El origen
geológico de Lanzarote y su entorno según una mirada observadora
Por Bruno Perera.
Como amante de la vulcanología, la astronomía y
otras ciencias, durante años he venido observando, analizando y contrastando
imágenes satelitales, fotografías aéreas antiguas y mapas geológicos de
Lanzarote y su entorno. Con todo ello, he llegado a una serie de conclusiones
que, si bien nacen de la curiosidad y la lógica, coinciden en gran medida con
lo que defienden muchos estudios científicos actuales y, en otros casos, abren
hipótesis dignas de ser estudiadas.
Lanzarote y
Fuerteventura: una misma isla ancestral
Las islas de Lanzarote y Fuerteventura no solo
están geográficamente próximas, sino que comparten una misma plataforma
submarina y una historia volcánica común. Estuvieron unidas hace unos 18 o 19
millones de años y, en realidad, podrían haber sido una sola isla emergida.
Aunque se afirma que Fuerteventura es más antigua que Lanzarote, considero que
esta afirmación puede ser discutible. Teniendo en cuenta que la disgregación de
los continentes avanza desde la Dorsal Mesoatlántica a razón de unos dos
centímetros por año hacia el suroeste, no hay argumentos concluyentes para
afirmar una diferencia significativa en la edad de formación emergida entre
ambas.
El
Archipiélago Chinijo: una extensión de Famara
La gran caldera de Famara, al norte de Lanzarote,
comparte alineación y composición volcánica con los islotes del Archipiélago
Chinijo, especialmente con La Graciosa y Montaña Clara. Todo apunta a que estos
islotes formaban parte de la misma cadena volcánica que Famara y que se
separaron por efecto de la disgregación de Pangea y la actividad tectónica y
vulcanogica. Hoy solo quedan los vestigios que sobresalen del mar.
Una fisura que
parte Lanzarote: de Famara a Arrecife
Analizando la distribución de algunos volcanes y
formaciones geológicas de la isla, se puede intuir una fractura geológica
profunda que recorre Lanzarote desde Famara hasta Arrecife. Sobre esa fisura se
habrían alineado distintos conos volcánicos, y también habría dado lugar a una
serie de movimientos tectónicos locales. Esta fractura podría explicar algunas
elevaciones puntuales del terreno, como la zona conocida como El Lomo, barrio
de Arrecife que se eleva por casi todo el Charco de San Ginés.
El Islote del
Francés: un fragmento que quedó atrás
Una consecuencia directa de esa fractura y del
desplazamiento geológico de la isla hacia el oeste pudo ser la separación del
Islote del Francés, que originalmente formaba parte del Charco de San Ginés.
Fotografías aéreas de los años 1950 muestran claramente que el islote estaba
aislado, sin conexión física con Arrecife. Con el tiempo, la elevación del
terreno, la sedimentación y la expansión urbana lo unieron al casco urbano,
pero su origen sigue siendo revelador.
Además, el Islote del Francés tiene la misma figura geométrica que el Charco de
San Ginés, lo que sugiere que, hace millones de años, formó parte del mismo
sistema geológico.
La
disgregación de Pangea: nacimiento del Atlántico y de las islas oceánicas
La separación de los continentes, iniciada con la
ruptura del supercontinente Pangea, dio origen al océano Atlántico mediante una
expansión desde la Dorsal Mesoatlántica, que sigue activa hoy día. Esta ruptura
provocó el estiramiento de las placas tectónicas, lo que a su vez originó
grietas profundas en el lecho marino.
De esas grietas nacieron las islas de la Macaronesia (Canarias, Azores,
Madeira, Cabo Verde...) y también otras islas del Caribe y las Bahamas. Las
placas no solo se alejaron entre sí, sino que al estirarse y debilitarse generaron
grietas en el lecho marino y sus entrañas puntos de calor y actividad volcánica
que dieron vida a las islas ya mencionadas.
Deriva
continental: África se resiste
La deriva de los continentes no ha cesado. El
continente americano continúa su desplazamiento hacia el oeste, mientras que
Europa y África se mueven lentamente hacia el este.
Sin embargo, África presenta una peculiaridad: su masa central está casi
anclada, mostrando apenas un leve desplazamiento hacia el este. No obstante,
una zona de fractura se está abriendo en el este africano, en la región del
Gran Valle del Rift, lo que acabará separando una porción del continente. Algo
similar ocurrió hace millones de años con Madagascar, que se separó de África y
derivó hacia el este.
El equilibrio
del planeta: una visión filosófica
Todo este proceso geológico, complejo y
milenario, parece seguir un patrón que no es casual. A mi juicio, el Cosmo-Poder,
esa fuerza inteligente y superior que guía el universo, ha hecho que Pangea se
disgregara deliberadamente para que la masa terrestre se distribuya de forma
equitativa sobre el planeta.
Esto permite que la Tierra gire sin
desequilibrarse y mantenga un movimiento elíptico uniforme en torno al Sol. Una
muestra más de que la naturaleza —o el Cosmos— sigue leyes perfectas y
armoniosas que ordena el Cosmo-Poder.
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