¿Por qué cambió la Guardia Civil del Mar de vigilante de la
periferia marítima de Canarias a hermana de la caridad?
Por Bruno Perera.
El 28 de agosto de 1994, llegó la primera patera desde
Tarfaya, 90 km de viaje a Fuerteventura, con dos saharauis inmigrantes
ilegales. Cuando ocurrió este hecho, nadie pensó que ese viaje se convertiría
en una oleada futura de pateras, zodiacs y cayucos que continuarían llegando
casi cada semana a Canarias.
Este viaje de la primera patera que arribó desde el Sáhara a
Fuerteventura fue visto por la población canaria como una aventura digna de
aplauso, y muchos la apreciaron como una hazaña. A medida que pasaban los años,
otros africanos, principalmente del Sáhara, Marruecos y África subsahariana, al
conocer lo que habían logrado los inmigrantes anteriores, se animaron a seguir
su ejemplo, y así, poco a poco, comenzó a nacer el negocio de las pateras,
promovido por mafias africanas, cuyo inicio se dio en las costas marroquíes y
con otros de la misma calaña y raza que afincados en las islas hacían de guardas
de inmigrantes ilegales y les buscaban alojo y trabajo.
Viendo el Gobierno canario y el español que, el problema de
las pateras era algo que se debía solucionar con urgencia, en 2004 se le otorgó
a la Guardia Civil del Mar un sistema de vigilancia marítima llamado SIVE, que
consiste en una especie de radares capaces de detectar embarcaciones en alta
mar y cercanas a las costas.
Desde 1994, solían llegar a Canarias algunas pateras, zodiacs
y cayucos cada semana, pero un poco antes, durante y después de 2006 ocurrió lo
que se ha denominado la crisis de los cayucos, un período en el que Canarias
despertó y se dio cuenta de que la inmigración ilegal a través de pateras,
zodiacs y cayucos era un problema social que debía ser abordado con urgencia,
ya que las embarcaciones estaban llegando en gran número, como una plaga de
cigarrones.
Para resumir la historia, alrededor de esas fechas de 2006,
el Gobierno central, al ver que la inmigración ilegal necesitaba control,
comenzó a establecer centros cerrados con la intención de deportar a los
inmigrantes que llegaban ilegalmente en pateras, zodiacs y cayucos. Si bien se
llevaron a cabo algunas deportaciones, el hecho de que los inmigrantes no
revelaran su país de origen hacía que las deportaciones se volvieran casi
imposibles.
Tras haber retenido a los inmigrantes ilegales en albergues
por un período máximo de 40 días, dado que no se conocía su país de origen,
debían ser liberados, lo que permitía que la inmigración ilegal continuara sin
control alguno.
En este contexto, surgieron oenegés y políticos que
comenzaron a abogar en favor de la inmigración ilegal, lo que llevó a que la
Guardia Civil del Mar, bajo la presión de todos estos actores, se convirtiera
en una Madre Teresa, en lugar de desempeñarse como un organismo de
control de la inmigración ilegal.
Hoy en día, debido a la presión ejercida por tantas oenegés
proinmigración ilegal y partidos políticos que parecen estar en contra del
interés nacional, la Guardia Civil del Mar se ha transformado en una ONG que no
se dedica a cuidar las aguas de la periferia marítima de Canarias, sino más
bien a ser un vehículo de auxilio para inmigrantes ilegales, sin que importe si
se encuentran lejos o cerca de las islas. A todos los que socorre, los
transporta a las islas, donde reciben albergue y atención a sus necesidades. En
otras palabras, la presión de políticos y oenegés sobre la Guardia Civil del
Mar la ha convertido en una hermana de la caridad, lo que ha dificultado
el control de la inmigración ilegal. Esto se produce a pesar de que la solución
sería cerrar todos los albergues y que la Guardia Civil del Mar, junto con
Frontex, cuidara de las costas africanas desde donde las mafias y oenegés
proinmigración ilegal envían a los inmigrantes, tanto adultos como menores, que
llegan a nuestras costas sin recursos y sin habilidades para trabajar en algo
que beneficie a Canarias.
Nota: La distribución de los MENA entre las 16 autonomías
restantes, propuesta por el presidente del Gobierno canario, no solucionará el
problema de la inmigración ilegal de MENA; por el contrario, lo agravará, ya
que provocará que se vacíen parcialmente los albergues de MENA en Canarias, lo
que a su vez facilitará que las mafias, oenegés como Caminando Fronteras,
políticos que persiguen intereses particulares y empresarios corruptos continúen
con su negocio lucrativo, inundándonos de inmigración ilegal hasta que nos
ahoguemos en la delincuencia y la miseria dando con ello en que el sistema
turístico se desmorone y Canarias pase a ser una región pobre y descontrolada
por causa de la discordia que se creará en futuro entre tantas religiones y
formas de vida que la inmigración ilegal trae como regalo a todos esos que
creen en que sin control y sin fronteras el mundo estará mejor.
P.D. Un MENA nos cuesta por día unos 100-125 euros, un adulto
ilegal unos 50 euros por día. Y mientras todo esto sucede no tenemos viviendas sociales
para nuestros sintecho ni tampoco para nuestros desahuciados. Y sabiendo que en
unos 30 años han tirado por la borda cerca de 30 mil millones de euros en la
inmigración ilegal. Mientras a los españoles que no han contribuido o lo ha
hecho insuficiente se les paga mensualmente unos 517 euros. Todo un sinfín de
calamidades para los nuestros.
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