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miércoles, 17 de septiembre de 2025

Israel es un país tecnológicamente avanzado gracias al respaldo de Occidente

 


Israel es un país tecnológicamente avanzado gracias al respaldo de Occidente

Por Bruno Perera.

Israel suele ser presentado como un país líder en innovación tecnológica, un referente en ámbitos como la informática, las telecomunicaciones, la defensa, la biotecnología y la gestión del agua. Sin embargo, una mirada crítica revela que gran parte de ese desarrollo no fue un logro exclusivamente interno, sino el resultado de décadas de apoyo material, militar, científico y económico de Estados Unidos y de Europa.

Desde su creación en 1948, Israel ha recibido una ingente cantidad de ayuda de Washington, tanto financiera como militar. Esta asistencia ha incluido:

1. Armas nucleares: Aunque Israel nunca lo ha admitido oficialmente, diversos estudios apuntan a que EE. UU. facilitó las bases tecnológicas y científicas para que el Estado hebreo desarrollara su arsenal nuclear. Mientras países como España tuvieron vetado este camino, Israel contó con un apoyo tácito y estratégico.

2. Microchips y programas digitales: Buena parte de la industria tecnológica israelí fue posible gracias a la formación de ingenieros en universidades estadounidenses y europeas, así como a la transferencia de conocimiento desde Silicon Valley.

3. Aeronaves y drones: Israel produce hoy sistemas avanzados, pero muchos de sus primeros modelos derivaron de diseños norteamericanos y europeos.

4. Misiles y sistemas de defensa: El sistema Cúpula de Hierro, por ejemplo, no habría sido posible sin la financiación multimillonaria de Washington.

5. Buques de guerra y aviones: Gran parte de la flota aérea y naval de Israel se construyó con transferencia directa de equipamiento de Estados Unidos.

Los principales cerebros que cimentaron el despegue tecnológico israelí se formaron en universidades de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania. La innovación en Israel no surgió en un vacío, sino de un trasvase de capital humano cualificado que luego trasladó sus conocimientos a Oriente Medio.

En el plano geopolítico, Israel funciona en muchos sentidos como un brazo estratégico de Estados Unidos en Oriente Medio. Su papel como “estación policial” regional explica el respaldo incondicional de Washington incluso en circunstancias en las que Israel es acusado de vulnerar los derechos humanos o de cometer crímenes de guerra contra la población palestina.
Este alineamiento refuerza la percepción de que Israel es, en la práctica, una extensión de los intereses estadounidenses en la región.

Uno de los campos donde Israel presume de ser pionero es la tecnología de desalinización de agua, fundamental para un país con recursos hídricos escasos. Sin embargo, la historia demuestra que Israel no fue el inventor, sino un gran adaptador y optimizador:

1. Dinamarca (Atlas, años 30-40): La empresa Atlas desarrolló los primeros sistemas de destilación y ósmosis inversa para uso en barcos y aplicaciones industriales.

2. Alemania: Tras la Segunda Guerra Mundial, ingenieros alemanes avanzaron en técnicas de destilación multietapa (MSF) y membranas.

3. Estados Unidos (años 50-60): Con la Office of Saline Water, se financiaron investigaciones que sentaron las bases de las modernas plantas desaladoras. California y Florida fueron pioneras en instalaciones a gran escala.

Israel adoptó estas tecnologías en los años 60 y 70, con científicos formados en Occidente y colaboración con empresas extranjeras. En los 90 y 2000, el país escaló el modelo, reduciendo costes energéticos y aplicando innovaciones en control y eficiencia. Plantas como Ashkelon (2005) y Sorek (2013) son hoy referentes mundiales, pero su origen tecnológico proviene de Europa y Estados Unidos.

Conclusión

El prestigio de Israel como “nación tecnológica” es innegable, pero incompleto sin reconocer sus raíces. La mayor parte de su fuerza en defensa, informática, energía y agua tiene como base la transferencia de tecnología, capital humano y apoyo financiero de Estados Unidos y Europa.
Lejos de ser un milagro autóctono, el modelo israelí es la culminación de un proyecto occidental que encuentra en Israel a su aliado estratégico en Oriente Medio.

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