El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se propuso estabilizar una nación sacudida y una economía sumergida con un solemne discurso en la Oficina Oval, pero en cambio sembró más confusión y generó dudas sobre si puede manejar la crisis del coronavirus que se agrava rápidamente. Trump habló a la nación en un momento aterrador, cuando el ritmos de la vida cotidiana de los estadounidenses comienzan a afectarse: con el cierre de escuelas, la NBA suspendida, los hospitales en alerta máxima y el anuncio de que la estrella de cine Tom Hanks y su esposa tienen la enfermedad.
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