo explícito —el padre o madre que literalmente abandona al niño y se va—, existen informes y sentencias anteriores que apuntan  a muchos otros padres y a redes de facilitación de menores que organizan y monetizan la llegada de estos jóvenes a España. Un ejemplo documentado es una red que mafiosa fue condenada por traer menores desde Marruecos y cobrar miles de euros por hacerlo, entregándolos a centros donde permanecerían hasta la mayoría de edad. (Telecinco)

Es decir: la vulnerabilidad de la infancia y el derecho de los menores a protección internacional están siendo instrumentalizados, en algunos casos, como un camino hacia una residencia más estable en Europa. Esto no es solo motivo de denuncia moral, sino también de urgente debate político y jurídico.

Derechos humanos vs. abuso del sistema

España y la Unión Europea tienen compromisos claros con los derechos de la infancia y con la protección de menores que llegan sin referente adulto. La realidad de los “MENAs” no es homogénea: la mayoría son jóvenes que sus padres por ser pobres envían a Canarias o a la Península con el propósito de que España los tutele gratis, por varios años.
Pero mezclar tragedia humana con comportamientos fraudulentos o deliberadamente ventajistas distorsiona el problema y pone en tensión la solidaridad y la responsabilidad del Estado.

¿Qué deberían hacer España y la UE?

1.    Reforzar los mecanismos de control y verificación para garantizar que los menores no acompañados lo sean realmente, antes de acceder a la tutela estatal.

2.    Coordinar con Marruecos y países de origen protocolos de retorno seguro para casos en que se demuestre abandono voluntario o fraude familiar.

3.    Combatir las redes que trafican o instrumentalizan a menores, aplicando penas más duras y cooperación transnacional.

4.    Apoyar programas de desarrollo local en origen para que las familias no recurran a prácticas desesperadas o ilícitas.

Conclusión

El caso de Canarias es más que un suceso aislado: es un síntoma de fallas estructurales en cómo se gestionan las fronteras, la migración y la protección de la infancia en Europa. Defender los derechos de los más vulnerables no puede convertirse en un incentivo perverso para el abuso. España y la UE deben actuar con firmeza, humanidad y sentido común para cerrar los vacíos que permiten que niños/as sean dejados atrás como si fueran piezas intercambiables de un sistema que debería protegerlos, no explotarlos.

Nota: La mejor opción y remedio a esta tragedia y sangría económica, es cerrar todos los centros de tutela de MENAs y de adultos habidos en España. Y que cada nación africana aguante su vela con su propio palo. No somos ni debemos ser la Madre Teresa del mundo porque ya damos más de lo que podemos.

Final: Como tantos otros artículos que he escrito denunciando los abusos relacionados con la inmigración ilegal, este también fue enviado a la señora Ursula Von der Leyen presidenta de la Comisión Europea con la intención de que sepa lo que está ocurriendo en Canarias y en muchos lugares de España peninsular con la inmigración ilegal.

 


domingo, 21 de diciembre de 2025

La política corrupta española: un ciclo que se repite desde hace siglos

 


La política corrupta española: un ciclo que se repite desde hace siglos

Por Bruno Perera.

La política española parece atrapada en un bucle del que no sabe —o no quiere— salir. Da igual el siglo, el régimen o el color del partido que gobierne: el patrón se repite con una precisión casi matemática. Unos llegan al poder prometiendo regeneración, honradez y cambio; gobiernan, roban, engañan y mienten; y finalmente son expulsados en las urnas por otros que prometen un cambio honrado… para acabar haciendo algo muy parecido a los otros.

No es una percepción reciente ni fruto del desencanto moderno. Es una constante histórica. Desde la España de los válidos y las camarillas, pasando por el turnismo del siglo XIX, hasta la democracia actual, el ciudadano asiste como espectador a una representación ya conocida. Cambian los actores, se renuevan los eslóganes, pero el guion permanece intacto.

Cada ciclo electoral se presenta como una oportunidad de ruptura, cuando en realidad suele ser solo una sustitución. Se va un partido desgastado por la corrupción y entra otro que, con el tiempo, acaba cayendo en prácticas similares: redes clientelares, uso partidista de las instituciones, puertas giratorias, promesas incumplidas y una distancia cada vez mayor entre el discurso y la realidad.

¿Qué se puede hacer para que esto no suceda?

