Canarias y el negocio del drama de
los barcos negreros inmigratorios
Por Bruno Perera.
El domingo 26 de octubre de 2025, el líder de VOX,
Santiago Abascal, ofreció una rueda de prensa en el muelle deportivo de
Arrecife. Allí, ante varios medios —unos favorables y otros abiertamente
hostiles—, defendió una idea que, pese a ser de sentido común para muchos, se
ha convertido en anatema dentro del discurso político dominante: España debe
controlar quién entra y por qué entra.
Abascal subrayó que Canarias no puede seguir
soportando sola las consecuencias de una inmigración descontrolada y masiva.
Recordó que las islas no pueden absorber indefinidamente a decenas de miles de
inmigrantes ilegales que llegan cada año por mar o por vía aérea, mientras el
Gobierno central mira hacia otro lado y la Unión Europea se limita a enviar
fondos paliativos. “Solo debe entrar quien sea necesario, y por vías legales”,
afirmó, denunciando además la corrupción estructural que salpica al Gobierno de
Pedro Sánchez.
Sin embargo, apenas unas horas después de la rueda de
prensa, los medios subvencionados por el Ejecutivo canario y por Bruselas —esos
que viven de la “industria negrera humanitaria”— reaccionaron como si Abascal
hubiese cometido un sacrilegio o una abominación.
El portavoz de Coalición Canaria (CC), David Toledo,
declaró que “Canarias no necesita que nadie venga de fuera a explicarle lo que
ocurre en su tierra”, reivindicando un supuesto “modelo de diálogo y empatía”
frente a lo que calificó de “discursos de odio”.
Respondo yo, Bruno Perera: lo cierto es que el diálogo y la empatía de
los últimos gobiernos canarios no han resuelto nada: ni el colapso de los
albergues, ni el hacinamiento de unos 6.000 menores extranjeros no acompañados
(MENAs), ni el desempleo juvenil más alto de toda España.
En medio del ruido mediático, el viejo enfrentamiento
entre Abascal y el fundador de la ONG Open Arms, Óscar Camps, volvió a
encender las redes. Tras las polémicas declaraciones del líder de VOX en agosto
—cuando calificó a los barcos de rescate como “negreros” al servicio de las
mafias—, Camps respondió con ironía mediante una viñeta donde Abascal aparece
nadando perdido en el mar, mientras alguien le dice que Open Arms
también lo salvaría.
En su última intervención, Óscar Camps invitó al líder de VOX a subir a bordo
del barco para “ver el trabajo humanitario de cerca”. Abascal replicó con
contundencia: “Si Óscar Camps estuviera en peligro en altamar, también lo
salvaría, pero para entregarlo a un juez por colaborar con las mafias del
tráfico de personas”.
El negocio de la inmigración
El drama migratorio en Canarias ha dejado de ser una
emergencia humanitaria para convertirse en un negocio institucionalizado. Cada
inmigrante adulto alojado cuesta al Gobierno canario, al Estado y a la Unión
Europea una media de 50 euros diarios, y cada MENA, alrededor de 150
euros diarios. Las oenegés reciben millones en subvenciones, mientras el
Gobierno canario se presenta ante el Estado y en Bruselas como víctima de un
problema que, en realidad, le resulta rentable.
De hecho, la ruta atlántica es hoy la más mortífera
del mundo, pero también una de las más lucrativas para las redes que se
benefician de ella: desde las mafias africanas y europeas hasta las empresas de catering, seguridad,
transporte, apartamentos y alojamiento que gestionan los centros de acogida.
Mientras tanto, el canario medio sufre las consecuencias: precios de la
vivienda disparados, servicios colapsados, inseguridad en aumento y un paro
juvenil que ronda el 36 %.
Canarias tiene más de cuatro de cada diez personas
en riesgo de pobreza, una Sanidad desbordada, una Educación con
aulas masificadas y unos Cuerpos de Seguridad agotados. Pese a ello,
los partidos que gobiernan y sus medios afines siguen acusando de “racismo” a
quien denuncia lo evidente: que el modelo actual de gestión migratoria está
hundiendo a las islas.
Entre la compasión y la
supervivencia
Nadie niega la tragedia humana que empuja a centenas
de miles de africanos hacia Canarias en condiciones infrahumanas. Pero la
compasión no puede confundirse con la complicidad.
Los barcos de rescate deben salvar vidas, sí, pero también devolver
las pateras, zodiacs y cayucos al puerto más cercano, que siempre es la
costa africana; no convertirse en taxis marítimos que garantizan a las mafias
que sus “clientes” llegarán con seguridad a las islas y luego al continente
europeo.
El discurso de Abascal puede ser incómodo, pero
plantea la única pregunta honesta:
¿Cuántos miles más de inmigrantes ilegales puede absorber Canarias antes de
colapsar definitivamente?
Mientras los partidos de siempre se reparten fondos
europeos y discursos vacíos, VOX —con independencia de simpatías o antipatías—
pone sobre la mesa un debate que otros prefieren enterrar: el de la
soberanía, la legalidad y la supervivencia nacional.
Fuentes y datos de respaldo
1. Ministerio del Interior (España) – Informe anual sobre inmigración
irregular 2024.
2. Eurostat (2024) – Indicadores de pobreza y
exclusión social en Canarias: 41,5 % de la población en riesgo.
3. INE (Instituto Nacional de
Estadística) – Paro
juvenil en Canarias: 36,2 % (2.º trimestre 2025).
4. Defensor del Pueblo (2023) – Informe sobre los centros de
acogida y MENAs en Canarias.
5. Frontex (2025) – Datos sobre la ruta atlántica:
más de 45.000 llegadas y 1.800 muertes registradas en 2024.
6. Comisión Europea – Fondos AMIF
2021–2027 (Asylum,
Migration and Integration Fund) – Subvenciones a entidades y gobiernos
autonómicos para gestión migratoria.
7. Declaraciones públicas de Santiago
Abascal (VOX) – Rueda de
prensa en Arrecife, 26/10/2025.
8. Medios locales: La Provincia, Crónicas
de Lanzarote, Canarias Noticias, El Digital de Canarias, Canarias7,
Lancelot Digital – Cobertura de la visita de Abascal y respuestas
políticas.
Nota
final
El coste total que
genera la inmigración ilegal en Canarias es descomunal. Si se suman los gastos
de albergue, las subvenciones enviadas a países africanos y todo lo que se
invierte en Sanidad, Educación, Transporte, Servicios Sociales y ayudas varias,
la cifra ronda los 1.500 millones de euros al año.
Solo el mantenimiento
de los MENAs
y los adultos alojados supone un despilfarro de unos 349
millones de euros anuales. A eso hay que añadir los cerca de 1.000
millones que se reparten cada año en subvenciones a
gobiernos africanos corruptos, bajo la excusa de “cooperación”.
Y lo más preocupante
es que todo ese dinero —salido de los impuestos de los ciudadanos— no
soluciona el problema, sino que lo perpetúa,
mientras continúan llegando más inmigrantes ilegales y aumentando los gastos en
ayudas y prestaciones sociales.
Enlace de la noticia de 13 barcos negreros que llegaron a Canarias con miles de inmigrantes ilegales entre los años 201 y 206:

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