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lunes, 11 de agosto de 2025

Escalar la realidad: ¿Por qué no podemos aumentar el tamaño de la materia?

 

Escalar la realidad: ¿Por qué no podemos aumentar el tamaño de la materia?

Por Bruno Perera.

Cuando observamos, por ejemplo, una maqueta de un barco y luego vemos su versión real —digamos, cien veces más grande— parece lógico pensar que simplemente se ha aumentado el tamaño. Pero ¿qué ocurre con el material que lo compone? ¿Se ha escalado también su estructura interna? ¿Y si las moléculas del hierro estuvieran ahora separadas cien veces más que en la maqueta? ¿Seguiría siendo hierro?

Estas preguntas, aparentemente ingenuas, nos llevan a reflexionar sobre los límites de la materia, la física y la ingeniería. Y la respuesta es tan fascinante como contraintuitiva.

La materia tiene escala propia. Los materiales están formados por átomos unidos por fuerzas fundamentales. En el caso del hierro, los átomos se organizan en una red cristalina, unidos por enlaces metálicos. Estas uniones ocurren a distancias fijas del orden de angstroms (una diezmilésima de micra), y solo varían ligeramente con la temperatura. El tamaño del objeto no altera estas distancias.

Si intentáramos “escalar” la distancia entre átomos para que el hierro se adaptara al nuevo tamaño del barco, simplemente romperíamos el material. El hierro dejaría de ser hierro: se convertiría en una nube de partículas sin cohesión.

Escalar objetos no escala sus propiedades. Cuando aumentamos el tamaño de un objeto, sus dimensiones cambian, pero las propiedades del material no lo hacen proporcionalmente. Esto genera desafíos reales en ingeniería:

Propiedad

Escala con...

Implicación al escalar

Volumen (masa)

Tamaño³

Aumenta muy rápido

Área (resistencia)

Tamaño²

Aumenta más lentamente

Densidad

Constante

No cambia

Fuerzas internas

No escalables

Requiere rediseño estructural

PorEl hierro sigue siendo hierro. Cuando construimos un barco más grande, usamos más hierro, pero no cambiamos el hierro en sí. Su estructura atómica permanece constante. Lo que cambia es cómo se distribuye ese material en el diseño:

1.    Se refuerzan zonas críticas.

2.    Se ajustan proporciones para evitar fallos estructurales.

3.  Se consideran efectos como la flexión, torsión y fatiga, que no aparecen en la maqueta.

Escalar tiene límites naturales. Este principio se aplica en muchos campos:

Arquitectura: Los edificios altos no son simplemente versiones ampliadas de casas.

·        Biología: Los animales grandes tienen huesos más gruesos, no solo más largos.

·   Aeronáutica: Los aviones gigantes requieren materiales compuestos y diseños especiales para mantener la integridad estructural.

Incluso en el mundo digital, escalar un sistema informático no consiste solo en duplicar servidores: hay que rediseñar la arquitectura para que funcione eficientemente.

Pensar como científico. La intuición de que “si las distancias moleculares se escalaran, el material se desintegraría” es completamente acertada. Lo que ocurre es que no se escalan, y por eso los materiales mantienen sus propiedades aunque el objeto sea más grande.

Pensar en estos términos es pensar como un científico: cuestionar lo evidente, explorar lo invisible y entender que la realidad tiene reglas que no siempre se ven, pero que siempre se sienten.

 

os ingenieros






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