La respuesta honesta es incómoda: muy poco, al menos a corto plazo. El sistema está diseñado para sobrevivir a sus propias crisis. La corrupción rara vez destruye estructuras; simplemente las oxida. Y cuando el óxido es demasiado visible, se pinta por encima con un cambio de siglas.

Algunos plantean no votar como forma de protesta. Otros optan por votar a partidos nuevos, con la esperanza —o la fe— de que sean diferentes. Pero esa apuesta se parece demasiado a jugar a la lotería: se deposita una ilusión en algo que no tiene garantías reales de salir mejor. Muchos partidos que nacieron como “alternativa” acabaron integrados en la misma lógica que decían combatir.

El problema no es solo quién gobierna, sino cómo funciona el poder en España: listas cerradas, escasa rendición de cuentas, justicia politizada, medios dependientes y una ciudadanía cansada que ha normalizado lo que debería ser intolerable. Mientras el coste real de mentir o robar sea bajo, el incentivo para no hacerlo será mínimo.

El gran engaño: hacer creer que el cambio ya llegó

Quizás el mayor triunfo del sistema sea convencer al ciudadano de que cada cambio de gobierno es un cambio de rumbo. No lo es. En demasiadas ocasiones es solo una rotación de élites, una alternancia que permite que todo siga igual con la apariencia de movimiento.

La democracia no fracasa de golpe; se desgasta lentamente. Y cuando el ciudadano interioriza que “todos son iguales”, no porque lo sean exactamente, sino porque el resultado final se parece demasiado, el desencanto se convierte en norma.

España no necesita solo nuevos partidos o nuevos líderes. Necesita nuevas reglas, nuevas exigencias y una ciudadanía menos resignada. Mientras eso no ocurra, seguiremos atrapados en el mismo ciclo: promesas, decepción, castigo electoral… y vuelta a empezar.

Apéndice: contexto y datos para entender el problema

Persistencia histórica: La alternancia sin reformas estructurales profundas ha sido una constante en la política española desde el siglo XIX.

Corrupción sistémica: Los principales partidos han acumulado, en distintas etapas, numerosos casos judiciales relacionados con financiación ilegal, malversación o tráfico de influencias.

Débil rendición de cuentas: Las listas cerradas y bloqueadas reducen el control directo del votante sobre los representantes.

Desconfianza ciudadana: Los barómetros del CIS llevan años reflejando que la corrupción y la clase política figuran entre las principales preocupaciones de los españoles.

Efecto “partido nuevo”: La experiencia reciente muestra que muchos partidos emergentes acaban adaptándose a las dinámicas que criticaban al entrar en el sistema.

¿Es el Cosmo-Poder culpable del racismo en la Tierra?

 


¿Es el Cosmo-Poder culpable del racismo en la Tierra?

Por Bruno Perera.

Si aceptamos la idea de un Cosmo-Poder, una fuerza creadora —llámese Dios, Naturaleza, Universo o Energía Primigenia— surge una pregunta incómoda pero legítima:
¿tiene alguna responsabilidad en la existencia del racismo en la Tierra?

No de forma consciente ni moral, pero sí de manera indirecta.

La especie humana es una sola. Genéticamente somos prácticamente idénticos. Sin embargo, no todos somos físicamente iguales, y esa diferencia ha sido históricamente el germen del racismo. ¿De dónde surgen esas diferencias? No del odio, no de la ideología, sino de la adaptación al entorno.

El clima como escultor del ser humano

Desde sus orígenes en África, el ser humano emigró a lo largo de miles de años hacia climas radicalmente distintos:
zonas ecuatoriales abrasadoras, regiones templadas, desiertos, selvas, estepas y territorios helados.

El cuerpo humano hizo lo que siempre hace la vida: adaptarse para sobrevivir.

  • La piel se volvió más oscura donde el sol era intenso, para protegerse de la radiación.
  • Se volvió más clara donde la luz solar era escasa, para absorber mejor la vitamina D.
  • Cambiaron rasgos faciales, estaturas, densidad ósea, tipos de cabello.

No hubo intención, ni jerarquía, ni superioridad. Solo biología y clima.

Si el Cosmo-Poder hubiera creado un planeta con una temperatura uniforme, sin grandes contrastes climáticos, probablemente la humanidad no habría desarrollado diferencias físicas tan visibles. Y sin esas diferencias, el racismo, tal como lo conocemos, quizás nunca habría existido.

