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miércoles, 12 de noviembre de 2025

En toda España: Fraudes y vacíos legales en el sistema de acogida de menores no acompañados (MENAs)

 


En toda España: Fraudes y vacíos legales en el sistema de acogida de menores no acompañados (MENAs)

Por Bruno Perera.

Hace años que vengo denunciando lo siguiente, y ayer, 11/11/2025, en un programa nocturno, la televisión española La Cuatro denunció lo mismo.

En España, el sistema de protección a los menores extranjeros no acompañados (MENAs) nació con una intención noble: ofrecer amparo a jóvenes migrantes que llegan solos, sin familia ni medios de subsistencia. Pero en los últimos años han surgido casos y denuncias que muestran cómo algunas familias procedentes del norte de África se aprovechan de los vacíos legales y de la falta de control administrativo para obtener beneficios indebidos.

En comunidades como Canarias, donde el flujo migratorio es constante y la red de acogida está desbordada, se han detectado situaciones en las que familias residentes en España o en el extranjero habrían simulado la condición de desamparo de algunos de sus hijos menores. En estos casos, los jóvenes ingresan en centros de acogida como si no tuvieran padres ni tutores, cuando en realidad mantienen vínculos familiares cercanos.

Fuentes policiales y testimonios directos de trabajadores sociales describen cómo, tras un tiempo en los centros, los supuestos menores no acompañados reciben visitas de familiares que se presentan como “amigos” o “parientes lejanos”. Una vez alcanzan la mayoría de edad, los lazos familiares se hacen públicos, y muchos pasan a convivir con sus progenitores residentes en Canarias o a solicitar reagrupación familiar. El resultado es que el Estado ha asumido durante años su manutención, educación y regularización legal, mientras los verdaderos tutores se mantenían al margen.

El problema radica en la debilidad del sistema de verificación. Los servicios sociales y las fiscalías de menores no siempre disponen de medios suficientes para comprobar si un adolescente tiene padres o tutores en España. Las pruebas de ADN o las investigaciones familiares resultan costosas y lentas, y en la práctica se prioriza la atención humanitaria sobre la comprobación del origen.

A ello se suma que diversas fuentes críticas han denunciado un posible conflicto de intereses en la gestión de los centros de acogida. Algunas organizaciones “oenegés” reciben subvenciones públicas por cada menor tutelado —una media de 150 euros diarios—, y varios analistas apuntan a que la falta de transparencia en la fiscalización de esos fondos contribuye a mantener un sistema que necesita una revisión urgente.

Cuando se detectan irregularidades, las consecuencias suelen ser mínimas. La Fiscalía, en la mayoría de los casos, se limita a investigar posibles fraudes económicos o a imponer sanciones administrativas, sin abordar la raíz del problema: la manipulación deliberada de un sistema diseñado para proteger a quienes realmente lo necesitan.

Los acuerdos con Marruecos y la resistencia a las devoluciones En los últimos años, España y Marruecos han suscrito varios acuerdos de cooperación para facilitar la repatriación de menores marroquíes no acompañados, con la promesa de que serían atendidos por las autoridades y sus familias en origen. Sin embargo, las devoluciones no se han ejecutado.

Según fuentes diplomáticas y medios nacionales, Rabat se ha mostrado dispuesto a aceptar el retorno de los menores identificados como marroquíes, pero el Gobierno español ha optado por mantenerlos en centros de acogida. Diversos analistas apuntan que la negativa a la devolución de MENAs está basada en que las oenegés que controlan los centros de MENAs hacen todo lo posible para que los MENAs no sean devueltos, porque para estas oenegés la deportación a sus países de origen representa la pérdida de grandes subvenciones para dichas oenegés. ( Si hacen cuentas comprobarán que es más caro mantener a un MENA que mandar a un joven español a estudiar una carrera en los EEUU o en cualquier país de la UE).

Aclaración: A los MENAs que son abandonados por sus padres en España para que el sistema social y político los recoja y los tutele como MENAs, se les llama MENAs”Erasmus”. Se toma la palabra “Erasmus” del famoso programa europeo de intercambio universitario que permite a los jóvenes estudiar en otro país de la UE con ayuda económica.
Así, cuando se dice “MENA-Erasmus”, se está comparando de forma sarcástica la situación de algunos menores inmigrantes no acompañados con la de los estudiantes del programa Erasmus.

