Cinco días después de fallecer el primer pontífice que ha renunciado en la historia moderna, miles de personas han despedido este jueves a Benedicto XVI en la plaza de San Pedro. Cuando la niebla todavía no había despejado sobre el Vaticano, el ataúd de ciprés de Joseph Ratzinger ha sido colocado en el corazón de la plaza, con el Evangelio encima, para un evento histórico. Es la primera vez en más de 600 años que la Iglesia católica entierra a un papa que decidió que no tenía las fuerzas para seguir al frente de la institución. En una imagen que quedará para la posteridad, el Jorge Mario Bergoglio ha bendecido por última vez el féretro de su predecesor antes que entrase en la cripta de San Pedro para ser sepultado.
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