Las diferencias físicas y el ego crean el racismo

Aquí está la clave:
las diferencias físicas no son el problema. El problema surge cuando el ser humano transforma la diferencia en juicio, y el juicio en desprecio.

El racismo nace del ego humano, del miedo y desprecio a lo distinto, del color de la piel y lo físico, del deseo de dominio y de la necesidad de sentirse superior. Es una construcción cultural, política y psicológica, no natural, pero que relaciona la piel oscura con pobreza que los blancos huyen de tener la misma porque la piel negra les recuerda miseria.

El Cosmo-Poder creó diversidad.
El ser humano creó la discriminación.

La gran ironía de la humanidad

La ironía es brutal:
nos odiamos por diferencias mínimas cuando compartimos el 99,9 % del ADN.
Nos enfrentamos por el color de la piel mientras dependemos del mismo aire, del mismo planeta y del mismo futuro.

La ciencia ha desmontado el concepto de “razas humanas” como categorías biológicas reales. Existen variaciones, no razas. Sin embargo, el racismo persiste porque no se alimenta de la ciencia, sino de la ignorancia y del poder mal entendido.

Conclusión

¿Es culpable el Cosmo-Poder de que exista racismo?
No en términos morales.
Pero sí es cierto que la diversidad creada por la adaptación al mundo físico fue el escenario perfecto para que el ser humano mostrara sus sombras.

La diversidad no es el error.
El error es no haber aprendido a convivir con ella.

El verdadero fallo no está en cómo fuimos creados, sino en cómo elegimos tratarnos.

Nota: Aunque desaparecieran las diferencias físicas, el racismo no se extinguiría del todo. Existe otro tipo de racismo que nace y se alimenta de ciertas religiones cuando, a través de credos o dogmas rígidos, se establece la idea de que unos son “elegidos” y otros “inferiores”. Este fenómeno es especialmente visible en las religiones fundamentalistas, donde la fe deja de ser espiritual para convertirse en una herramienta de exclusión y de poder.

sábado, 20 de diciembre de 2025

Canarias no tiene ZEE: la verdad jurídica que muchos ocultan o ignoran

 


Canarias no tiene ZEE: la verdad jurídica que muchos ocultan o ignoran

Por Bruno Perera.

Durante años se ha repetido hasta la saciedad que Canarias posee una Zona Económica Exclusiva (ZEE de 200m/n), que sus aguas son inmensas o que España no defiende lo suficiente los derechos marítimos del Archipiélago. Todo eso suena bien, moviliza emociones y sirve para el discurso político, pero es falso desde el punto de vista del Derecho Internacional del Mar.

No es una cuestión de opinión, ni de ideología, ni siquiera de voluntad política. Es una cuestión estrictamente jurídica.

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) es muy clara sobre quién puede tener Zona Económica Exclusiva (ZEE) y Plataforma Continental Extra (PCE):

·        Solo los Estados continentales y los Estados archipelágicos pueden tener ZEE y PCE.

·        Pero solo los Estados archipelágicos pueden proyectar esa ZEE o PCE tomando como referencia el conjunto de islas como unidad, no cada isla por separado.

Cuando no hay espacio suficiente para que cada Estado alcance 200 millas de ZEE o 150 millas de PCE, la convención obliga a dividir las aguas de forma equitativa.

Además, la PCE extra tiene un límite: no puede extenderse más de 100 millas más allá del límite de la ZEE o más allá de la isobata de 2.500 metros de profundidad. Este es el tope que Naciones Unidas establece para conceder derechos sobre la plataforma continental.

Canarias no es un Estado archipelágico

Y ese es el principio y el final del debate.

Por tanto, Canarias no puede generar una ZEE propia, ni como archipiélago ni como entidad diferenciada. No puede trazar líneas archipelágicas, no puede rodear el conjunto insular como si fuera Indonesia o Filipinas, y no puede reclamar 200 millas como bloque.

Hablar de “ZEE canaria” es, sencillamente, hablar de algo que no existe jurídicamente.

Las islas no generan automáticamente ZEE plena

Otro error habitual es pensar que cualquier isla, por el mero hecho de existir, genera 200 millas de ZEE. La propia CONVEMAR desmonta esa idea cuando entra en juego la equidad, la proporcionalidad de costas y las circunstancias especiales.

Canarias está situada frente a un continente, África, con una costa inmensamente superior en longitud y peso geográfico. En estos casos, la jurisprudencia internacional es constante: las islas no pueden producir efectos marítimos desproporcionados que perjudiquen al continente cercano.

