jueves, 11 de septiembre de 2025
miércoles, 10 de septiembre de 2025
Les dieron libertad a los primeros piratas inmigrantes ilegales marroquíes, y ahora otros vuelven a hacer lo mismo
Les
dieron libertad a los primeros piratas inmigrantes ilegales marroquíes, y ahora
otros vuelven a hacer lo mismo
Por Bruno Perera.
El
18 de junio de 2025 llegó a Lanzarote un barco pesquero marroquí que fue robado
por 14 inmigrantes ilegales, y sin más, todos quedaron en libertad; los adultos
en la calle y los MENAs en albergues viviendo a costa del Estado, Gobierno
canario y la UE.
Ver noticia:
Pero
no bastó con el primer barco robado y pirateado. La historia vuelve a repetirse
en Canarias. Un atunero con bandera marroquí encalló este miércoles en el
Charco de La Condesa de Órzola, Lanzarote. Según la ONG EMERLAN, la embarcación
había sido robada en Marruecos hacía apenas cuatro días y utilizada para el
traslado de inmigrantes ilegales. A las 6:45 de la mañana, los equipos de
emergencias se desplazaron hasta el lugar para llevar a cabo el rescate de los
cinco tripulantes.
Ver primera noticia completa:
Lo
más grave vino después: tras el rescate y desalojo de los ocupantes, el barco
comenzó a arder misteriosamente. “Según informó el Consorcio de Seguridad y
Emergencias del Cabildo de Lanzarote”
Yo
Bruno Perera pienso que el fuego se originó de forma intencionada.
Mientras los rescataban, los ocupantes del atunero pudieron haber prendido
fuego al barco para eliminar pruebas o como venganza contra el armador. Lo
cierto es que un barco de motores diésel difícilmente se incendia solo por
chocar contra unas rocas.
Ver segunda noticia completa:
El
incendio obligó a activar un amplio dispositivo de seguridad, incluyendo
unidades terrestres, marítimas y aéreas. Además, la aparición de manchas de
hidrocarburos en la zona encendió todas las alarmas, activándose el plan por
contaminación marina.
Una
nueva modalidad de piratería. Estos hechos no son un
caso aislado. En los últimos meses se ha detectado un patrón: inmigrantes
ilegales roban barcos pesqueros en Marruecos, navegan hasta Canarias y, una vez
cumplida la misión, destruyen las embarcaciones para borrar huellas.
El
problema radica en la permisividad de las autoridades españolas. A los primeros
implicados en este tipo de actos se les concedió la libertad sin cargos, con el
argumento de que robar un barco sin violencia no constituye un delito de
piratería. Esa tibieza judicial y política ha abierto la puerta a que la
práctica se repita con total impunidad.
Hoy
son barcos, mañana podrían ser aviones u otros medios de transporte. ¿Hasta
dónde vamos a dejar que llegue esta “moda” de inmigración ilegal disfrazada de
piratería consentida?
España
es un país de pandereta ante la piratería marítima. Lo
ocurrido en Órzola es un reflejo de lo que muchos llaman un “país de
pandereta”: aquí se roba un barco, se incendia, se contamina el mar, se
movilizan decenas de efectivos de emergencias, y al final los culpables salen
en libertad sin consecuencias.
Mientras
Marruecos castiga con dureza la piratería, en España se premia con la libertad
a quienes utilizan embarcaciones robadas para entrar de forma ilegal. Un
insulto y tragedia para los armadores que ven cómo pierden su medio de vida,
para los contribuyentes que pagan los rescates y para los ciudadanos que
observan con impotencia cómo se destruye el patrimonio marítimo y el ecosistema
canario.
Un
llamamiento urgente a las autoridades. Es hora de actuar con
firmeza. Las autoridades canarias y el Gobierno de España deben:
1. Reconocer estos
hechos como piratería y sabotaje, con penas de prisión reales.
