Una
moratoria turística sería un respiro necesario para Lanzarote y las Islas
Canarias
Por
Bruno Perera
La ONG
Lanzarote Loves Tourism informa que Lanzarote corre el riesgo de otra manifestación contra el
turismo.
Ver noticia:
Yo, sin
aplicar tantos temores, digo lo siguiente en este artículo.
En un momento en que el turismo se ha convertido en un tema candente en las Islas Canarias, es fundamental replantear nuestra estrategia.
En lugar
de manifestaciones en contra del turismo, que a menudo generan más división que
soluciones, propongo una moratoria turística que ofrezca un respiro a la
población local. Esta idea no es nueva; ya en los años 1998-2000, el Cabildo de
Lanzarote, bajo la presidencia del difunto Enrique Pérez Parrilla y con el PSOE
en el gobierno, intentó implementar una moratoria que, lamentablemente, no tuvo
éxito.
En aquel
entonces, la isla estaba experimentando un crecimiento desmedido en la construcción
de camas turísticas, y dentro de la misma locura no había los servicios básicos
como suficientes carreteras; los teléfonos malamente funcionaban, el agua
potable escaseaba y, por si fuera poco con todo esto, las vías de circulación
estaban llenas de basura y muchas veces se encontraban con animales muertos.
A pesar
de mis reiteradas solicitudes a través de Radio Lanzarote para que se llevara a
cabo esta moratoria, su implementación fue fallida. Muchos empresarios,
anticipándose a la posible entrada en vigor de la moratoria, solicitaron
licencias de obras para nuevos hoteles y apartamentos. El resultado fue un caos
que, al final, perjudicó tanto a la industria turística como a la comunidad
local.
Hoy, la
situación es aún más crítica. Las Islas Canarias son un territorio limitado, y
es esencial que reconozcamos que un aumento desmedido del turismo no solo
impacta negativamente al mismo sector, sino también en la economía total de las
islas porque encarece el suelo y afecta el acceso a la compra y alquiler de
viviendas. Por ello, urge establecer una moratoria por x años que frene la
construcción de nuevos hoteles, complejos de apartamentos y viviendas
vacacionales. Esta medida es vital para detener la especulación sobre el suelo
y la escalada de precios en la compra y alquiler de viviendas.
Además,
una moratoria turística consensuada podría tener efectos positivos en otros
aspectos sociales. Al reducir la presión turística, podríamos ver una
disminución en la llegada de inmigrantes, tanto legales como ilegales, a través
de pateras y/o aviones. Asimismo, se podría contribuir a la disminución de la
delincuencia y las okupaciones. Pero sin moratoria por x años, siempre habrá
oenegés manipuladoras que convencerán a la población descontenta que no
encuentra una vivienda digna donde vivir, a que salga a la calle en
manifestaciones poniendo de antemano que el turismo es el culpable de su
precaria situación social y económica. - Manifestaciones que pondrían al
turismo en rebeldía contra Canarias.
Final.
La construcción de miles de viviendas de interés social contribuiría a que la
clase trabajadora se sintiera más segura y satisfecha al saber que puede
acceder a un hogar digno. Esto es especialmente relevante en un contexto en el
que, en los últimos tres años, los precios de la cesta de la compra han
aumentado un 40% y los alquileres de larga duración un 60%, e incluso más,
dependiendo de la zona en la que se desee comprar o alquilar. Además, como
sabemos, en los pueblos turísticos, los precios de compra y alquiler de
viviendas se triplican, lo que obliga a los trabajadores a residir lejos de los
centros turísticos.
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