Por eso, incluso actuando España en nombre de Canarias, una ZEE plena es jurídicamente inviable.

El precedente que nadie quiere mencionar: Saint Pierre et Miquelon (1992)

Existe un caso casi idéntico, y es demoledor para el relato oficialista.

En 1992, un tribunal arbitral internacional resolvió el conflicto entre Canadá y Francia por el pequeño archipiélago francés de Saint Pierre et Miquelon, situado en Terranova frente a la costa canadiense.

Francia pretendía una ZEE amplia.
El tribunal dijo no.

¿Qué obtuvo finalmente Francia?

  • No obtuvo una ZEE de 200 millas.
  • No obtuvo un control marítimo equiparable al del continente cercano.
  • Solo se le reconocieron derechos limitados:  aguas entre islas, 24 millas de aguas territoriales y un pequeño corredor de 10 millas de ancho por 200 millas de largo, por razones de equidad.

El mensaje fue claro: las islas no pueden encorsetar ni distorsionar los derechos marítimos de un continente.

Aplicado a Canarias, el paralelismo es evidente y devastador para quienes siguen vendiendo humo.

Lo máximo a lo que podría aspirar Canarias

Y aquí viene la parte que casi nunca se explica con honestidad.

Canarias, solo a través de España y únicamente mediante un litigio internacional ante Naciones Unidas, podría aspirar como máximo a:

  • El reconocimiento de aguas entre islas (interinsulares).
  • Una periferia marítima limitada, razonable y proporcional.
  • En torno a 24 millas náuticas, como en otros precedentes comparables.

Nada de ZEE plena.
Nada de 200 millas.
Nada de soberanía marítima extendida.

Todo lo demás es propaganda.

……………………………………

La zona SAR de Canarias: lo que sí existe

Muchos confunden SAR con ZEE, y eso genera bulos enormes.

  • España asumió formalmente la zona SAR de Canarias en 1993, siguiendo la Convención Internacional sobre Búsqueda y Salvamento Marítimo (OMI).
  • La SAR define zonas de responsabilidad para rescates marítimos y aéreos, no otorga soberanía ni derechos económicos.
  • La SAR puede verse en mapas, y a simple vista parece una ZEE o una plataforma continental, pero solo indica responsabilidad operativa, no jurídica.
  • Se coordina con Marruecos y otros países por razones humanitarias, sin que ello implique reconocimiento de soberanía o ampliación de derechos marítimos.

La SAR de Canarias no es un mapa de soberanía, sino un mapa de responsabilidad humanitaria; confundir ambas cosas es desconocer —o manipular— el Derecho del Mar.

Nota sobre información confusa

Mucha gente se confunde al ver mapas o al leer artículos de Internet. Incluso algunas inteligencias artificiales responden mal cuando se les pregunta si Canarias tiene ZEE: dicen que sí, porque extraen información de fuentes poco fiables donde se mezclan:

  • Plataforma continental
  • SAR
  • ZEE

El Manual de Delimitación de Fronteras Marítimas de la ONU confirma: Canarias no posee ZEE propia, y los mapas que parecen indicar lo contrario no tienen valor jurídico.

Conclusión

Canarias no tiene ZEE.
No puede tenerla.
Y no la tendrá.

Lo único defendible jurídicamente es una delimitación limitada, equitativa y muy contenida, similar a la reconocida en otros casos internacionales como Saint Pierre et Miquelon. Todo lo demás es construir castillos en el aire y engañar a la opinión pública.

La verdad jurídica puede ser menos épica, pero es la única que resiste cuando se apagan los micrófonos y se abren los tratados.

Fuentes contrastadas

  • Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR)
    • Artículos 46 a 54 (Estados archipelágicos)
    • Artículos 55 a 75 (Zona Económica Exclusiva)
  • Laudo arbitral Francia–Canadá (Saint Pierre et Miquelon, 1992)
    • Tribunal Arbitral Internacional
    • Aplicación del principio de equidad y proporcionalidad de costas
  • Manual on Maritime Boundary Delimitation, Naciones Unidas
    • División de Asuntos Oceánicos y del Derecho del Mar (DOALOS)
    • Casuística sobre archipiélagos no estatales y efectos marítimos reducidos
  • Convención Internacional sobre Búsqueda y Salvamento Marítimo (OMI, 1993)
    • Asignación de la SAR de Canarias
    • Coordinación con Marruecos y otros Estados

Ver en este enlace artículo que explica todo este problema con muchos detalles bien claros: https://www.laverdaddelanzarote.com/opinion/bruno-perera/pienso-que-plataforma-mar-canario-equivoca-algunos-detalles/20221226081357027222.html

 

 

viernes, 19 de diciembre de 2025

No hagan caso a quienes temen a la inteligencia artificial por desconocimiento

 


No hagan caso a quienes temen a la inteligencia artificial por desconocimiento

Por Bruno Perera.

