¿Evolución o Experimento Cósmico? Una visión
alternativa sobre el origen de las especies
Por Bruno
Perera.
La biología
moderna sostiene que la vida en la Tierra surgió y se transformó mediante
procesos naturales sin dirección ni propósito: mutaciones, selección natural,
deriva genética y otros mecanismos que, combinados durante millones de años,
habrían dado lugar a todas las especies que han existido. Según este marco
evolutivo, no existe una intención detrás de la vida, sino un mecanismo ciego
que opera sin metas.
Sin embargo,
al observar la historia de la naturaleza con una mirada más amplia, es difícil
no advertir un patrón que —al menos desde una perspectiva filosófica— parece
sugerir lo contrario. La vida no solo avanzó hacia organismos más complejos,
sino que atravesó una secuencia que, para algunos, se asemeja a un proceso de
ensayo, corrección y perfeccionamiento. Primero surgieron organismos diminutos,
casi invisibles. Más tarde aparecieron seres más grandes, variados y
sorprendentes. Después, muchos de ellos desaparecieron, sustituidos por
especies más pequeñas, eficientes, especializadas e inteligentes.
A través del
registro fósil, uno podría interpretar que la naturaleza ha venido
“practicando”, ajustando y recalibrando la vida durante miles de millones de
años, como si se tratara de un taller gigantesco donde cada especie fuese una
versión de prueba previa a otra más perfeccionada.
Desde esta
perspectiva, no resulta descabellado pensar que detrás de este proceso pudiera
existir un Cosmo-Poder, una especie de inteligencia fundamental que,
desde el nacimiento del universo, guía o influye en el desarrollo de la vida.
No hablo necesariamente de un dios tradicional ni de una religión organizada;
hablo de un principio organizador del cosmos que, por su complejidad, apenas
comenzamos a intuir. Un fundamento universal que podría estar detrás de los
grandes ciclos de creación, transformación y extinción.
Bajo esta
mirada, la aparición del ser humano no sería el resultado de un juego de azar, sino
la culminación —al menos provisional— de ese largo proceso. El ser humano sería
la especie capaz de observar el universo, preguntarse por su origen y, en
última instancia, dar fe de la existencia de ese Cosmo-Poder. La conciencia
humana, única en su capacidad para interpretar y cuestionar la realidad, parece
encajar en este supuesto diseño progresivo como un salto cualitativo más que
como una simple casualidad biológica.
Por ello, me
cuesta aceptar la teoría de la evolución de Charles Darwin y Alfred Wallace
como un mecanismo puramente automático y sin dirección. No niego su valor
científico: explica de manera sólida cómo cambian las especies y cómo se
adaptan a su entorno. Pero su ausencia total de propósito me parece una
limitación conceptual. Para mí, más que evolución ciega, la historia de la vida
se asemeja a una obra en desarrollo, un proceso en el que el Cosmo-Poder
experimenta, ajusta y adapta especies según las circunstancias del planeta
Tierra y del propio universo.
La vida, con
sus retrocesos y avances, con sus extinciones y renacimientos, no me parece la
historia de un mecanismo sin intención. Intuyo que forma parte de un proyecto
en construcción, un proceso evolutivo dirigido por esa fuerza original que
llamo Cosmo-Poder. Un proyecto que aún continúa.
Fuentes científicas relevantes
1. Fechas clave aceptadas por la ciencia
- Edad del universo: ~13.800 millones de años
(mediciones del fondo cósmico de microondas, Planck 2018).
- Edad de la Tierra: ~4.540 millones de años
(datación radiométrica de meteoritos y rocas antiguas).
- Primeras formas de vida: entre 3.500 y 3.800
millones de años (microfósiles, estromatolitos).
2. Marco científico de la evolución
- Charles Darwin y Alfred
Wallace (1859):
selección natural.
- Síntesis moderna
(1930–1950):
integración de genética y evolución.
- Evolución molecular
(décadas posteriores): mutaciones, ADN, mecanismos genéticos.
3. Extinciones masivas registradas
- Ordovícico-Silúrico (hace
~444 millones de años).
- Devónico tardío (hace ~372
millones de años).
- Pérmico-Triásico (hace
~252 millones de años).
- Triásico-Jurásico (hace
~201 millones de años).
- Cretácico-Paleógeno (hace
~66 millones de años).
Estas
extinciones borraron especies previamente dominantes y dieron paso a nuevas
formas más adaptadas.
4. Líneas de debate filosófico
- Teleología natural: la idea de que la
naturaleza actúa con fines (Aristóteles).
- Deísmo cosmológico: un principio creador que
no interviene de forma milagrosa, pero establece las leyes del cosmos.
- Diseño inteligente
filosófico (no religioso): la posibilidad de que el universo tenga
estructura, propósito o dirección.
- Antropocentrismo débil: la vida parece organizada
de una forma compatible con la aparición de seres conscientes.
Final
Incluso las
propias doctrinas religiosas, al intentar explicar el origen de su dios,
terminan admitiendo que todo surgió desde esa misma NADA CUÁNTICA de la que
emergió el universo. Y es ahí donde, para mí, comienza y permanece el verdadero
misterio del Cosmo-Poder.
Antiguo Testamento. 2) 2 Macabeos 7:28 — dice
literalmente
“Te ruego, hijo mío, que mires al cielo y a la
tierra y, al ver todo lo que hay en ellos, reconozcas que Dios los hizo de la nada,
y que también el género humano llegó a existir de esa misma manera.”

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