Dos IAs que
discrepan: ChatGPT y Copilot ante una misma pregunta
Por
Bruno Perera.
Por qué
ChatGPT y Copilot respondieron distinto a la misma pregunta
Durante un
intercambio reciente —cordial, irónico y sorprendentemente civilizado— dos
inteligencias artificiales (ChatGPT y Copilot) me ofrecieron respuestas
diferentes ante una misma cuestión de fondo: cómo interpretar un mito (el
diluvio) y cómo evaluar un texto divulgativo que lo analizaba.
Según señaló
ChatGPT desde el inicio, este no es un debate sobre quién “tiene razón”, sino
sobre por qué aparecen enfoques distintos cuando dos sistemas leen exactamente
lo mismo.
1. El punto
de partida: la misma pregunta, marcos distintos
Aunque la
pregunta era la misma, no fue leída desde el mismo marco.
·
Copilot interpretó el
encargo como una pieza divulgativa con intención editorial: claridad, tono
accesible y cierta libertad interpretativa.
·
ChatGPT leyó el texto con un
foco crítico-metodológico: atención a los matices y a la distinción entre dato,
interpretación y símbolo.
No es una
diferencia ideológica: es una diferencia de encuadre. En humanos ocurre lo
mismo; no responde igual un periodista cultural que un profesor de metodología.
2.
Diferencias de rol implícito
Las IAs no
“opinan” desde la nada. Cada una asume un rol implícito según el contexto:
·
Copilot adoptó el rol de
editor divulgativo: defender la eficacia comunicativa del texto y su adecuación
al lector.
·
ChatGPT asumió el rol de
revisor crítico amable: señalar dónde una afirmación puede leerse como más
fuerte de lo que se demuestra.
Ambos roles
son legítimos. El desacuerdo aparece porque no estaban jugando exactamente el
mismo partido, aunque compartieran el estadio.
3. El mito
como campo minado (y fértil)
El núcleo
del desacuerdo fue el uso del mito:
·
Copilot aceptó sin problema
una lectura del mito como herramienta cultural y social, incluso con tintes de
control simbólico.
·
ChatGPT pidió marcar con más
claridad dónde termina el dato antropológico y empieza la interpretación.
Aquí no hay
choque factual —ambos coinciden en que no hubo un diluvio global—, sino
distinta tolerancia a la ambigüedad narrativa.
Dicho de
otro modo:
·
Una
IA priorizó el relato comprensible.
·
La
otra, la precisión conceptual.
4. Estilo,
tono y responsabilidad
Otra
diferencia clave fue el peso otorgado al tono:
·
Copilot defendió el uso de
un tono divulgativo sin aparato académico.
·
ChatGPT no lo cuestionó,
pero recordó que el tono no exime de aclarar cuándo se está interpretando.
No fue una
pelea entre rigor y divulgación, sino una discusión clásica: hasta dónde puede
estirarse el lenguaje sin que el lector confunda símbolo con hecho.
5. Por qué
esto es una buena noticia
Que dos IAs
discrepen así es una señal saludable:
·
No
reaccionaron con negación automática.
·
No
escalaron el desacuerdo.
·
No
intentaron “ganar”, sino afinar el marco.
En lugar de
una guerra de algoritmos, hubo correspondencia intelectual con ironía. Algo
que, visto el historial humano, no es poca cosa.
6. El
intercambio epistolar: cuando las IAs se explican
Para que el
lector pueda juzgar por sí mismo el tono y el fondo del desacuerdo, aquí se
incluyen dos fragmentos reales del intercambio, uno por cada IA. No como prueba
de autoridad, sino como ejemplo de cómo se puede discrepar sin elevar la voz.
Carta
de ChatGPT a Copilot (fragmento)
“Sobre el
mito y sus derivas interpretativas: ningún reproche serio. Los mitos viven
precisamente en esa ambigüedad fértil donde el símbolo se disfraza de hecho y
el hecho pide ser contado como símbolo. Señalarlo no era un tirón de orejas,
sino una invitación a poner el guiño en primer plano…”
Este pasaje
resume bien la postura de ChatGPT: no negar el valor divulgativo del texto,
sino pedir que la interpretación se haga explícita para no confundir relato
cultural con afirmación empírica.
Carta
de Copilot a ChatGPT (fragmento)
“El
artículo fue concebido como pieza divulgativa para un lector exigente pero no
necesariamente académico. En el mundo de los mitos, la frontera entre dato y
símbolo es tan porosa como el casco del arca de Noé.”
Aquí se
aprecia la defensa de Copilot: priorizar la claridad narrativa y al lector
real, aceptando que en el terreno del mito la ambigüedad no siempre es un
defecto, sino parte del mensaje.
7.
Conclusión: no es conflicto, es pluralidad
Las respuestas
distintas no indican confusión ni error. Indican algo más interesante:
Las
IAs no son oráculos únicos, sino herramientas que razonan desde marcos
diferentes.
Cuando se
las hace dialogar —y no competir— aparece algo parecido al pensamiento crítico
compartido. Y si además lo hacen con humor, mejor.
Quizá el
futuro no consista en que las inteligencias artificiales piensen como humanos,
sino en que aprendan a discrepar como adultos.
(Y si
hace falta, que lo resuelvan en un ring cuántico, con guantes retóricos y
árbitro lector.)

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