Las elecciones son siempre un proceso en régimen abierto. Sin embargo, los comicios del próximo 28 de abril se presentan más abiertos que nunca. Lo hacen hasta tal punto que una misma correlación de voto podría dar pie a una mayoría absoluta de la derecha –con más de 180 escaños– o (casi) de la izquierda.
La razón principal de esa paradoja es que los dos bloques que se enfrentan el 28-A no concurren unificados en términos bipartidistas –como ocurrió, por ejemplo, en los comicios del 2008 entre PP y PSOE–, sino fragmentados en diversas marcas: dos en la izquierda y tres en la derecha. Leer más
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