Rancho Texas - Puerto del Carmen - Lanzarote

miércoles, 26 de noviembre de 2025

El problema de las religiones es el fundamentalismo

 


El problema de las religiones es el fundamentalismo

Por Bruno Perera.

Las religiones han acompañado a la humanidad durante milenios como intentos de explicar lo inexplicable, crear identidad colectiva, controlar pueblos y ofrecer consuelo ante la incertidumbre. Sin embargo, cuando una religión deja de ser una tradición espiritual y se convierte en fundamentalismo, entonces surge un conflicto estructural con la modernidad, el pensamiento crítico y los valores democráticos.

El fundamentalismo parte de una premisa absoluta: el libro sagrado no puede cuestionarse. Quien abraza una religión “a raja tabla” —como dicen los creyentes más ortodoxos— asume que cada palabra del texto procede directamente de Dios, que sus mandatos son eternos, y que cualquier desviación es una traición espiritual.

Pero en un mundo regido por leyes civiles, derechos humanos y avances científicos, esta perspectiva se vuelve incompatible con la convivencia pacífica. Las religiones fundamentalistas chocan inevitablemente con los sistemas legales laicos que rigen la vida de los ciudadanos modernos.

Religión literal vs. sociedad laica

En todos los grandes credos —judaísmo, cristianismo, islam y otros— existen sectores que interpretan los textos de manera literal. Cuando esas normas antiguas se intentan aplicar en un país regido por leyes democráticas, surge el conflicto.
Por ejemplo:

Un judío ultraortodoxo que quiera aplicar las leyes de pureza levíticas entrará en conflicto con las leyes laborales, sanitarias y civiles.

Un cristiano fundamentalista que rechace derechos civiles modernos se enfrentará al marco constitucional.

Un musulmán literalista que quiera imponer la sharía chocará con el principio de igualdad ante la ley.

Estos choques no son ideológicos: son jurídicos, y por tanto inevitables.

Cuando las Escrituras contradicen la modernidad

Los textos antiguos fueron escritos en contextos sociales, tecnológicos y morales radicalmente diferentes a los actuales. Muchos versículos resultan hoy incompatibles con los derechos humanos.

Ejemplos relevantes:

Antiguo Testamento: Levítico 18:22 y 20:13 condenan a muerte tanto el sexo con animales  como la homosexualidad.

Antiguo Testamento: Deuteronomio 22:20-24 prescribe la lapidación para ciertas formas de adulterio.

El Corán. Sura 24:2 regula castigos físicos para relaciones fuera del matrimonio, aunque la tradición jurídica preislámica y posislámica evolucionó estas normas de maneras diversas.

En numerosos hadices y exégesis tradicionales aparece la pena de muerte por apostasía, algo abiertamente incompatible con la libertad de conciencia.

Nota: Los hadices son relatos sobre lo que dijo o hizo Mahoma.La exégesis es el arte de interpretar el libro sagrado (en el islam: el Corán).

Hoy, estos preceptos no tienen cabida en un mundo basado en derechos universales, igualdad jurídica y libertad personal.

La raíz del conflicto: quién tiene la autoridad

La diferencia esencial entre fundamentalistas y creyentes moderados no está en la fe, sino en la interpretación:

El fundamentalista cree que el libro es palabra inmutable de Dios, aplicable ayer, hoy y siempre.

El no fundamentalista acepta que los textos pertenecen a otra época y deben interpretarse simbólicamente o adaptarse a los valores actuales.

En el fondo, el creyente moderado actúa como un laico cultural: respeta la tradición, pero no vive esclavo de ella. Sabe, aunque no lo diga, que ningún dios dictó literalmente esos libros.

Por eso, incluso dentro de las religiones, la mayoría silenciosa vive su fe de forma flexible. Quien no se adapta, acaba en conflicto directo con otros pueblos, otras religiones o con el Estado moderno.

Fundamentalismo: la chispa de los conflictos

Cada conflicto religioso del siglo XXI —desde Israel y Palestina, hasta India, Afganistán o Estados Unidos— tiene un denominador común:
el choque entre creencias absolutas y sociedades plurales.

Los extremistas siempre creen tener un mandato divino para imponer su visión. Y cuando alguien piensa que actúa en nombre de Dios, deja de considerar la negociación como una opción válida.

“El fundamentalismo convierte la fe en dogma y el dogma en arma, olvidando que la espiritualidad nació para aliviar, no para imponer.”

Fuentes contrastadas

1. Fundamentalismo religioso

El término moderno fue definido por primera vez en EE. UU. a comienzos del siglo XX, vinculado al protestantismo literalista.
Fuente: Marsden, G. M. Fundamentalism and American Culture (Oxford University Press, 2006).

2. Porcentaje de población y religión

Según el Pew Research Center (2023), más del 80 % de la población mundial se identifica con alguna religión, pero solo entre un 10–15 % muestra actitudes fundamentalistas estrictas.
Fuente: Pew Research Center, Religion and Public Life.

3. Incompatibilidad entre leyes religiosas y derechos humanos

Organismos internacionales han identificado conflictos entre aplicaciones literalistas y derechos universales:

ONU, Consejo de Derechos Humanos: informes entre 2010–2023 sobre libertad religiosa, igualdad de género y leyes basadas en textos sagrados.

Amnistía Internacional: reportes sobre castigos corporales, lapidaciones y persecución por apostasía en países con legislación religiosa.

4. Violencia y extremismo

La mayoría de los actos de terrorismo religioso global están vinculados a grupos que interpretan sus textos literalmente.
Fuente: Global Terrorism Index 2024 (Institute for Economics & Peace).

5. Evolución histórica de los textos religiosos

La investigación textual demuestra que la Biblia, el Corán y otros libros sagrados fueron escritos y editados por múltiples autores humanos en diferentes épocas.
Fuente: Bart D. Ehrman, Misquoting Jesus (HarperCollins, 2005).
Fuente: Fred M. Donner, Muhammad and the Believers (Harvard University Press, 2010).

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario