La nueva estrategia de
Carles Puigdemont cara el 21D es otra manipulación de victimismo.
Por Bruno Perera
Según las noticias que
se están publicando hoy 28/11/2017, Carles Puigdemont ex presidente de Cataluña
en el exilio, ha anunciado que, tal vez solicite a Bélgica la anulación del
recurso que presentó contra la extradición emitida por el Gobierno de España
sobre su persona.
Por ende analistas políticos
y cualquiera que tenga dos dedos de frente reconocen que Puigdemont intenta esta nueva jugada política
de volver a España sin ser extraditado porque tiene la intención de provocar al
Estado para cuando arribe a la frontera española el Tribunal Supremo lo mande
detener y encarcelar, y así él piensa
que podrá continuar con su plan de víctima, con cuya estrategia espera que los
independentistas catalanes le voten creyéndolo que es un líder maltratado que
lucha por la libertad de su pueblo.
Puigdemont se equivoca
porque no se da cuenta que el Estado viéndose entre la espada y la pared con su
llegada, no tendrá piedad de él, y tan pronto haya traspasado la frontera española será encarcelado y
acusado por haber cometido delitos de: prevaricación, sedición y quizás también
rebelión.
Lo que yo pienso de
esta maniobra política es que Puigdemont sabe con toda certeza que será
extraditado desde Bélgica a España, posiblemente el 6 de enero del 2018, y que
mientras está en Bruselas le es difícil ganar votos que le puedan garantizar
algo de (fuero) que le aleje de la cárcel. Por ello se la quiere jugar a una
sola carta concluyendo que es mejor ahora enfrentarse al toro de la Ley antes
de ser encarcelado de todas formas en enero. Y más aún sabiendo que el artículo
155 se mantendrá en vigor incluso meses después de las elecciones del 21D.
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