¿Se podría recuperar la lengua bereber-guanche en Canarias?
Por Bruno Perera
Algunos argumentan que, si existe interés, en Canarias sería posible
recuperar la lengua bereber-guanche. Esta idea ha sido expuesta en una noticia
publicada por CANARIAS24HORAS.com el 6 de noviembre de 2017, titulada "Se
cree posible la recuperación de la lengua guanche". En ella, el profesor
especialista en bereber de la Universidad de Cádiz, Mohand Tilmaltine, afirma
que es factible recuperar la lengua que hablaban los beréberes-guanches en tiempos
anteriores a la conquista normanda y española.
Ver
enlace de la noticia:
Entre otros razonamientos, el profesor Tilmaltine señala:
“Si hubiera interés, en Canarias podría suceder lo mismo que con el maltés, una lengua que desapareció en Malta en el siglo XVI, pero que se recuperó en los años sesenta y hoy en día es lengua oficial del país y de la Unión Europea".
Y añade:
"Algo similar ocurrió con el hebreo, una lengua que también se consideraba muerta y que fue recuperada por Israel, actualmente también lengua oficial en ese país".
Desde su perspectiva, resulta "cuanto menos raro" que, en
Canarias, donde al parecer se habló bereber, no exista mayor interés por
aprender este idioma, que fue lengua materna de millones de personas en países
tan diversos como Egipto, Túnez, Libia, Argelia, Marruecos, Mauritania, Mali,
Níger y Burkina Faso.
El profesor Tilmaltine sostiene que en Canarias empieza a desarrollarse una
idea de identidad propia, y algunos grupos luchan por liberarse de "una
especie de chapa de plomo cultural exclusivamente española", que impide
potenciar ciertas facetas identitarias locales y que, además, miran hacia
África.
Según él, el papel de la lengua bereber es cada vez más relevante en un
contexto donde crece un movimiento laico que promueve la diversidad
lingüística, cultural y religiosa, en oposición al islamismo.
En países como Marruecos, el 28% de la población (según datos oficiales) y
entre el 40 y 60% (según militantes) hablan bereber, una lengua que en Argelia
utilizan más del 20% de sus habitantes. Desde 2011, en Marruecos, el bereber es
lengua oficial, mientras que en Argelia, Mali y Níger es idioma nacional.
Además, Libia y Argelia están en proceso de declarar oficialmente la lengua
bereber en un futuro cercano. En Melilla, desde los años noventa, también
existen movimientos sociales que exigen el reconocimiento del bereber como
idioma local.
Mi opinión personal
Yo, Bruno Perera, quiero expresar mi postura respecto a lo que ha planteado
el profesor Tilmaltine. Me parece muy difícil, por no decir imposible,
recuperar la lengua bereber-guanche por varias razones.
En primer lugar, aún no se sabe con certeza si todos los colonos beréberes-guanches que
llegaron a Canarias, posiblemente en barcos fenicios desde quizás el puerto de Esauria
alrededor del año 300 a.C., y posteriormente desde otros puertos del sur de la antigua Mauretania Tingitana, (actual Marruecos), hablaban la misma lengua. No existe garantía histórica que acredite que todos
los grupos africanos que llegaron a las islas, provenientes de la antigua
Mauritania Tingitana, fueran de una misma etnia.
Esto lleva a pensar que tal vez no todos los colonizadores beréberes-guanches hablaban la misma lengua, aunque sí es probable que la mayoría fueran beréberes, dado que todavía conservamos en el léxico de las islas palabras relacionadas con gentilicios de ciudades canarias, así como términos como "Ti", "Tin" y el corrompido "Te", que significan "montaña" y "montañas". Estas palabras, entre otras, se cree que derivan del antiguo bereber-guanche, aunque no se sabe con exactitud cómo se pronunciaban en aquella época.
En cuanto a la comparación del supuesto olvido del maltés, debo aclarar que esta lengua no
estuvo tan "muerta" como se suele decir. El maltés, que es la lengua
oficial de Malta, tiene raíces en el árabe siciliano y en otras lenguas
mediterráneas. Durante mucho tiempo estuvo en peligro de desaparecer,
especialmente en los siglos XIX y XX, cuando el inglés y el italiano tenían
mayor influencia en la isla.