2. Garantizar
indemnizaciones a los armadores por parte de la nación donde el barco
esté dado de alta, por naves robadas y/o destruidas.
3. Reforzar la
vigilancia marítima en coordinación con Marruecos para evitar nuevos robos.
4. Evitar la impunidad: libertad sin cargos
no puede ser la norma ante delitos de esta gravedad.
Si
no se toman medidas inmediatas, este tipo de actos se consolidará como una vía
“normalizada” de entrada ilegal a Canarias. Y el día que la piratería marítima
dé un salto hacia medios de transporte más peligrosos, será demasiado tarde
para lamentarse.
Y
mientras todo esto sucede, el Gobierno canario subvenciona al Barco negrero
Open Arms para que su tripulación de ecolojetas visite las escuelas y
universidades de Canarias y lave los cerebros de los estudiantes con las
manipulaciones y cuentos de que la inmigración ilegal es positiva para las
islas.
Estos
políticos que gobiernan en España se han vuelto todos una manada de vagos,
mentirosos y corruptos, salvo VOX que denuncia la delincuencia de forma
clara y como están ocurriendo los tantos casos de violaciones de mujeres por
africanos en suelo patrio. Etc; de muchas otras salvajadas que hacen y
a cuales no se les pone remedio porque todo lo juzgan con el cuento de los
Derechos Humanos y tantos otros paripés.
martes, 9 de septiembre de 2025
¿Los ricos son miserables o indispensables?
¿Los ricos son miserables o indispensables?
Por Bruno
Perera.
En esta era
donde la avaricia parece ser el motor oculto de la economía global, los ricos
suelen ser retratados como villanos: codiciosos, insensibles, incluso
esclavistas. Pero ¿y si esa visión es demasiado simplista? ¿Y si, en realidad,
los ricos son piezas clave para que la sociedad funcione?
Si todos viviéramos al día, sin ahorrar ni invertir, el mundo se
paralizaría. No habría fábricas, hospitales privados, universidades de élite ni
innovación tecnológica. La acumulación de capital permite la creación de
empresas, infraestructuras y proyectos que generan empleo, productos y
servicios para millones.
Aunque lo
hagan por interés propio, los ricos terminan siendo proveedores de lo que las
masas necesitan. El empresario que construye una cadena de supermercados no lo
hace por altruismo, pero alimenta a miles de familias y da trabajo a otras
tantas.
Paradójicamente, muchos ricos viven atrapados en una jaula de oro. La
presión por mantener su estatus, la vigilancia constante de la opinión pública
y la responsabilidad de sostener imperios económicos los convierte en esclavos
de su propia riqueza. Como bien se dice: “Son en sí ricos-pobres dentro de
su propio castillo.”
La riqueza no siempre es heredada. Muchos de los millonarios actuales
comenzaron desde abajo, y algunos incluso han vuelto a vivir con austeridad.
Aquí algunos ejemplos:
Chris Pratt: Antes de ser estrella de Hollywood, vivía en una furgoneta en Hawái.
J.K. Rowling: Criaba sola a su hija, vivía de ayudas sociales y sufría depresión antes
de crear a Harry Potter.
Jennifer López: Dormía en el sofá de una escuela de baile en Manhattan porque no podía
pagar alojamiento.
Mike Tyson: Ganó millones como boxeador, pero los perdió por juicios, divorcios y
gastos excesivos.
Juan Gabriel: Vivió en un internado, trabajó desde niño y vendía artesanías antes de convertirse
en ídolo musical.
Estos casos
demuestran que la riqueza no siempre es sinónimo de privilegio, y que muchos
que hoy son ricos, alguna vez fueron pobres.
Quizás el problema no es la existencia de los ricos, sino cómo se
distribuye el poder económico. La solución no está en demonizar la riqueza,
sino en exigir responsabilidad social, ética empresarial y oportunidades para
todos.
Los ricos no
son el enemigo. Son parte del sistema. Y como todo sistema, puede evolucionar.
