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jueves, 2 de enero de 2025

La dualidad de la mentira entre la inteligencia y la inseguridad

 


La dualidad de la mentira entre la inteligencia y la inseguridad

Por Bruno Perera.

En el amplio paisaje de las relaciones humanas, la mentira se erige como un fenómeno intrigante y complejo. A menudo, se nos enseña que la verdad es un valor supremo, pero la realidad es que la mentira, en sus múltiples formas, se entrelaza con nuestras vidas de maneras inesperadas. En este artículo, trataré las dos caras de la mentira: la que surge de la inteligencia y la que brota de los complejos de inseguridad de cada cual, y cómo ambas pueden afectar nuestras conexiones más profundas.

La mentira inteligente es un arte de muchos políticos y de otra tanta gente como vendedores, religiosos, actores, etc. Es la herramienta del manipulador, del que sabe cómo jugar con las emociones y las percepciones de los demás. Este tipo de mentira no es impulsiva; es calculada, diseñada para aprovecharse de las debilidades ajenas. Quién miente con inteligencia lo hace con un propósito claro: obtener poder, control y beneficio personal. En el llamado amor, esto puede manifestarse en promesas vacías o en la creación de una imagen idealizada que no corresponde a la realidad.

Imagina a alguien que, en un encuentro romántico, se presenta como la versión más atractiva de sí mismo. Utiliza palabras dulces y gestos encantadores, pero bajo esa fachada se oculta una verdad diferente. La mentira se convierte en un juego seductor, donde la autenticidad se sacrifica en el altar de la conveniencia. Sin embargo, este tipo de engaño, aunque puede resultar tentador, a menudo deja un rastro de desilusión y dolor. La conexión genuina se ve comprometida, y el llamado amor se convierte en un espejismo, una ilusión que, al desvanecerse, deja a las personas más solas que antes.

Por otro lado, la mentira que surge del complejo de inferioridad es un grito silencioso. Es el intento de ocultar las imperfecciones, de disfrazar las inseguridades que nos acechan. Quién miente por esta razón no busca manipular; más bien, anhela ser aceptado y amado. En el ámbito romántico, puede manifestarse en la exageración de logros o en la minimización de defectos. Este tipo de mentira es un escudo frágil, una defensa que, aunque comprensible, puede resultar perjudicial para lo llamado amor y el lapso total de la vida cotidiana.

Cuando alguien oculta su verdadero yo por miedo al rechazo, pierde la oportunidad de construir una relación auténtica. El llamado amor verdadero desflorece en la vulnerabilidad y en la aceptación de nuestras imperfecciones. En ello, el que miente por inseguridad a menudo no se da cuenta de que su deseo de ser amado puede llevarlo a una soledad aún mayor. La conexión se vuelve superficial, y el miedo a ser descubierto se convierte en una carga que pesa sobre su mente.

Ambas formas de mentira, la que se hace con inteligencia y la que se crea por complejo de inseguridad, aunque son diferentes en su naturaleza, comparten un hilo común: la búsqueda de conexión. Ya sea a través de la manipulación o de la inseguridad, el deseo de ser comprendido y aceptado es una necesidad humana fundamental. Sin embargo, la autenticidad es el camino que nos lleva a relaciones significativas y duraderas.

En un mundo donde la verdad a menudo se ve empañada por la mentira, es esencial recordar que la vulnerabilidad es una fortaleza. Abrirse a los demás, compartir nuestras inseguridades y aceptar nuestras imperfecciones puede ser peligroso, pero es el primer paso hacia una conexión genuina. La verdadera intimidad se construye sobre la base de la honestidad, donde cada persona se siente libre de ser quien realmente es.

Final. La mentira, ya sea inteligente o nacida de la inseguridad, es un fenómeno que nos acompaña en nuestra travesía por el llamado amor y las relaciones. Sin embargo, es en la autenticidad donde encontramos la verdadera belleza de la conexión humana. Al abrazar nuestras verdades, por dolorosas que sean, y al permitir que los demás vean nuestras imperfecciones, podemos construir puentes hacia el llamado amor y amistad. En este viaje debemos recordar que la vulnerabilidad no es una debilidad, sino una poderosa herramienta que nos acerca a los demás y nos permite experimentar la plenitud de la vida y lo que llaman amor.

 


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