Marruecos,
Mauritania, Senegal y Malí son enemigos declarados de España y la UE
Por Bruno Perera.
Durante más de tres décadas, Marruecos,
Mauritania, Senegal y Malí han permitido -y en ocasiones promovido- el tránsito
constante de inmigrantes ilegales hacia España, especialmente a través del
archipiélago canario. Esta situación, lejos de ser coyuntural, se ha convertido
en estructural, con consecuencias sociales, económicas y políticas de gran
calado.
Inmigración
descontrolada y costes acumulados. Los
inmigrantes que llegan desde estos países lo hacen, en su mayoría, sin
formación profesional, sin recursos económicos y sin documentación válida.
Entre ellos se encuentran personas vulnerables, pero también individuos con
antecedentes delictivos. El viaje en pateras precarias pone en riesgo sus
vidas, pero también tensiona y pone patas para arriba los sistemas de acogida
españoles.
Se estima que el coste total de esta inmigración
irregular ha superado los 60.000 millones de euros en los últimos
treinta años, incluyendo gastos en sanidad, educación, alojamiento,
manutención, asistencia jurídica y programas de integración. A esto se suma el
coste de atención a menores no acompañados (MENAs), que puede alcanzar los 150
euros diarios por menor, incluyendo alojamiento, alimentación, educación,
atención médica y ayudas económicas. Y más, una vez que cumplen mayoría de edad
se les concede por tres años extras una ayuda mensual de unos 550-600 euros,
mientras dicen que buscan empleo.
Gráfico
comparativo: impacto económico de la inmigración en España. Subvenciones a oenegés
y países africanos: ¿solidaridad o incentivo?
Según datos publicados por medios como Libre
Mercado, el Gobierno español ha destinado 1.458 millones de euros en
los últimos tres años a oenegés que acogen inmigrantes con o sin papeles. Estas
subvenciones se han canalizado mediante el sistema de “acción concertada”, que
permite adjudicaciones sin licitación pública, generando críticas por la falta
de transparencia y control.
Además, existen fondos europeos como el Fondo
Fiduciario de Emergencia para África y el Plan Europeo de Inversiones
Exteriores, que movilizan inversiones en países emisores de migración. El Marco
Financiero Plurianual 2021–2027 contempla más de un billón de euros
para proyectos en África, aunque muchos de estos recursos terminan beneficiando
a gobiernos que no colaboran activamente en el control migratorio.
Alojamiento en hoteles: una política que incentivó el efecto llamada. Durante la pandemia de COVID-19, varios partidos políticos permitieron el alojamiento de inmigrantes ilegales en hoteles y apartamentos turísticos, alegando que no podían ser deportados por falta de transporte. Esta justificación fue ampliamente cuestionada, ya que no existía una prohibición absoluta de repatriaciones, sino una falta de voluntad política.
Esta medida generó un efecto llamada que
ha incrementado el flujo migratorio. Hoy en día, llegan incluso personas con
amputaciones, enfermedades graves y ancianos, sabiendo que en Canarias
recibirán socorro inmediato y
pensiones no contributivas, una vez alcanzada la edad requerida.
Canarias, al límite. Mientras tanto, miles de familias canarias sobreviven con sueldos precarios, enfrentando alquileres desorbitados -500 euros por una habitación de 20m2, 800 a 1.300 euros por un apartamento de 50-60m2- y una presión social creciente. La generosidad institucional hacia los inmigrantes contrasta con el abandono que sufren muchos ciudadanos españoles e incluso muchos ciudadanos inmigrantes legales que radican en Canarias.
Conclusión:
solidaridad con responsabilidad. España no
puede seguir siendo el receptor pasivo de una inmigración descontrolada, ni el
financiador silencioso de políticas que incentivan el éxodo africano. Es
urgente establecer mecanismos de control, exigir reciprocidad a los países
emisores y priorizar el bienestar de los ciudadanos españoles. La solidaridad
no debe confundirse con sumisión, y la ayuda internacional debe estar
condicionada al cumplimiento de compromisos reales en materia migratoria. Por
ello la única solución que tenemos para atajar el chantaje que nos hacen estos
países corruptos es que sin consideración y sin negociación alguna -una vez que
le hayamos prestado el socorro necesario de uno dos o tres días- le devolvamos por
vía marítima y aérea a todos los miles de inmigrantes ilegales que nos envían
casi a diario. Si no lo hacen tal como digo, dentro de unos pocos años será
imposible enderezar esta situación que ya de por sí es caótica.
Nota: Para que
el sistema de deportaciones funcione se deben hacer los albergues cerrados y no
abiertos como están en presente. Habrán muchas oenegés proinmigración ilegal
que protestarán alegando que esta propuesta es una abominación, pero se les
debe responder que mayor abominación es dejar que salgan desde África miles
de inmigrantes diariamente y que muchos
de ellos perezcan ahogados en altamar, como los tantos que ya han muerto que
según datos de oenegés proinmigración ilegal superan las cifras de unos 6.000
individuos.
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