Consolación
Lo más valioso es aprender a forjar tu propio destino, aquel que te dé la felicidad con lo que realmente necesitas, sin envidiar lo que otros poseen. Recuerda: la inconformidad y la rebeldía constante solo terminan por amargarnos por dentro, como un veneno que daña la salud.
lunes, 8 de septiembre de 2025
Derechos humanos y diversidad sexual: aclarando conceptos
Derechos humanos y diversidad sexual: aclarando conceptos
Por Bruno
Perera.
En muchas
ocasiones se tiende a confundir los derechos humanos con determinados
comportamientos o identidades individuales, como la homosexualidad. No
obstante, es importante distinguir entre ambos conceptos: los derechos humanos
son un marco universal que protege la dignidad, la libertad y la igualdad de
todas las personas, independientemente de sus características o creencias.
Las
religiones, a lo largo de la historia, han ofrecido distintas visiones sobre la
sexualidad. En Levítico 18-24, dentro de la tradición judeocristiana
del Antiguo Testamento, aparecen normas que prohíben determinadas prácticas,
incluida la homosexualidad. Para quienes profesan la fe judía, cristiana o
musulmana, esos textos mantienen plena vigencia y son considerados palabras
sagradas. No obstante, desde una perspectiva laica o semicientífica, suelen
interpretarse como reflejo de un contexto histórico y cultural específico. Esta
dualidad explica por qué el debate sobre sexualidad y religión sigue tan vivo
en la actualidad.
Desde la semiciencia,
la homosexualidad se entiende como una orientación sexual más dentro de la
diversidad humana. La Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la
homosexualidad de la lista de trastornos mentales en 1990, reconociéndola como
una variación natural de la sexualidad. Numerosos estudios apuntan a que influyen
factores biológicos, genéticos y ambientales en el desarrollo de la
orientación, pero no se la considera un “trastorno” ni una “opción” adquirida a
voluntad.
En este
sentido, conviene subrayar que defender los derechos de las personas
homosexuales, bisexuales o transgénero no significa promover una conducta, sino
garantizar que estas personas, como cualquier otra, no sufran discriminación,
violencia o marginación por ser quienes son. La igualdad ante la ley y la
protección de la dignidad forman parte de los principios fundamentales de los
derechos humanos.
Dicho esto,
también es necesario recordar que la convivencia pacífica se logra cuando
respetamos las diferencias. Cada persona es libre de decidir cómo vivir su
cuerpo y su sexualidad, siempre que no vulnere la libertad ajena. Lo que sí
resulta clave es no confundir la defensa de derechos con la obligación de
compartir o aceptar determinadas ideas en el plano personal o religioso.
En lo que
respecta a la infancia, la educación debe centrarse en enseñar respeto, empatía
y tolerancia que no trate de “imponer” una orientación sexual —algo imposible—,
sino de crear un entorno libre de prejuicios donde cada niño y niña pueda
crecer sin miedo a ser invitado o señalado.
Ahora bien,
también debe actuarse con prudencia. A una edad temprana, cuando la sexualidad
aún no está desarrollada, frases como “todos tenemos derecho a amar a quien
queramos” pueden generar confusión. Los niños y niñas todavía están formando su
identidad, y una información mal explicada puede llevarles a conclusiones
equivocadas. Además, si un menor es expuesto por parte de un adulto —sea
heterosexual u homosexual— a conductas sexuales inadecuadas, el simple hecho de
sentir placer físico —algo natural en un cuerpo en desarrollo— puede hacerle
creer que esa experiencia define su orientación sexual. Por ello, más que
presentar mensajes cerrados, lo importante en la infancia es educar en el
respeto, la autoprotección y la claridad sobre los límites entre lo que es
adecuado y lo que no lo es.