La recuperación y revitalización del maltés como idioma vivo y oficial fue
posible gracias a un proceso consciente y organizado. Desde la década de 1920,
lingüistas, académicos y líderes culturales promovieron su uso en la educación,
los medios de comunicación y la administración pública. En 1934 se publicó el
primer diccionario oficial del maltés, y en 1936 la primera gramática formal
del idioma.
Un paso crucial fue convertir al maltés en la lengua de instrucción en las
escuelas, en lugar del inglés o el italiano, fortaleciendo así su uso
cotidiano. En 1938 se fundó la primera revista en maltés, y en 1964, tras la
independencia de Malta, el maltés fue declarado idioma oficial junto con el
inglés.
El proceso de recuperación también contó con instituciones dedicadas a su promoción, como la Akademja tal-Malti, que trabaja en la estandarización y difusión del idioma. Gracias a estos esfuerzos, el maltés dejó de considerarse una lengua en peligro y se consolidó como un idioma vivo, con una comunidad de hablantes activa y orgullosa de su patrimonio lingüístico.
Por otro lado, la recuperación del hebreo fue un proceso con bases ya establecidas. Antes de la creación del Estado de Israel en 1948, el hebreo se usaba principalmente en contextos litúrgicos y religiosos, y su uso cotidiano había disminuido considerablemente, siendo reemplazado por idiomas como el yiddish, el árabe y las lenguas europeas de los inmigrtantes.
La revitalización del hebreo como lengua moderna fue impulsada por un
movimiento cultural y nacionalista, conocido como el hebraísmo, que comenzó en
el siglo XIX. Figuras como Eliezer Ben-Yehuda jugaron un papel fundamental en
este proceso, dedicándose a modernizar y promover el uso del hebreo en
Jerusalén y otras comunidades judías en Palestina. Él insistió en que los niños
aprendieran hebreo en casa y en la escuela, fomentando su uso en la vida
diaria.
Se establecieron instituciones educativas, periódicos y publicaciones en
hebreo, fortaleciendo su prestigio y uso. Tras la declaración del Estado de
Israel en 1948, el hebreo fue declarado idioma oficial, y en 1967, tras la
Guerra de los Seis Días, su uso se consolidó en todos los ámbitos oficiales,
educativos y cotidianos.
En resumen, la recuperación del hebreo fue un esfuerzo colectivo que
combinó revitalización cultural, innovación lingüística y políticas oficiales,
logrando que hoy en día sea una lengua moderna, viva y oficial en Israel.
Reflexión final
Después de todo lo expuesto, y aunque reconozco que en varios países del
norte de África —como Egipto, Túnez, Libia, Argelia, Marruecos, Mauritania,
Mali, Níger y Burkina Faso— una gran parte de su población habla bereber en
diferentes dialectos y pronunciaciones, considero que no es viable simplemente
tomar el bereber de uno de estos países para revivir la antigua lengua bereber-guanche.
Imponer una forma moderna del bereber, tal como se habla en presente en uno u otro país
africano, para restituir con la misma la lengua antigua de los bereberes-guanches, sería una imposición que no se ajustaría a las formas lingüísticas
originales de los beréberes-guanches. No podemos afirmar con certeza que el
bereber actual en estos países sea exactamente el mismo idioma que hablaban
nuestros ancestros en Canarias. Además, los descendientes de los beréberes-guanches han
desarrollado en más de 2.300 años un sistema cultural que se aleja
significativamente de las culturas africanas actuales, y por tanto, sus cuerdas vocales no podrán llegar a pronunciar las palabras beréberes tal como lo hacían nuestros ancestros. Sucedería igual como ha ocurrido en naciones africanas que han aprendido inglés, pero que a veces no se les entiende todo por causa de sus pronunciaciones.
Imponer por nostalgia lingüística a los canarios una de las muchas variantes del
bereber que se hablan en algunas naciones de África sería como exigir que hablen el bereber moderno
en lugar del antiguo, algo que jamás será exactamente igual a la lengua que
hablaban nuestros antepasados.
En definitiva, aunque la recuperación de la lengua bereber-guanche en Canarias sería un acto simbólico y culturalmente valioso, en la práctica, las dificultades y las evidencias históricas hacen que esa tarea sea sumamente compleja, si no imposible.
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