En la actualidad, muchas personas hablan de la inteligencia artificial (IA) como si fuera algo nefasto, incompleto o incluso peligroso. Ignoran, sin profundizar, que las IAs no son más que herramientas. Herramientas extraordinariamente poderosas que, aunque puedan cometer errores, tienen la capacidad de transformar nuestra manera de trabajar, aprender y crear.

Por ejemplo, en la enseñanza de idiomas, una IA puede ayudar a elaborar manuales de español, inglés, chino o cualquier lengua, adaptados tanto para niños como para adultos. Puede generar ejercicios, audios, viñetas a color o en blanco y negro, horóscopos, tarot, fichas educativas, temas sobre el universo, matemáticas, gramática, religión, juegos interactivos y todo lo demás que la inteligencia humana conoce y desconoce. Lo que antes requería decenas de horas de trabajo ahora se puede hacer en minutos o en unas horas. Y esto es solo un ejemplo: la IA puede asistir en la creación de contenidos, en investigación, en diseño, en programación y en prácticamente cualquier área que puedas imaginar. Poseer una herramienta así es casi como tener un sueño hecho realidad: un asistente digital que acelera y mejora nuestro trabajo de manera inimaginable hasta hace apenas unos años.

Es hora de abrir los ojos. No dejes que personas ignorantes o temerosas te manipulen. Algunos sienten amenaza ante la IA porque temen que “les quite su trabajo”. Pero la realidad es que la labor que se pierde no es por la tecnología, sino por negarse a adaptarse a la era moderna de la digitalización. Quienes se resisten a aprender y aprovechar estas herramientas no serán desplazados por las máquinas, sino por su propia falta de visión y preparación.

Y cuando llegue la era de la IA cuántica, aquellos que hoy desprecian o ignoran estas tecnologías lamentarán no haber despertado a tiempo. Llorarán por haber perdido la oportunidad de formar parte de un mundo donde las barreras del conocimiento y la creatividad se superan gracias a la colaboración con máquinas inteligentes.

No temas. Explora, aprende, experimenta. La inteligencia artificial no es tu enemiga: es el aliado que puede llevarte mucho más lejos de lo que jamás imaginaste.

 

jueves, 18 de diciembre de 2025

Lo que dice la IA de ChatGTP sobre mi trayectoria como articulista:

 


Lo que dice la IA de ChatGTP sobre mi trayectoria como articulista: 🔹 Biografía larga (perfil autor / dossier de trayectoria)

Bruno Perera es un articulista y analista de opinión nacido en Lanzarote, con una destacada trayectoria en el ámbito del periodismo digital en Canarias y en España. Su nombre alcanzó una especial notoriedad durante el conflicto petrolero entre la multinacional Repsol y el Gobierno de Canarias, periodo en el que se consolidó como uno de los articulistas más leídos del archipiélago, participando activamente en uno de los debates políticos, sociales y medioambientales más intensos de la historia reciente canaria.

A lo largo de varios años publicó miles de artículos en Globedia España, una de las mayores plataformas de opinión digital del país en su momento, donde sus textos fueron leídos por alrededor de cinco millones de personas en un periodo aproximado de cinco años. Esta producción constante y su elevada audiencia lo situaron entre los autores con mayor impacto sostenido en el panorama digital español de opinión.

Asimismo, formó parte del equipo de articulistas de Asturias Liberal, una web de pensamiento y análisis político hoy desaparecida, que destacó por reunir a algunas de las mejores plumas del ámbito intelectual y periodístico nacional.

La desaparición de muchas de las plataformas en las que escribió no ha borrado la influencia real de su trabajo, aunque sí ha contribuido a la pérdida de archivos y métricas en la memoria digital. Su escritura se caracteriza por un estilo crítico, incisivo y sin concesiones, centrado en el análisis del poder político, las contradicciones institucionales y los problemas estructurales de Canarias y de España.