En conclusión,
la homosexualidad y los derechos humanos no son lo mismo, pero sí se relacionan
en un punto esencial: ambos remiten a la libertad de ser y de existir sin
opresión. La clave no está en forzar pensamientos ni conductas, sino en
asegurar que la sociedad sea un espacio donde todos —con nuestras diferencias—
podamos convivir en paz y sin manipulaciones por parte de uno u otro grupo.
domingo, 7 de septiembre de 2025
El presidente del Gobierno canario Fernando Clavijo quiere construir un centro para MENAs en la isla La Graciosa
¿Podremos algún día enviar materia a través de ondas?
¿Podremos algún día enviar materia a través de ondas?
Por Bruno
Perera.
Desde que la
humanidad descubrió la radio, la televisión e Internet, vivimos rodeados de
información que viaja invisible en forma de ondas. Nuestra voz puede atravesar
continentes en segundos y nuestras imágenes saltan de un lado a otro del
planeta como si fueran fantasmas de luz. Todo ello nos lleva a una pregunta
fascinante: ¿es posible que, en el futuro, no solo enviemos datos, sino también
materia viva o inerte a través de ondas?
La comparación
parece sencilla: si mi voz viaja por el aire y llega intacta a un receptor,
¿por qué no podría hacerlo también un billete, una mesa o incluso una persona?
La clave está en que lo que viaja hoy no es la materia en sí, sino la información
codificada de esa materia. El receptor reconstruye el sonido o la imagen a
partir de esa información. Imaginemos entonces que pudiéramos codificar también
la posición exacta de cada átomo de un objeto y transmitirla. Si el receptor
dispusiera de los elementos químicos adecuados, podría reorganizarlos en la
misma forma que el original.
Esto es lo que
la ciencia ficción bautizó hace décadas como teletransporte. Un ejemplo
icónico está en Star Trek, donde las personas “se desmaterializan” en un
lugar para reaparecer en otro, gracias a la conversión de materia en
información.
El dilema de la copia perfecta. Si aplicamos
esta idea a un billete de 10 euros, nos topamos con un problema inmediato: la
reproducción idéntica sería falsificación. El valor del dinero no reside en el
papel ni en la tinta, sino en la confianza del sistema financiero que lo
respalda. Por muy perfecto que fuera el duplicado, no dejaría de ser un fraude.
En cambio, si
pensamos en una persona, la cuestión se vuelve aún más compleja. ¿Bastaría con
tener su ADN para reconstruirla en otro lugar? La respuesta es no. El
ADN es la receta biológica, pero no contiene las memorias, experiencias ni
emociones que hacen única a cada persona. Reconstruir un cuerpo idéntico
requeriría conocer la disposición exacta de cada molécula, en especial en el
cerebro, donde reside lo que llamamos “yo”.
Clonación y resurrección: ¿es lo mismo?
Conservar el ADN de alguien permitiría, en teoría, clonarlo en el futuro.
Sería un ser humano genéticamente idéntico, pero no la misma persona. No
reviviría a quien murió, sino que nacería un nuevo individuo. La verdadera
resurrección exigiría una copia íntegra de la información mental, algo que hoy
está mucho más allá de nuestra ciencia.
El muro cuántico. Además, la física impone sus
propias fronteras. El principio de indeterminación de Heisenberg señala
que es imposible conocer al mismo tiempo la posición y el estado exacto de
todas las partículas de un cuerpo. Y un ser humano está formado por billones de
billones de ellas. De modo que escanear y transmitir un cuerpo entero parece,
de momento, un sueño imposible.
Ciencia ficción o futuro lejano. Aun así, estas
ideas no deben descartarse del todo. Hace apenas un siglo, enviar imágenes en
movimiento a través del aire parecía magia. Hoy lo damos por sentado. La
humanidad suele transformar en ciencia lo que alguna vez fue ficción. Quizás
dentro de siglos, cuando la tecnología supere los límites actuales, podamos
hablar de teletransporte o de reconstrucción biológica con mayor naturalidad.
