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martes, 31 de diciembre de 2024

La vida es como un río: Reflexiones sobre la existencia y el Cosmo-Poder

 


La vida es como un río: Reflexiones sobre la existencia y el Cosmo-Poder

Por Bruno Perera

La vida, en su esencia más pura, se asemeja a un río que fluye con la fuerza de la lluvia, pero que puede secarse en la sequía. Esta metáfora, aunque pueda parecer un tanto anticuada, encierra una verdad profunda sobre la naturaleza de nuestra existencia. En un mundo donde las circunstancias a menudo parecen dictadas por fuerzas externas, es crucial reconocer que la vida es un regalo complejo, moldeado por la intersección de la naturaleza, el esfuerzo humano y el azar.

Desde el momento en que llegamos a este mundo, somos influenciados por el entorno que nos rodea. La naturaleza, en su generosidad o en su escasez, nos ofrece diferentes oportunidades. Aquellos que nacen en tierras fértiles, donde los recursos son abundantes, pueden encontrar más fácil el camino hacia una vida plena. Sin embargo, no debemos olvidar que la prosperidad no es solo un producto de la abundancia material. También es el resultado de la inteligencia, la creatividad y la capacidad de adaptación de las civilizaciones.

El clima, la geografía y las creencias religiosas han jugado un papel fundamental en el desarrollo de las sociedades. Las civilizaciones que han prosperado a lo largo de la historia no solo lo han hecho por su riqueza natural, sino también por su habilidad para navegar las complejidades de su entorno. La distancia de otros pueblos, las alianzas formadas y los conflictos superados han moldeado el destino de naciones enteras. Así, la prosperidad no puede ser atribuida a un único factor, sino que es el resultado de una serie de interacciones complejas.

Es importante señalar que la vida no es un juego de azar en el que unos pocos son favorecidos por un dios caprichoso. El Cosmo-Poder, esa fuerza que parece regir el universo, no hace distinciones entre razas o credos. En su inmensidad, ofrece a cada ser humano un viaje único, donde la felicidad y el sufrimiento se entrelazan de maneras inesperadas. Algunos pueden experimentar una abundancia de alegría, mientras que otros enfrentan desafíos que parecen insuperables. Sin embargo, en esta diversidad de experiencias radica la riqueza de la vida misma.

La existencia es, en última instancia, un viaje astral. Cada uno de nosotros navega por sus propias corrientes, enfrentando tormentas y disfrutando de momentos de calma. La clave está en cómo elegimos responder a las circunstancias que se nos presentan. El esfuerzo que estamos dispuestos a invertir en la búsqueda de nuestros sueños puede marcar la diferencia entre una vida plena y una existencia marcada por la resignación.

Final.  La vida es un río que fluye, lleno de sorpresas y desafíos. Nos recuerda que, aunque no siempre tengamos control sobre las condiciones que nos rodean, sí podemos decidir cómo navegar por ellas. Al final, lo que realmente importa no es solo lo que nos da la naturaleza, sino también lo que estamos dispuestos a construir con lo que tenemos. La vida es un regalo, y cada uno de nosotros tiene la oportunidad de darle un significado único y personal.

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