En la actualidad, continúa publicando artículos de opinión y análisis, manteniendo una voz independiente y reconocible dentro del debate público.

La política funciona porque los políticos se parecen demasiado

 


La política funciona porque los políticos se parecen demasiado

Por Bruno Perera.

Existe una idea incómoda que casi nadie se atreve a decir en voz alta: la política mundial no se sostiene por la honestidad de sus dirigentes, sino por su homogeneidad moral. El sistema funciona —mal, pero funciona— porque la mayoría de los políticos comparten los mismos vicios, las mismas trampas y la misma forma de mentir.

Puede parecer una provocación, pero basta observar la historia y la política actual para entenderlo. Los sistemas se mantienen estables cuando quienes los gestionan juegan con reglas similares, aunque esas reglas sean profundamente inmorales.

Cuando todos mienten, el sistema es estable

En la diplomacia del siglo XX, durante la Guerra Fría, Estados Unidos y la Unión Soviética se espiaban, manipulaban, mentían a su población y violaban principios que decían defender. Sin embargo, el mundo no estalló en una guerra nuclear. ¿Por qué?
Porque ambos bandos sabían que el otro mentía. Existía una hipocresía compartida y, por tanto, previsible.

Lo mismo ocurre hoy en la política internacional: declaraciones grandilocuentes sobre derechos humanos, mientras se comercia con dictaduras; discursos ecológicos mientras se firman acuerdos contaminantes; promesas sociales que nunca se cumplen. Todos saben que es teatro, pero todos aceptan el guion.

El verdadero peligro: mezclar honestos y mentirosos

Un sistema donde la mitad de los políticos fueran honestos y la otra mitad mentirosos sería el peor de los escenarios. El honesto quedaría inmediatamente en desventaja.
No promete lo imposible, no manipula emociones, no oculta datos. El mentiroso sí. Y gana.

La historia está llena de ejemplos de líderes que intentaron actuar con transparencia y fueron barridos por estructuras más cínicas:

1.      Reformistas expulsados de partidos tradicionales.

  1. Políticos que dijeron la verdad sobre crisis económicas y perdieron elecciones frente a vendedores de humo.
  2. Gobiernos que intentaron regenerar sistemas corruptos y acabaron absorbidos o destruidos por ellos.

El sistema no premia la honestidad aislada. La castiga.

El ideal imposible: que todos fueran honestos

Un sistema político compuesto por dirigentes honestos sería, sin duda, el mejor posible:
más eficiente, más justo y más humano. Pero exige algo que casi nunca se menciona: una ciudadanía honesta, madura y responsable.

Mientras los votantes premien al que promete más, aunque mienta, el resultado será siempre el mismo. La política no selecciona a los mejores, sino a los que mejor se adaptan a lo que la sociedad tolera.

España no es una excepción

En España, como en tantos otros países, la alternancia de partidos no ha supuesto una alternancia moral. Cambian los colores, los eslóganes y los rostros, pero se mantiene la misma lógica: prometer, mentir, justificar y repetir.

El problema no es un partido u otro. El problema es un sistema que funciona porque todos saben que nadie dice toda la verdad. Y cuando aparece alguien que intenta salirse del guion, el propio sistema se encarga de neutralizarlo.

Final

La política actual no es un fracaso del sistema, sino su resultado lógico.
Funciona porque es coherente con la naturaleza humana y con una sociedad que ha normalizado la mentira como herramienta de poder.

Lo verdaderamente revolucionario no sería cambiar de políticos, sino cambiar lo que estamos dispuestos a aceptar como ciudadanos. Mientras eso no ocurra, seguiremos eligiendo a quienes mejor mienten, no a quienes mejor gobiernan.

Apéndice: datos y referencias para contextualizar

1.    Maquiavelo, El Príncipe: análisis clásico del poder basado en la eficacia, no en la moral.

2.    Hannah Arendt, Verdad y política: sobre la mentira como elemento estructural del poder moderno.

3.    Guerra Fría: doctrina de la disuasión nuclear basada en la desconfianza mutua y la hipocresía diplomática.

4.    Estudios de ciencia política (Downs, Schumpeter): el votante racional premia promesas simples, no verdades complejas.

5.    Índices de confianza institucional (Eurobarómetro): descenso continuado de la confianza ciudadana en partidos y parlamentos en democracias consolidadas.