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domingo, 16 de marzo de 2025

La vivienda vacacional en Canarias: un problema de acceso y sostenibilidad para los locales

 


La vivienda vacacional en Canarias: un problema de acceso y sostenibilidad para los locales 

Por Bruno Perera

La historia de la vivienda vacacional en Canarias se remonta a hace aproximadamente 60 años, cuando en Gran Canaria y hace 55 años en Lanzarote comenzaron a surgir los primeros apartamentos destinados al alquiler turístico. En particular, Puerto del Carmen, en Tías, se convirtió en un pionero de este fenómeno, impulsado por europeos que adquirieron propiedades en la isla y las alquilaban a amigos, familiares y otros turistas a través del boca a boca y de anuncios en sus países de origen.

Desde la década de 1970 hasta el año 2020, la mayoría de estas viviendas vacacionales operaban de manera ilegal, sin cumplir con las normativas fiscales ni de seguridad. Con la llegada de Internet a partir de 1990, el fenómeno se intensificó, facilitando el acceso a plataformas que permitían a los propietarios alquilar sus propiedades sin ningún tipo de regulación. Sin embargo, en los últimos años, y con poco interés, las autoridades han comenzado a implementar medidas para legalizar y regular este sector, aunque el crecimiento de la vivienda vacacional ha tenido consecuencias significativas en el mercado inmobiliario local.

Uno de los efectos más notables de la proliferación de la vivienda vacacional ha sido la reducción drástica de la oferta de viviendas disponibles para el alquiler a largo plazo. La presión del turismo ha llevado a que muchos propietarios opten por convertir sus propiedades en alojamientos turísticos, lo que ha dejado a los residentes locales con pocas opciones. En un contexto donde la inmigración, tanto legal como ilegal, ha aumentado en las últimas tres décadas, la situación se ha vuelto insostenible. Los precios de alquiler por mes han alcanzado cifras exorbitantes, con viviendas de 60 m² que se alquilan por 800 euros y otras de 70 u 80 m² que superan los 1.300 euros, dependiendo de la ubicación.

Este escenario plantea un grave problema de acceso a la vivienda para la población local. Cada vez son menos las personas que pueden permitirse el lujo de alquilar un hogar digno, lo que ha llevado a que algunos se vean obligados a okupar viviendas vacías. La falta de soluciones efectivas por parte de los políticos ha exacerbado la crisis, dejando a muchas familias en una situación precaria y vulnerable.

Es urgente que se implementen medidas que protejan el derecho a la vivienda de los residentes canarios. La regulación del mercado de la vivienda vacacional debe ser una prioridad, así como la creación de políticas que fomenten la construcción de viviendas públicas asequibles y accesibles para la población local. La responsabilidad recae en los políticos, quienes deben actuar con determinación para abordar esta crisis y garantizar que todos los ciudadanos tengan acceso a un hogar digno.

La tragedia de las personas sin techo no puede seguir siendo una realidad en un lugar tan hermoso y turístico como Canarias. Es hora de que se tomen decisiones valientes y se busquen soluciones sostenibles que beneficien a la comunidad en su conjunto, en lugar de permitir que el turismo y la especulación inmobiliaria sigan dictando el futuro de la vivienda en las islas. El turismo debe ser un sistema que dé vida feliz a la población local y no un yugo que la asfixie económica y socialmente.

Final. Las viviendas vacacionales pueden coexistir con hoteles y apartamentos turísticos, pero es fundamental que se ubiquen en áreas turísticas. Esto se debe a que aquellas ubicadas en barrios y ciudades que no son turísticas pueden impactar negativamente en los alquileres de larga duración. No es necesario ser economista para comprender este consejo tan simple y claro.

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