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jueves, 28 de noviembre de 2024

Artículo de Navidad dedicado a mi México lindo y querido

 


Artículo de Navidad dedicado a mi México lindo y querido

Por Bruno Perera 

México, hermoso y vibrante, ha sido un capítulo fundamental en mi vida. Todo comenzó en mi infancia en Lanzarote, Islas Canarias, donde la curiosidad por el mundo me llevó a navegar por mares lejanos. A partir de 1965, mis trayectorias me llevaron desde Port Étienne, hoy Nuadibú en Mauritania, a las tierras ricas en cultura y calidez de México, donde mi corazón se ancló para siempre.

En 1975, tras recorrer Europa, África y América, desembarqué en Veracruz, un puerto lleno de vida y promesas. Mi camino me condujo a la isla de Ciudad del Carmen, en Campeche, donde, con la vista en el horizonte, estaba lleno de esperanza. 

Mi primer trabajo en la Sonda de Campeche fue de marinero en un remolcador de Braun and Rut. Fue en esos años cuando la esencia mexicana comenzó a entrelazarse con mi destino. Tuve el privilegio de formar parte de un equipo diverso y comprometido a bordo del barco de buceo más moderno del mundo: el M/N Stena Inspector. Recuerdo con gratitud a cada uno de mis compañeros, en especial a aquellos del personal de Pemex: el ingeniero Capitán Zorrilla, el ingeniero Daniel, entre otros que me hicieron sentir como en casa. 

Las aguas cálidas de la Sonda de Campeche fueron el telón de fondo de mis aventuras profesionales y personales. En el barco sueco Stena Inspector, pude apreciar las habilidades y la dedicación de aquellos que trabajaban codo a codo: desde la tripulación y los buzos hasta los ingenieros. La solidaridad y la amabilidad de mis compañeros mexicanos dejaron una huella imborrable en mi corazón. También quiero mencionar al director de Diavaz, Eduardo Aguirre, cuyas enseñanzas y amabilidad siempre serán parte de mi memoria. 

Una noche, en una discoteca de Ciudad del Carmen, el destino me presentó a una mujer maravillosa, prima de un amigo médico. Nuestro romance floreció y su familia se convirtió en un baluarte de amor y apoyo. En ellos encontré una nueva faceta de la calidez mexicana que apenas comenzaba a descubrir. 

Mis caminos me llevaron luego a Acapulco, donde, durante dos años, la vida me otorgó nuevas oportunidades. En Acapulco trabajé en hoteles, dando clases de buceo a través de la familia Spivis y sus hijos, a quienes recuerdo con gran gratitud, sobre todo a la señora Spivis y a sus hijos, Arnold y Parquer, y al difunto hijo, cuyo nombre no recuerdo. Esta familia fue un baluarte de amistad que me brindó la oportunidad de dedicarme en hoteles a impartir clases de buceo y que, eventualmente, me convirtió en el director del famoso Teddy's Beach Club, un lugar que irradiaba la misma alegría que sentía al estar rodeado de mexicanos tan amables y bondadosos. 

También quiero recordar a Rosa Rentería Mondragón y a sus dos hijos, Pancho y Guido, quienes, al igual que la familia Spivis, fueron grandes amigos en mi vida acapulqueña. 

A medida que recorría México, desde sus playas paradisíacas hasta sus vibrantes ciudades, me sentía siempre bienvenido. La bondad y la alegría de su gente, así como su capacidad para disfrutar cada día, llenaron mi ser de gratitud. La cultura mexicana, rica en tradiciones y colores, se volvió parte de mi esencia. 

Hoy, al mirar hacia atrás, siento una profunda convicción: México, con su abundancia de recursos y su gente trabajadora, necesita una transformación social. Un cambio que permita que su riqueza se reparta de manera más equitativa, para que cada mexicano tenga la oportunidad de vivir dignamente, sin la necesidad de buscar fortuna en tierras lejanas. La tierra del pueblo mexicano posee todo lo necesario para garantizar el bienestar de su población, desde fértiles tierras de cultivo y pesca hasta metales, petróleo y costas llenas de belleza con playas hermosas y paradisiacas. 

Así, en estas fiestas, deseo expresar desde lo más profundo de mi alma: ¡Arriba México! Las memorias de sus paisajes, su gente y las amistades que forjé nunca se desvanecerán. ¡Feliz Navidad para todos! Siempre llevaré su esencia en mi corazón y en mi alma, con la esperanza de que un nuevo amanecer traiga consigo un futuro brillante y compartido para cada uno de ustedes.

 

1 comentario:

  1. Bazofia propia de un egocentrista y muy narcisista creyéndose un lumen cuando no tienes estudios, un verdadero ignorante que ha metido la pata en multitud de ocasiones.
    Nadie en la isla lo puede ver por mentiroso, falso, hipócrita, homófobo y racista.

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