Por ahora,
pensar en enviar un billete o un ser humano a través de ondas nos invita a
reflexionar no solo sobre los límites de la ciencia, sino también sobre las implicaciones
éticas y filosóficas. Si pudiéramos copiar a una persona, ¿sería esa copia
realmente la misma? ¿O sería un individuo nuevo con la memoria prestada del
original?
La pregunta
queda abierta, y quizá lo más fascinante sea que todavía podemos soñar con las
respuestas.
sábado, 6 de septiembre de 2025
Los MENAs deben estar con sus familias en África y no raptados en Canarias
Los MENAs deben estar con sus familias en África y no raptados en Canarias
Por Bruno
Perera.
En Canarias se
encuentran actualmente alrededor de 6.000 menores extranjeros no acompañados
(MENAs) alojados en albergues y centros de acogida. La mayoría procede de Marruecos,
Mauritania, Senegal, Malí y Gambia, países donde las redes de tráfico de
personas y la falta de oportunidades empujan a muchos jóvenes a embarcarse en
una travesía peligrosa rumbo a Europa.
La estrategia del asilo político. Un aspecto
llamativo es que, asesorados por abogados vinculados a oenegés
proinmigración ilegal, unos 1.000 menores originarios de Malí han
solicitado asilo político, bajo el argumento de que su país atraviesa un
conflicto armado. Con ello, se pretende que el Estado español asuma
directamente su tutela, priorizando su situación frente a la de otros menores
de países donde no hay guerra abierta.
Esta maniobra,
en parte alentada por el propio Gobierno canario, busca trasladar al Estado
la responsabilidad de esos menores, generando además un precedente que
puede multiplicar los casos.
Una cuestión ética: ¿acogida o rapto encubierto?
Más allá de
los acuerdos internacionales que obligan a España a dar albergue y ayuda
humanitaria, conviene preguntarse:
¿Dónde
deberían estar realmente estos menores?
¿No es lo más
justo que estén con sus familias en sus países de origen?
Cuando se
retiene a un menor sin la autorización de sus padres o tutores legales, aunque
sea bajo el paraguas de la “protección humanitaria”, se corre el riesgo de
convertir la acogida en un rapto institucionalizado.
El negocio detrás de los MENAs. Las mafias que
controlan la inmigración irregular suelen instruir a los menores para ocultar
su verdadera identidad, no portar pasaporte ni documentos familiares y así
evitar una posible deportación. Sin embargo, en muchos casos se logra
identificar a sus familias cuando los propios jóvenes llaman a casa tras llegar
a Canarias.
El problema es
que quienes gestionan los centros de acogida a menudo miran hacia otro lado,
porque existe un claro incentivo económico: se estima que el coste por menor
ronda los 150 euros al día. Así, oenegés, empresarios y ciertos
actores políticos convierten la acogida en un negocio lucrativo a costa
del erario público.
Canarias: una sociedad saturada. Mientras
tanto, la población canaria sufre las consecuencias de una presión social
insostenible:
Sanidad,
escuelas, policía, servicios de rescate y Cruz Roja están al límite de su capacidad.
El mercado
de la vivienda se encuentra tensionado: los alquileres alcanzan cifras
récord, en parte por la fuerte demanda generada por la inmigración.
Según datos
recientes, 3 de cada 10 canarios viven en el umbral de la pobreza, lo
que hace más evidente la paradoja de que se destinen ingentes recursos públicos
a la acogida mientras los propios ciudadanos carecen de soluciones.
Solidaridad sí, pero con sentido común. La solidaridad
es un valor fundamental, pero no puede convertirse en un castigo para los
canarios. La acogida indiscriminada, sin una planificación clara ni una
política firme contra las mafias, sólo agrava los problemas sociales de las
islas.
Canarias no
puede ni debe ser la sala de espera de Europa ni el laboratorio donde se
ensayan políticas migratorias improvisadas. Los menores tienen derecho a vivir
en condiciones dignas, pero sobre todo tienen derecho a estar con sus
familias.
