Los aranceles de Trump son su juego político y económico para
volver a restablecer la hegemonía global de los EEUU
Por Bruno Perera
La política comercial de Estados Unidos ha sido un tema
candente en la agenda internacional, especialmente bajo la administración de
Donald Trump. Su enfoque hacia los aranceles ha generado un debate profundo
sobre las implicaciones que estas medidas tienen no solo para la economía
estadounidense, sino también para las naciones que dependen de sus
exportaciones hacia este gigante económico que produce y consume el triple que otras
tantas naciones supuestamente avanzadas y ricas.
Trump ha implementado un aumento significativo de aranceles
con la intención de reducir la dependencia de Estados Unidos de las
importaciones y, en su lugar, fomentar una mayor inversión interna. Esta
estrategia, que podría parecer beneficiosa a primera vista, tiene el potencial
de perjudicar gravemente a aquellos países que ven a Estados Unidos como su
principal mercado. Las naciones que más exportan a Estados Unidos se encuentran
en una encrucijada, ya que la imposición de aranceles puede hacer que sus
productos sean menos competitivos y, por ende, disminuir sus ingresos.
La visión de Trump es clara: busca un equilibrio comercial
que favorezca a Estados Unidos. Su mantra de "América Primero" se
traduce en un deseo de importar lo menos posible y exportar al máximo. En este
contexto, las preocupaciones sobre las exportaciones de China y la Unión
Europea son evidentes. Trump ve a China no solo como un competidor económico,
sino como una amenaza a la hegemonía estadounidense. Su enfoque agresivo hacia
los aranceles es, en gran medida, una respuesta a la creciente influencia de
China en el escenario global.
Además, la postura de Trump respecto a la ayuda internacional
es reveladora. Su renuencia a gastar recursos en conflictos externos, como el
de Ucrania, refleja su creencia de que las guerras en el extranjero han
contribuido al empobrecimiento de los estadounidenses. Para él, cada dólar
gastado en el exterior es un dólar que podría haberse utilizado para fortalecer
la economía interna. Esta filosofía se alinea con su deseo de restaurar a
Estados Unidos como una potencia mundial, un estatus que, según él, ha sido
erosionado en las últimas décadas.
La ambición de Trump de hacer de Estados Unidos un país
grande y poderoso nuevamente es, sin duda, un objetivo noble. Sin embargo, la
implementación de políticas proteccionistas puede tener consecuencias no
deseadas. La interconexión de las economías globales significa que las
decisiones unilaterales pueden desencadenar reacciones en cadena que afecten no
solo a los países exportadores, sino también a la economía estadounidense
misma.
En conclusión, la estrategia de aranceles de Trump es un
reflejo de su visión de un Estados Unidos autosuficiente y dominante. Sin
embargo, es crucial considerar las repercusiones de estas políticas en un mundo
cada vez más interdependiente. La historia nos ha enseñado que el aislamiento
económico puede ser un arma de doble filo, y el futuro de la economía global
podría depender de la capacidad de los líderes para encontrar un equilibrio
entre la protección de sus intereses nacionales y la colaboración
internacional.
Final. Espero que los líderes mundiales no terminen en un
enfrentamiento global donde los aranceles de Trump sean causa del inicio de una
tercera guerra mundial.
Ver vídeo del supuesto nuevo orden mundial:
https://www.youtube.com/watch?v=QBgn2CzGyKc
Vídeo de lo que dice el español dominicano, el expresidente de España Felipe González:
https://www.youtube.com/watch?v=OzgjL3I5ko0
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.