El debate sobre la gestión de los fondos públicos destinados a la tutela de MENAs también ha cobrado relevancia. Varias organizaciones y auditorías han pedido mayor transparencia en el uso de los recursos, ya que el coste medio por menor acogido supera los 150 euros diarios. Sin embargo, la información sobre el destino final de estos fondos y la eficacia de los programas sigue siendo limitada y poco fiscalizada.

Expertos en políticas migratorias insisten en que estas disfunciones erosionan la credibilidad pública del sistema de acogida y perjudican a los menores que sí carecen de toda red familiar. Reformar el sistema de MENAs exige más coordinación entre la Fiscalía, los servicios sociales y las fuerzas de seguridad, además de herramientas digitales que permitan verificar con rapidez el historial familiar de los jóvenes acogidos. La transparencia y el control son indispensables para garantizar que la solidaridad española no se convierta, por desidia o burocracia, en un instrumento de abuso.

Nota: Solo en Canarias, el gasto anual destinado al mantenimiento de los MENAs y de los inmigrantes adultos en situación ilegal ronda los 500 millones de euros. Una cantidad enorme que se diluye entre tutela, centros de acogida y servicios sociales. A ello se suman cerca de 1.000 millones de euros en subvenciones que el Gobierno español y la Unión Europea conceden cada año a países africanos como Marruecos, Mauritania, Senegal y Gambia, con el objetivo de que controlen sus costas y frenen la salida de embarcaciones. No obstante, todos sabemos que ese compromiso únicamente se medio cumple cuando les conviene, dependiendo de las ayudas económicas que reciban. Y aún hay más: los gastos adicionales en vigilancia marítima —tanto en la SAR canaria como en aguas africanas— probablemente superan todas las cifras anteriores. En ellos se incluyen los costes de mantenimiento de la Guardia Civil del Mar y de las operaciones conjuntas de Frontex con España y gendarmes africanos en diferentes zonas de la costa de África.

Fuentes

1.    Defensor del Pueblo (2024): Informe anual sobre la situación de los menores extranjeros no acompañados en España.

2.    Fiscalía General del Estado: Memoria 2023 sobre menores y extranjería.

3.    CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado): Retos del sistema de acogida y protección a menores migrantes.

4.    Gobierno de Canarias, Dirección General de Infancia: Datos sobre acogimiento y tutela de menores 2022–2024.

5.    Ministerio del Interior de España (2023–2024): Acuerdos de cooperación en materia de repatriación de menores con Marruecos.

6.    El País, ABC, RTVC y Canarias7: Cobertura sobre los acuerdos de devolución y la gestión de centros de acogida.

Aviso: El vídeo emitido anoche en el programa de televisión La Cuatro, sobre jóvenes africanos abandonados por sus padres, aún no está disponible en YouTube. Mientras tanto, pueden ver este otro vídeo que aborda y explica el mismo tema.

https://www.youtube.com/watch?v=LYtjsUhxL4Q

Este artículo ha sido enviado a la señora Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

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Apostilla de última hora:

El coste desorbitado de la tutela de un MENA en comparación con la educación privada

Si se analizan las cifras con un mínimo de sentido común, se llega a una conclusión tan simple como preocupante: a España le cuesta más tutelar a un MENA que enviar a un joven nacional a estudiar a una universidad extranjera.

Para ponerlo en perspectiva, la tutela pública de un menor extranjero ( MENA) ronda los 4.500 euros mensuales, entre manutención, alojamiento, asistencia médica, educación y personal especializado. En cambio, una familia española que envía a su hijo a estudiar a una universidad en Suiza o Estados Unidos gasta aproximadamente 2.500 euros al mes con todo incluido.

En otras palabras, el Estado gasta casi el doble en cada menor ( MENA) tutelado que lo que muchas familias españolas pueden invertir en formar a sus propios hijos. Una realidad que, por sí sola, debería obligar a replantear la gestión del sistema y el destino de los recursos públicos.

España tiene la obligación moral y legal de proteger a los menores realmente desamparados que se encuentren en su territorio, pero esa protección debe centrarse en los hijos de españoles o de ciudadanos legalmente nacionalizados. No puede ni debe asumir los problemas estructurales de África, que deben ser afrontados y resueltos por cada país dentro de sus propias fronteras.

La solidaridad internacional debe existir, sin duda, pero bajo fórmulas ordenadas, responsables y verificables, no mediante llegadas masivas e ilegales que se presentan a menudo con relatos falsos y manipulados y que terminan convirtiendo la ayuda humanitaria en un negocio de tutelas y subvenciones.

 Contacto: brunopereragarcia5@gmail.com

Tel: 0034 623 500 818


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