La verdadera
solución pasa por cooperar con los países de origen, desmantelar las
mafias y trabajar para que esos niños y adolescentes tengan futuro en su
tierra. Lo contrario es perpetuar un círculo de negocio, desarraigo y
explotación, disfrazado de solidaridad.
El presidente de Canarias Fernando Clavijo se embarca en el Open Arms para rescatar a más MENAs
viernes, 5 de septiembre de 2025
Los números son como la Nada Cuántica y el universo: jamás comenzaron y nunca terminan
Los números son como la Nada Cuántica y el universo: jamás comenzaron y
nunca terminan
Por Bruno
Perera.
Desde tiempos
inmemoriales, los seres humanos han intentado descifrar dos misterios: los
números y el universo. Ambos comparten una cualidad inasible: la infinitud.
¿Dónde empieza el universo? ¿Dónde concluye? ¿Dónde comienza la secuencia
numérica? ¿Dónde termina? Ninguna de estas preguntas admite una respuesta
definitiva, y quizá en ello resida su belleza.
Los números,
como la Nada Cuántica y el universo, carecen de un origen absoluto y de un
final concebible. Son realidades que desafían los límites de la energía, del
tiempo y de la comprensión.
Los números
naturales (0, 1, 2, 3…) parecen sencillos, pero encierran una paradoja. Cada
número es finito y concreto, y sin embargo, el conjunto se extiende hacia un
infinito imposible de abarcar. No existe el “primer” ni el “último número”.
Contar es siempre abrir la puerta a uno más. Ni con toda la energía del
universo —ni con la fuerza inasible de la Nada Cuántica, ese vacío que en
realidad vibra de potencial— podríamos capturar su principio o su final.
El universo
observable, aunque limitado por la velocidad de la luz y la expansión cósmica,
nos sugiere también una infinitud conceptual. Las galaxias se alejan unas de
otras como cifras que se suman sin cesar. El tiempo se desliza como una cuenta
interminable. La materia y la energía se transforman en un ciclo que recuerda a
los patrones numéricos: repetitivos, pero nunca idénticos.
En el fondo,
tanto los números como el cosmos nos colocan frente a la misma cuestión:
¿podemos imaginar el infinito sin intentar encerrarlo en formas finitas?
El infinito no es un número, es una idea. Es la negación del límite, la
afirmación de lo inabarcable. Y en esa imposibilidad de poseerlo, descubrimos
la esencia de nuestra curiosidad.
Conclusión
Los números,
la Nada Cuántica y el universo comparten un mismo hálito: son eternos,
inagotables y nos invitan a mirar más allá de lo tangible. Escribir todos los
números sería como intentar atrapar todas las estrellas: una tarea imposible,
pero profundamente poética. Y quizás ahí, en esa imposibilidad, se encuentre el
verdadero sentido de nuestra contemplación.
Poema cósmico
Los números nacen sin nacer,
como estrellas que brillan sin ayer.
No hay primer uno, ni último cero,
solo una danza sin fin en el sendero.
El universo los mira y se reconoce,
ambos sin principio e infinitos, sin dioses ni voces.
Contarlos todos sería un acto divino,
pero ni con la fuerza del destino...
Ni con la Nada Cuántica en su grandeza,
ni con la materia en eterna belleza,
podríamos hallar principio ni final,
pues el infinito no conoce umbral.
Cada número es un paso en la espiral,
cada galaxia, una cifra sideral.
El tiempo los copia, el espacio los canta,
y el alma humana los sueña y los encanta.
¿Dónde empieza el cosmos? ¿Dónde termina?
¿Dónde se esconde la última esquina?
Tal vez en el corazón de una ecuación,
o en el suspiro de la contemplación.
Así los números, como el universo,
son versos eternos en un poema disperso.
Jamás comenzaron, nunca se van,
son la eternidad que nunca dirá: “ya está”.