Después de décadas de intentarlo, el biólogo japonés admite que casi se dio por vencido. Pero cuando se enteró de un espécimen bien conservado incrustado en el permafrost (capa del suelo permanentemente congelada en las regiones polares) siberiano en 2012, supo que tenía que investigar.
Resulta que el mamut bebé de 28.000 años, apodado “Yuka”, era justo lo que Iritani buscaba. En un experimento innovador, su equipo de investigación revivió con éxito las células antiguas de Yuka, según reveló este mes la revista Scientific Reports. Leer más
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